MUD

MUD salpica los Motocross World Championships con una buena dosis de sabor arcade. Infiere el deporte sobre dos ruedas a un tour de espléndidos circuitos cubiertos de barro, dibujados en prominentes localizaciones por todo el globo. Lo enriquece con terrenos deformables. Lo completa con mucho, mucho aire y caminos que rara vez se ven nivelados o rectos.

Lo que queda después de esta mezcla son pruebas rápidas dispuestas en una modalidad Carrera repleta de eventos, con diferentes pilotos y con mejoras para las motos (para potenciarlas) y para los corredores (puramente estéticas, pero muy chulas). Arenas preparadas para la ejecución de trucos. Un modo multijugador contra otros once corredores. Diversas modalidades de pruebas. Una gran banda sonora. Saltos impresionantes.

El 25% de desarrollo que le queda al juego para que lo pulan los desarrolladores (más o menos hasta primavera), puede esperar.

Por el momento, podemos reflexionar sobre los poquitos títulos sobre dos ruedas que se han visto en PC y consolas en las últimas generaciones. Hay que tener en cuenta que este juego que rebosa arcade por los cuatro costados está desarrollado por Milestone, el estudio afincado en Milán y responsable de WRC2 y la serie SBK.

Ambos contrastan radicalmente con las emociones recreativas de MUD, y pocas veces vemos un cambio tan claro entre dos estilos tan marcados. Sin embargo, un paseo por la casa del estudio (dos pisos en un enorme bloque de oficinas en la ciudad italiana) invitaría a pensar que les pega más la simulación, juzgando por la meticulosa atención al detalle.

El contraste entre los trabajos anteriores y el actual llama mucho la atención. Es como si Milestone se tomara un descanso de su estricto día a día para pasar un fin de semana de locura en el campo.

Naturalmente, este cambio ha dejado su huella.

Sin tapujos se hablaba durante a nuestra visita al estudio sobre la primera iteración del título. No sólo que no estaba a la altura, sino que no acababa de encarnar el espíritu del deporte. Milestone aún tenía que entender "el ritmo" del Motocross.

Así que, a puerta cerrada y unos meses antes de nuestra visita, el juego experimentó una importante reconstrucción. Un motor completamente nuevo y a volver a arrancar. Se nota al subirte a la moto por primera vez: Milestone se ha puesto las pilas para estudiar no sólo los conceptos clave que hacen emocionante al Motocross para los que corren, sino también el poder esencial que tiene el género de las carreras arcade sobre los que quieren jugar.

Porque MUD parece una vuelta al pasado (en el buen sentido), a las sensaciones de aquellas enormes máquinas recreativas con motos que había antiguamente. A falta de la réplica de la moto que pesaba un quintal, claro está.

Seguro que te montaste en alguna en algún momento de tu vida. MUD pone en duda constantemente tu habilidad para mantener la moto en posición vertical en esas pistas cubiertas de barro que atraviesan bosques y suben cuestas imposibles. Como con los buenos arcade racers, pasas casi toda la primera carrera percibiendo las físicas, sopesando tu conducción.

El miedo a pegártela siempre está presente en la mente de nosotros, jugadores arcade. Y también en MUD. Será por tomar una curva cerrada al principio o por asumir la correlación entre acelerar y frenar un poco después, pero el caso es que inclinábamos el cuerpo instintivamente, como si con nuestro vaivén pudiéramos esquivar más fácilmente las barreras que delimitan el circuito mejor que con nuestros expertos dedos sobre las palancas del mando. Como en aquellas máquinas.

Sin embargo, el miedo se acaba pronto, gracias a la inmediata sensación de libertad, de la exuberancia que te deja sin aliento en el punto más alto de un salto o de un truco. MUD limita los trucos durante la carrera a un sólo movimiento: el "scrub". Es como un giro horizontal, con las ruedas golpeando el aire al frente y un lado de la moto y el piloto mirando al suelo. El movimiento arranca cuando coges algo de distancia respecto al suelo. Si sales del truco y aterrizas bien, mejorarás la velocidad de la moto (¿alguien dijo Mario Kart?).

Bailamos con la muerte bastante de cerca, mordiendo el polvo más de una vez y escuchando los gruñidos del personaje. Para todos nosotros, "proyectos de pilotos" que nos quedamos en aquello de admirar las maravillas de las dos ruedas en la vida real, ya fuera por falta de pasta o por temor escondido, las carreras de motos en los videojuegos ofrecían una oportunidad para enfrentarnos a ambos. Lo mismo pasa con MUD, porque nos vimos implicados desde el principio, concentrados en las líneas de carrera, intentando dejar atrás a los demás.

Si tuviéramos tiempo para contemplar, habría mucho que ver en los alrededores. Los circuitos dejan claras sus raíces y herencia arcade: por aquí y por allá hay marcas de Midway, SEGA y de otros cuantas fuentes de inspiración para el diseño.

Habrá pistas en Alemania, España, República Checa y otros muchos lugares, todos adornados con el habitual catálogo turístico de referencias fotográficas a ambos lados del circuito, a medio camino entre el homenaje artístico y el estereotipo genérico.

Parece una vuelta al mundo para disfrutar, pero estuvimos limitados a un pequeño puñado de trayectos, una carrera en cada uno. Las otras modalidades el juego, donde está toda la chicha, se quedaron en la presentación en vídeo y en lo que pudimos ver en los monitores del estudio cuando dimos el paseo.

Por tanto, es complicado adivinar cómo quedan todas las partes juntas. Es un sub-género, como habíamos dicho, que tiene relativamente pocos representantes. Pero también, quizás eso es lo que hace a cada nuevo competidor tan atractivo.

La variedad (mejoras en la progresión y los diferentes modos) dictará la longevidad y el interés del juego. Pero mucho más importante, y para enganchar al jugador, es clavar la emoción y la precisión (exagerada o no) de montar en una motocross.

Y es justo en eso en lo que se están concentrando en Milestone. No queda mucho para saber si, después de este enorme salto, consiguen enderezar la moto al posar las ruedas en el barro.