Los títulos Monument Valley de Ustwo se han mantenido firmes en lo más alto de las listas de juegos premium para móvil durante más de una década, y por una buena razón. Ahora, la estética minimalista de la serie y su distintiva mecánica de puzles llegan por fin a las consolas. Gracias a su portabilidad y a su pantalla táctil, Nintendo Switch parece hecha a medida para esta inolvidable experiencia. Los dos primeros juegos de Monument Valley, junto con todos sus DLC, ya están disponibles para su compra por separado o como paquete.
En esencia, el modo de juego de Monument Valley permanece inalterado en ambos títulos. El jugador debe guiar a su personaje a través de intrincadas fases laberínticas para llegar a una zona designada marcada por un símbolo especial. Aunque hay una narrativa subyacente, en gran medida toma forma a través de frases crípticas y animaciones abstractas, dejando el significado abierto a la interpretación individual.
En el primer juego, Princess Ida se embarca en un viaje de redención, buscando el perdón por sus acciones pasadas y aprendiendo sobre las consecuencias de la vida. Monument Valley II sigue a Ro mientras enseña a su hijo a encontrar su propio camino y a asumir responsabilidades a medida que crece. Los DLC hacen hincapié en temas de conservación medioambiental, centrándose en la protección de los bosques para preservar el bienestar planetario. Sin embargo, aunque las historias añaden una capa temática, la jugabilidad sigue siendo la verdadera estrella del espectáculo.
Si una barrera bloquea el camino del protagonista, el jugador debe manipular el entorno para eliminar el obstáculo. Dependiendo del escenario, aparecen varios interruptores y palancas, que permiten que el escenario cambie de forma y forme nuevas rutas. Lo que realmente distingue al juego es su inteligente uso de una perspectiva isométrica: en lugar de movimiento libre, el entorno se observa desde un punto fijo, lo que permite rompecabezas que se basan en trucos de perspectiva. Un par de pilares desconectados pueden parecer infranqueables al principio, pero vistos desde un ángulo diferente, forman una pasarela sin fisuras. El mundo se pliega al punto de vista del jugador hasta que el personaje llega finalmente a su destino.
La mecánica del juego es sencilla pero intuitiva. Los jugadores interactúan con el mundo utilizando un puntero y un botón de selección para dirigir al personaje o modificar el entorno. Sin embargo, el puntero solo se mueve entre puntos preestablecidos, lo que a veces puede dar lugar a frustrantes interpretaciones erróneas, que resultan en tediosos clics de ida y vuelta. Naturalmente, cabría suponer que la pantalla táctil de la Switch sería la solución perfecta, ya que permitiría a los jugadores tocar exactamente donde quisieran. Sorprendente y decepcionantemente, el juego no es compatible con la pantalla táctil, lo que obliga a los jugadores a depender de los imprecisos controles del joystick incluso cuando juegan directamente en la pantalla del dispositivo.
Visualmente, Monument Valley parece más arte interactivo que un juego tradicional. Su diseño minimalista, su meticulosa composición y su encantadora paleta de colores crean una estética relajante que es imposible no admirar. Las líneas limpias, las formas sencillas y los detalles vibrantes dan al juego un estilo orgánico único, casi como un origami viviente. Este distintivo enfoque artístico no solo es bonito, sino que permite que los puzles del juego alteren la perspectiva, dando lugar a fascinantes ilusiones ópticas que amplifican su sentido de la maravilla. En Switch OLED, el juego funciona y se ve a la perfección sin ningún problema.
La serena atmósfera se ve reforzada por su tranquilo paisaje sonoro. Las campanadas armónicas y los burbujeantes efectos de audio del juego se mezclan a la perfección con su banda sonora ambiental, elevando sus temas subyacentes de introspección y autorreflexión. El diseño de sonido de Scott Baker capta a la perfección el apacible mundo de Monument Valley, aunque me decepcionó un poco que la pista del tráiler del primer juego -el impresionante Amateur Cartographyde Obfusc- estuviera ausente en el juego real.
Monument Valley se ha ganado merecidamente su reputación. Gracias a su profundidad artística y a su mecánica de puzles única, es más una experiencia que un juego convencional. Sus impresionantes efectos visuales y sus atractivos puzles dejan una impresión duradera. Por desgracia, la aventura no dura mucho: completar el primer juego y sus expansiones apenas lleva unas horas, y la secuela ofrece más o menos la misma cantidad de contenido. Con los títulos individuales a un precio de unos 10 € o el paquete a 18 €, el coste parece un poco elevado, sobre todo teniendo en cuenta que las versiones para móvil están disponibles por aproximadamente un tercio del precio. A pesar del precio, es una experiencia que merece ser jugada.