Diputada pasa de Rajoy y juega con los chuches al Candy Crush

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LaSexta descubrió poco después del suceso que la app con la que se distraía Celia Villalobos durante el debate no era Candy Crush Saga, sino el juego Frozen: Free Fall, de mecánica y aspecto similares.

Comenzado el mes de marzo, la diputada todavía no ha pedido disculpas ni ha dado explicaciones, en contraste con la reacción del parlamentario inglés.

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Las noticias tristes relacionadas con el sector de los videojuegos no solo tienen que ver con despidos, cierres, insultos, abusos o incluso robos y timos. Por desgracia, en línea con el boom de los jueguecitos para dispositivos móviles, últimamente proliferan los casos en los que pillan a políticos pasando olímpicamente de su deber de servir a los ciudadanos por echar una partidita en plena celebración de importantes reuniones o debates.

Hace nada nos hacíamos eco del caso del parlamentario británico Nigel Mills, cazado jugando a Candy Crush en una reunión. Pero lo acontecido ayer en España, si bien se trata de la misma 'app', es un acto si cabe más vergonzoso y grave, no sólo por lo rápido que pidió perdón Mills en su día en comparación, sino también por la gran importancia del evento que se celebraba en Madrid.

Fue en pleno debate sobre el estado de la nación cuando La Marea (vía Público) pilló in fraganti y en vídeo a Celia Villalobos jugando a Candy Crush Saga. El presidente del gobierno estuvo hablando largo y tendido en una de las sesiones más trascendentales de su legislatura, pero Villalobos, para más inri su subordinada en el PP y vicepresidenta de la cámara, prefirió invertir un rato de su jornada laboral en toquetear 'los chuches' de su pantalla táctil en busca de la máxima puntuación.

En otras palabras, la responsable de presidir el órgano que representa al pueblo español en una de las sesiones más importantes del año estuvo durante varios minutos más pendiente de un pasatiempo. Todavía no se han recogido reacciones ni disculpas, ni de Villalobos ni de su partido, pero como era de esperar ya se están sucediendo críticas y bromas irónicas, tanto desde la oposición como desde unos ciudadanos lógicamente indignados.