Análisis de Nioh: El Fin de la Masacre

Nioh es uno de esos juegos que hicieron que el arranque de este año fuera tan rico y variado. El Team Ninja tenía tres expansiones planeadas que han añadido contenido y modos de juego distintos sin dejar que pasara su primer año de vida. La última se llama El Fin de la Masacre y cierra tanto la trama general como el arco argumental del segundo DLC, que recogió los hechos históricos en torno a las revueltas de Japón de 1615. Pero no está hecho de forma que o lo juegas o te quedas a medias, la conclusión del juego base es más que suficiente.

Una bruja amrita del oeste, María, está reuniendo tropas para hacer frente a Ieyasu Tokugawa, que había salido triunfante de Sekigahara en la campaña central. Son solo tres misiones que se desarrollan en los alrededores y dentro del castillo en llamas de Osaka, y eso significa que ya para empezar en los escenarios tenemos poco interés.

Puede que tres misiones puedan parecer mucho, pero no es el caso. Son largas, mucho más dado lo despacio que vamos a avanzar la gran mayoría de jugadores debido a la elevadísima dificultad. Ni siquiera con un personaje bien trabajado y optimizado y 120 horas de experiencia te libras de la muerte constante. Es un nivel de dificultad sádico que te obliga a parar en la progresión y a perder bastante tiempo 'grindeando' para mejorar un poco más las armas y el equipamiento. Y ni por eso, al final tuvimos que pedir ayuda a un amigo de nivel muy alto para poder acabarlo. Ni el camino fue placentero ni el final fue satisfactorio, así que al llegar a los créditos lo único que te queda es un resoplido.

La composición de los escenario es aburrida, pero el diseño de niveles es tan bueno como siempre. Hay 25 kodamas nuevos que encontrar y para algunos hace falta usar ítems de un nivel específico. En concreto, hay cañones en puntos concretos de la fase que sirven para romper obstáculos y los bichines esperan justo detrás. Aunque a veces también se abre algún atajo o aparece algún altar para hacerte la vida un poco menos puñetera.

El mayor problema está en los enemigos, en su agresividad casi suicida y en su poder, porque te pueden matar de dos o tres toques. Tú no, para acabar con ellos te doca golpear diez o doces veces, dependerá como siempre de arma y posición. Además, no vienen solos, como siempre hay unos cerca de otros y se acumulan, así que hay que tirar de un extra de paciencia y de cuidado para no alertar más de la cuenta. Invita a usar esos truquitos de siempre en este tipo de juegos que, sin embargo, hacen la partida aún más pesada. Total, que al final se convierte casi en una tarea mecánica.

Al menos estos enemigos de nivel algo sueltan muchos objetos. En esta expansión no hay ninguna clase nueva de arma como en las anteriores, pero al menos sí caen muchas verdes de gran valor. Y como eso de coleccionar y entrar en su menú a poner las cosas al gusto es un punto positivo, por esta parte sí que toca disfrutar más.

El abismo es un modo de juego nuevo creado específicamente para quienes quieran seguir jugando una vez que termina todo. Son varios retos organizamos en forma de plantas de un edificio, y en cada una hay seis partes. Al principio hay que escoger uno reto entre cuatro, porque al final te va a llevar a un jefe distinto que no es tal y como lo conocías, está 'chetado'. Podrías irte de cabeza a por él, pero no va a funcionar.

De nuevo nos chocamos contra el muro. Solo el principio ya es un poco exagerado de dificultad. Hay algunos requisitos mínimos para empezar y también hay algún cambio en el planteamiento, como en el medidor de energía. Al menos aquí puedes traerte a dos amigos para que te ayuden, pero además de los recursos que cuesta la invocación, solo puedes invitar a quienes hayan comprado el DLC, así que no parece que vaya a haber demasiada gente disponible. Es una pena porque es un modo cooperativo con muy buena pinta, podría ser el mejor de todo el juego, pero para eso tendría que haber sido una descarga gratuita. Y como de contenido no iba muy sobrada esta expansión, pues se ha quedado así.

Desde un punto de vista técnico Nioh también ha llegado a su límite. Si pudiéramos escoger, lo mejor hubiera sido una tasa de refresco de imagen más fluida porque hay algunos bajones de fps. Excepto por eso, todo tiene una punta excepcional. Los vídeos cinematográficos son espectaculares, el trabajo de voz es bueno y las animaciones, muy convincentes.

Tras acabar el modo historia, pero no todas las secundarias, el contador se ha parado en unas 130 horas. Si os gustó el juego desde el primer momento y tenéis ganas de más y no os da miedo lo que os estamos contando, pues adelante. Son unas 15 horas más repletas de crueldad y sufrimiento, pero también es un reto a sumar en un género que se ha construido en base a esa imagen. Al menos su parte de la trama no es necesaria para tener la visión real de la historia. Además, el nuevo modo tiene su aquel.

Y con esto el Team Ninja ha demostrado que sabe haber juegos de acción y combates intensos. Complejo, con un diseño de niveles fabuloso y técnicamente de categoría. Si lo metemos en el subgénero de los Dark Souls, sin duda es el mayor rival que le ha salido a From Software. Algo digno de admirar.