La Selección Española de Fútbol afortunadamente lleva años siendo exponente de la mejor calidad en el fútbol mundial, pero no siempre ha sido así. Antes de la Eurocopa 2008 y el Mundial de 2010, la seña más famosa de nuestra selección nacional se medía por los fracasos y maldiciones: Que si "la maldición de los cuartos", que si "otra vez Francia" (es terrible como se puede colar algo en el imaginario colectivo como el balón al cielo de Raúl en la Eurocopa 2000), que si la nariz sangrante de Luis Enrique y la actuación del árbitro... Y todos, dependiendo de la edad con la que llegues hoy a esta noticia, recordaremos algunos más. Pero la gran mayoría lo vivimos desde casa o el bar, siguiendo el partido con una pasión comedida, mientras que los jugadores estaban en el campo de juego a muchos kilómetros de aquí. Pero siempre se podía oír, a través del televisor, el Bombo.
Hoy ese Bombo de España no repicará más, porque Manuel Cáceres Artesero, "Manolo el del Bombo", ha fallecido esta mañana a los 76 años en Valencia. El histórico hincha se pasó 50 años animando y contagiando su pasión por el fútbol en todos los encuentros de la Selección Española en todas sus citas oficiales, además de regentar su bar frente al estado de Mestalla, ahora convertido en uno de los museos del fútbol referentes en el mundo. Manolo fue símbolo de la esperanza, el sufrimiento y la perseverancia, hasta que los merecidos éxitos del deporte, por fin, comenzaron a llegar.
Armado con su famosa boina, su camiseta con el número 12 en el dorsal y su Bombo, quizá el objeto no deportivo más conocido en todo el mundo del fútbol español, Manolo viajó por todo el mundo (dejándose todo su capital por el camino) sin desfallecer jamás, ganándose no solo el cariño de toda la comitiva deportiva, sino también de autoridades, aficionados y de todos los espectadores. Quizá Manuel pasaba desapercibido cuando colgaba el tambor, pero cuando Manolo el del Bombo animaba, la grada rugía.
Su espíritu permanecerá en el imaginario de la afición durante mucho, mucho tiempo más. Descanse en paz.