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Ori and the Will of the Wisps

Ori and the Will of the Wisps - impresiones E3

Nos dejamos embelesar por su belleza y su carisma.

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La era dorada de Xbox 360 ayudó a forjar la imagen de que Microsoft tenía la consola a la que acudir en busca de acción, shooters y juegos de deportes, con Gears of War y Halo marcando el camino. Pero, aunque Xbox One haya perdido gran parte del apoyo de la escena indie, no hay que olvidar que aquella consola contribuyó al surgimiento de un desarrollo independiente atrevido y creativo, con proyectos como Super Meat Boy o Limbo.

Y también con un juego llamado Ori and the Blind Forest. Unos cuantos directivos del gigante americano financiaron esta aventura que nació con la idea de capturar esa forma de trabajar y de gustar tan distinta a sus grande producciones. Años más tarde ha llegado el momento de una secuela, que debe crecer a partir de la semilla que dejó el original. La pregunta, el miedo, es saber si será capaz de mantener su nombre.

Con esta mentalidad hemos recibido Ori and the Will of the Wisps, que tuvo el honor de hacer acto de presencia en la conferencia de Microsoft del E3 2018. Allí mismo es donde tuvimos ocasión de probar la demo, en la que no había nada de su historia, pero al menos sí representación de los otros dos pilares que sustentan esta franquicia: un mundo espiritual y mágico y una jugabilidad exigente.

Ori and the Will of the Wisps
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La demo que pudimos probar en el Teatro Microsoft de L.A. transcurría en una zona desértica. Fiel a la identidad de la serie, el estilo de los entornos simulaba la pintura sobre un lienzo, con un nivel de detalle máximo, encargado de dar sentido a cada rincón y cada grieta. Solo con caminar por los parajes de este juego disfrutas de la experiencia, sobre todo la primera vez, pensando qué es lo que habrá más allá.

El diseño audiovisual se erigió como el sostén del resto. Los paisajes sonoros minimalistas que marcaron al primer juego repiten con más espectacularidad y son responsables de que te pases todo el tiempo como maravillado. En concreto, vas aprendiendo a disfrutar de los pequeños detalles del diseño de niveles a medida que vas ganando habilidades para moverte en cada medio, para surfear esas dunas o penetras por sus grietas de cristal. La mecánica de saltos es rápida, algo que Ori comparte con Super Meat Boy. Pero la demo era tan corta, y tienen motivos, que no pudimos visitar en profundidad ni siquiera esta zona. Por lo menos nos sirvió para saber desde ya que Ori and the Will of the Wisps es un videojuego bonito y conseguido.

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Más allá de la presentación, nos centramos en extraer lo máximo a esos minutos de juego para ver cuánto ha evolucionado en estos años. Queremos destacar que esta secuela pone más énfasis en el combate, a diferencia de la primera, que era prácticamente un juego de plataformas bien hilvanado. Los enfrentamientos con enemigos se repetían con frecuencia para demostrar una y otra vez que son fluidos y tienen su toque de profundidad para un juego de acción lateral. Sabemos que irán desbloqueándose más habilidades y objetos a medida que avance la partida, como una lanza mágica o un martillo, o incluso una espada. También nos quedamos con lo bien que responden los controles a cada movimiento, y de la adecuada actuación de los enemigos. Pero una cosas es usar un habilidad y otra quedarse mirando el espectáculo que supone ponerla en acción, y valga como ejemplo, el instante de fantasía que suponía utilizar la lanza, perfectamente integrado en este mundo.

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Quedamos asombrados de lo bien trabajado que estaba esta entrega que apenas acabamos de conocer. Y todo era tan fascinante que no tuvimos tiempo de encontrar algo que no nos gustar en este nuevo viaje de Ori. Aunque no cabe duda de que una demo bien hecha tiene ese objetivo, enseñar pero también impresionar, porque quizá en el futuro lleguen fragmentos más flojos.

A menudo tratamos de comparar los videojuegos con otras formas de arte, sobre todo cuando se ve una intencionalidad clara por parte del equipo de diseño, y con Ori and the Will of Wisps el empeño por deleitar a los sentidos es innegable. Lo que hemos podido ver y jugar en tan solo unos minutos es muy prometedor, y no solo porque entra por los ojos y por los oídos, también por esa evolución de la jugabilidad al añadir un sistema de combate más profundo a su gameplay fluido. Xbox One tendrá aquí una gran exclusiva en 2019 si nada se tuerce.

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