Shigeru Miyamoto había recibido medallas y galardones en todo el mundo, pero aún no tenía el reconocimiento formal de su propia patria. El pasado 6 de noviembre recibió, por fin, la distinción como Persona de Mérito Cultural en Japón, la segunda de mayor nivel. En su discurso, que conocemos ahora gracias a Nikkei, volvió a reivindicar los videojuegos, y a defender su expansión. Pero también dijo algo que suena a pasado.
Tras recordar sus orígenes y agradecer a toda la gente que empezó con él y que sigue trabajando a su lado, lo que para el creador dice mucho de lo que es Nintendo, quiso señalar un problema cultura. Mario nunca podrá ser como Mickey Mouse si algunos padres siguen prohibiendo los videojuegos en sus casas.
"Muchos padres quieren que sus hijos no jueguen a videojuegos. Pero esos mismos padres no tienen problemas en permitirles que vean películas de Disney. No podemos rivalizar seriamente hasta que los pares empiecen a sentirse cómodos si sus hijos juegan con (juegos) Nintendo".
No parece que esa restricción esté siendo un escollo para que la compañía funcione, aunque en esta época de expansión, con tiendas, parques de atracciones, películas o ropa, hubo una frase que marca el alejamiento del genio. Fueron sus últimas palabras, que a la vez son antiguas y nuevas. Esto es lo que dijo Miyamoto, dejando su pasado atrás:
"Mi intención es seguir intentando crear algo nuevo que haga sonreir a la gente de todo el mundo, sin centrarme demasiado en lo que ya hemos creado".
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