Cuando salió con la primera hornada de juegos de Nintendo Switch hace ya un lustro, Mario + Rabbids Kingdom Battle sorprendió porque era una exclusiva sobre un concepto rabiosamente original: los mundos del Reino Champiñón y de los conejos locos y fiesteros otrora colegas de Rayman se unían en una interpretación muy accesible y entretenida del género del combate táctico, además con unos gráficos preciosos propiciados por el motor Snowdrop de Ubisoft.
Aquel lanzamiento fue una sorpresa muy bienvenida en el primer año de vida de la máquina híbrida, y con el recibimiento del juego quedó claro por qué Shigeru Miyamoto había depositado su confianza y confiado su obra más universal al director Davide Soliani. Entonces la segunda parte estaba cantada, pero lo mejor es que, si bien podrían haber apostado por ampliar y construir sobre la fórmula original, decidieron primero revisarla y retocarla. Y si a primera vista pudo parecer que no hacía falta, después de pasar más de 30 horas de juego con esta secuela celebramos que así lo hicieran, porque Mario + Rabbids: Sparks of Hope es una obra más redonda como resultado.
Los que vengáis del original (no hace falta salvo para que personajes y mecánicas resulten familiares) encontraréis aquí una experiencia más ágil, abierta y libre. Dentro del combate, sin mostrar el casillero aunque actúe de forma subyacente, queda una interfaz mucho más limpia, con unos movimientos nada enrevesados y unos elementos gráficos más bonitos. Comparad cualquier gameplay y saltará a la vista.
Fuera del combate, sin embargo, es donde más gana esta segunda parte a la hora de añadir variedad y alternativas curiosas al 'core' de las batallas. La exploración de los distintos planetas, si bien bebe de algunos conceptos introducidos en las caminatas del original, ahora es una delicia y acentúa considerablemente la sensación aventurera. Esos planetas, basados en las estaciones del año, son bellos dioramas a recorrer cual minimundos abiertos y están repletos de puzles, secretos, acertijos, actividades, personajes y, por supuesto, más batallas.
Quitando la ocasional misión secundaria repetitiva o poco inspirada, para que os hagáis una idea del diseño de estos mundos, las tareas están tan bien dispuestas junto con la misión principal de limpiar la zona de Ascoridad que me veía incapaz de abandonar un planeta sin completarlo todo lo posible. En otras palabras, Sparks of Hope es un placer para completistas y casi nunca parece que estés grindeando, dando vueltas o abrumado por tantos quehaceres. Evidentemente hay algunos retos especiales que me exigieron volver a planetas anteriores una vez alcanzado cierto nivel o reclutado a cierto número de Sparks (ahora iremos a ellos), retorno que hacía con todo el gusto del mundo.
Se nota que Soliani y compañía son fans de Mario Galaxy, y basar toda esta continuación en aquella obra maestra sideral no podía haber sido mejor elección. Los Sparks del título es como se llaman los Rabbid Destellos, unos muñecos estrellados que dan mucho juego a todos los niveles. Primero, porque su 'lore' da para una historia basada en explorar el espacio rescatándolos en busca de Estela y para derrotar a la malvada Cursa. Segundo, porque se equipan como habilidades activas o pasivas en los combates como alternativa a las armas, los objetos y las habilidades especiales de los personajes, muchas veces con un factor elemental añadido. Tercero, porque también van ampliando las formas de interactuar con el mundo.
Imaginad las posibilidades o las distintas combinaciones para afrontar cada combate cuando los personajes están bien diferenciados y complementados de por sí, y luego pueden equipar Sparks sin importar el héroe, además subiendo de nivel a los unos y a los otros. Esto hace que cada enfrentamiento, incluso los menores contra enemigos rasos que deambulan por el mapa, sea tremendamente atractivo y todo lo profundo que quieras a nivel de estrategia. He de reconocer que me gusta echar mis buenos ratos en la fase previa de preparación, decidiendo si baso mi plan en atacar los puntos débiles del enemigo (por ejemplo con un Spark de quemadura), si tendré que blindar o curar a mis héroes (Peach para lo primero o la sanadora Rabbid Peach para lo segundo), si convienen más ataques a distancia o cuerpo a cuerpo (ahí están el francotirador Luigi o el peleón Rabbid Mario) o muchas, muchas cosas más. Quizá interese curar a base de objetos y Sparks y usar otro personaje más atacante. Quizá armas como el Bowzuca de Bowser y sus Rabbid Mechakoopas cambien las tornas. Y todo esto sin mencionar el desbloqueo o mejora de habilidades, las condiciones predefinidas de algunas batallas o, por supuesto, los jefes finales, los enemigos más grandes o los combates especiales con sucesos imprevistos tras varios turnos.
Podría seguir hablando de todas las opciones o recordando momentazos y combos espectaculares, pero como última mención al sistema creo que hay que destacar cómo han desarrollado el salto en equipo. Tan simple como permitir a los héroes abarcar más mapa aupándose en un compañero, ahora gana enteros al tener control manual del planeo y poderes adicionales al caer (por ejemplo repartir salud o infligir daño). Junto con los trampolines de salto añadidos le da un toque más plataformero y, de nuevo, hace que todo sea más libre y ágil. Ya no hay rutas prefijadas, ya no bloquearás la posición del personaje hasta que no decidas hacer su ataque de arma o gastes dos acciones de cualquier tipo.
Y todo está bastante bien medido. Naturalmente, los expertos en el género o que tengan fresco el original notarán algo de falta de desafío en los primeros compases, pero pasadas las primeras 5-10 horas es fácil encontrar retos bastante difíciles manteniendo el modo de dificultad normal ("Media"). Quizá sobra dinero (recoges monedas todo el rato) si no te pasas comprando objetos, y la progresión habría agradecido algunos imprevistos, pero en general es una experiencia muy bien equilibrada que va introduciendo nuevos retos a cada rato para mantener el interés.
Para pillar a Mario + Rabbids: Sparks of Hope en un renuncio hay que ponerlo a prueba fuera de su área de confort. Dada su naturaleza de combate táctico y exploración pausada, se ve apurado únicamente cuando tiene que comportarse como un juego de acción, por ejemplo ciertas imprecisiones al recoger y lanzar objetos o cuando los héroes deben interactúan entre sí pero se entorpecen.
También se podrían señalar un par de glitches menores y el apuro técnico que delata que este juego pone al límite el hardware de Switch, pero como el resultado es tan vistoso prácticamente todo el rato, no hay pega mayor. Cada planeta quiere ser más bonito que el anterior y, si bien las referencias al mundo mariano siguen ahí, la secuela se permite más libertad creativa en interiores y exteriores. Todo viene acompañado, además, de una banda sonora apropiada y emocionante (se nota la mano de Yoko Shimomura, Grant Kirkhope y Gareth Coker) mientras que la historia, con todas sus bromas y chorradas, se ve elevada con una estupenda localización al castellano (los versos de T.A. Manchado dan fe) y un gran número de frases interpretadas por actores con voces en español.
Por todo esto, celebramos la llegada de Mario + Rabbids: Sparks of Hope. No solo es un juegazo cuidado en todos sus aspectos, sino que también es una propuesta absolutamente única en el catálogo de Nintendo Switch... y en cualquiera, realmente. Combina dos universos pero tiene personalidad propia, divierte con su historia, con su aventura de exploración y por supuesto con sus variados combates tácticos, y ha sabido volver a la pizarra para hacerse más completo y divertido.