"Los grandes héroes se forjan juntos"
Ese es el último lema que PlayStation nos dejaba para terminar de abrir apetito para el lanzamiento de Marvel's Spider-Man 2. Insomniac Games, el incuestionable Atlas de PlayStation 5, se ha sacado de la chistera un juego de mundo abierto tras Miles Morales y Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte, que ofrece más de nuestro amigo y vecino Spider-Man, aunque no siempre mejor.
La secuela de Marvel's Spider-Man y Spider-Man: Miles Morales nos lleva de vuelta a la ciudad de Nueva York. Un Peter Parker algo más crecidito, que tarda poco en perder su nuevo empleo, tiene que lidiar esta vez con un problema que se le hace demasiado grande, y que también implica a su "spider-pupilo", Miles Morales.
La historia de esta entrega se reparte entre los dos protagonistas, los Spider-Men que ahora custodian la ciudad. De hecho es esa dualidad la que ha servido de gran reclamo para fans y no fans. Desafortunadamente, el balanceo del guion no es tan equilibrado ni grácil como el de los superhéroes que encarnamos.
Parker y Morales tienen problemas muy diferentes. El primero se topa con el shock de recuperar una vieja amistad y de intentar equilibrar una doble vida que poco a poco está siendo fagocitada por sus obligaciones heroicas. El segundo tiene que dar un paso importantísimo en su futuro, pero la sed de venganza y la sensualidad de los superpoderes le hacen procrastinar más de lo que debería.
Son ramas diferentes que se entrelazan en ciertos puntos de la aventura y que puedes explorar independientemente, pero que a la vez se enfrentan a ciertas limitaciones que rompen el encanto de esta doble historia. Por nuevo e interesante que pueda ser el Spider-Man de Miles Morales, no tiene nada que hacer ante el "problemón" del Spider-Man de Peter Parker, el simbionte y la némesis que todos los fans querían ver, un Venom que va dejando un rastro de migas de pan desde el primer minuto.
Hay todo un desfile de personajes que aparecen para hacer las delicias de los seguidores del trepamuros. No falta la Black Cat de Felicia Hardy, tampoco ese Kraven que hace de catalizador de la historia, aunque sea destrozando y matando lo que pille sin ton ni son. Y no me quiero dejar atrás a Sand Man, Scorpion, Mister Negative, Mysterio, Lizard, los tristes guiños a Shocker y a Vulture, ni a Wraith. Sí, es una ristra de nombres que pueden sonarte a chino si no eres habitual del Spiderverso, pero es que, en el fondo, da la sensación de que Insomniac Games se ha preocupado mucho más por captar al fan que al jugador. Qué demonios, ¡si hasta hay sorpresas con los simbiontes y trajes para Spider-Man que ni el más experto conocería!
Quiero que retengas ese mensaje, porque es lo que mejor define a Marvel's Spider-Man 2. Es una carta de amor para los fans, pero, como juego, se le ven las telarañas más de lo que cabría esperar.
Han pasado cinco años desde la primera entrega, con un interludio protagonizado por el nuevo Spidey y, aun así, coger los mandos a veces es como volver a la primera entrega. ¿Demasiado continuista quizá? Podría, aunque es algo que encaja con una secuela que viene para seguir, no para romper.
Esto no quita que se juegue de maravilla. Insomniac ha cogido el sistema de balanceo y lo ha mejorado. Un poquito más de velocidad, un 'muchito' de nuevas habilidades para mejorar el movimiento, como las Alarañas o los loopings, ¡et voila! Manejar a Spidey por las calles, entre rascacielos e incluso cruzando de una isla a otra es una delicia. Es la verdadera sensación de poder que transmite este juego. Y sí, todo un logro capaz de hacer que, a las 30 horas, te des cuenta de que hay una opción para hacer viaje rápido y sigas sin querer usarla.
Es sorprendente que se consiga un efecto así, porque la estructura de mundo abierto mantiene el sota, caballo y rey de este tipo de juegos. Un montón de lugares de interés a los que llegar, crímenes que surgen mientras te balanceas... En ese sentido, Marvel's Spider-Man 2 no viene a reinventar la rueda, pero sí que sabe jugar bien sus cartas. Hay algunas líneas secundarias bastante interesantes y el gameplay se atreve con una variedad que se agradece tanto por los guiños (esas arañas que huelen a Spider-verse) como por las situaciones que plantean. En una hora puedes jugar una sección como un shooter en tercera persona, viajar entre portales mágicos, ir a una feria universitaria o esperar en un banco sentado junto a un anciano que se había perdido, como buen amigo y vecino que eres. No nos esperábamos una variedad tan amplia, tampoco esperábamos toparnos con el retorno de las secciones de sigilo, algo más divertidas por suerte. ¿Quién quiere jugar a esconderse teniendo superpoderes?
Estas arañas son más peleonas que antes, aunque volvemos a la familiaridad. El sistema de combate mantiene la misma dinámica del primer juego, pero con más opciones. Los Spider-Men, que poseen árboles de habilidades individuales y uno tercero común, tienen varias habilidades propias, aprovechando la picadura venenosa de Miles o las posibilidades únicas de Peter, junto con sus artilugios de siempre para repartir estopa a base de bien. A nivel jugable, los efectos y ejecución son similares entre ambos personajes, y la dinámica de riesgo-recompensa al optar por poder curarte o ejecutar finishers a los enemigos es igual que en el primer juego. El sistema funcionaba bien y sigue funcionando bien a la hora de transmitir la agilidad y contundencia de estos personajes.
Sí es cierto que, al luchar con grupos más grandes de enemigos, la cámara te puede jugar alguna mala pasada, y hay contrincantes que dan muy poco margen de tiempo para esquivar o ejecutar un parry. La dificultad de Marvel's Spider-Man 2 ha subido un par de peldaños. Hay muchas variables a tener en cuenta en momentos bastante frenéticos, con enemigos que atacan desde lejos, otros que tienen escudos, otros capaces de esquivarte, otros que permanecen en el aire... y, para colmo, la piedad brilla por su ausencia en Nueva York.
Todo lo que se ha heredado se ha refinado, ¿y las novedades? Pues no han entrado con muy buen pie. Una de las premisas estrella de Marvel's Spider-Man 2 es el poder controlar a cualquiera de los dos Spider-Men durante la trama. Generalmente, puedes alternar entre ambos cuando quieras, con una transición instantánea, e incluso puede que te topes con el otro Spidey peleando contra un grupo de criminales mientras vas por las calles.
¿Dónde está el problema entonces? En que la mecánica de cambio de personaje es algo anecdótico en realidad. Dejando a un lado la subtrama de cada uno, al final es la historia la que marca con quién jugar y cuándo hacerlo, lo que te impide ver los eventos principales desde otra perspectiva, y ni hablemos de jugarlos.
Es una decisión frustrante, aunque se puede llegar a entender. No puedes tener set-pieces igual de espectaculares cuando tienen un protagonista claro y dejas jugar con otro personaje. Pero también es una decisión que deja a medio gas un planteamiento que prometía más, que establece una linealidad algo extraña en un juego de mundo abierto. De hecho, es la punta de lanza de un problema mayor a nivel argumental: los grandes héroes se forjan juntos, sí, pero el centro de gravedad de Marvel's Spider-Man 2 es Peter Parker y, durante la mayoría de la partida, todo lo demás orbita a su alrededor. Hasta el coprotagonista, Miles Morales, tiene un arco principal que acaba desembocando en algo vinculado a Peter. El crecimiento y desarrollo de ambos es bueno y claro, pero, ¿a quién hay que forjar exactamente? ¿Quién es el verdadero protagonista?
Esa es la piedra en el zapato de Marvel's Spider-Man 2. Todos los demás aspectos son buenos, muy buenos incluso, pero esta limitación es la prueba más clara de las costuras de este mundo abierto. Un mundo que luce muy bien al jugar en 4K, aprovechando las bondades de los 120 Hz y el trazado de rayos, sobre todo en interiores y en escenas nocturnas (no hemos notado caídas de fotogramas en ningún momento); pero que, tras su fachada, esconde una estructura demasiado clásica como para saber jugar con dos protagonistas tan buenos como estos al mismo tiempo.
No deja con mal sabor de boca, ni mucho menos. Spider-Man 2 es muy divertido, su combate es de lo más satisfactorio cuando empiezas a dominar todas las habilidades de los protagonistas y el desplazamiento es brillantemente fino. Además, entierra a los seguidores bajo toneladas de referencias y fan-service con las que van a estar extasiados (hay un momento que vais a disfrutar como niños mientras lo jugáis). Es todo lo que cabría esperar de una secuela, para bien y para mal. Una pena para quienes esperaban algo más. Una enorme alegría para quienes querían más ración de Parker, de Morales y del Spiderverso.