Si hemos aprendido algo de No Man's Sky y Elite: Dangerous es que a los juegos de exploración del espacio les cuesta mantenernos enganchados, sobre todo por su enorme tamaño. Si el escenario tiene que ser un infinito repletos de bostezos porque es imposible producir contenido para rellenar tanto, la pregunta es, ¿de verdad hace falta una galaxia entera por la que perderse desde el minuto uno?
Puede que la respuesta de verdad la tenga Star Citizen si llega a estrenarse del todo. Pero mientras eso ocurre, y llevamos años esperando, Mobius Games ha hecho un ejercicio de sinceridad con un juego llamado Outer Wilds que se plantea el género de otra forma. No vamos a evitar las comparaciones, porque es precisamente en la ausencia de algunos tópicos donde mejor salen paradas estas decisiones.
Aquí no hay un universo que se extiende sin parar por el que vagar, solo un sistema solar de un tamaño considerable y varios planetas con una pintaza estupenda. Tampoco hay una facción pirata rival que te acose ni batallas esquivando rayos láser con la nave, el peligro está en el terreno que hay que explorar. Tampoco hay unas descripciones detalladas de paneles, cañones, luces o tornillos de dentro o de fuera del transbordador, lo que lleva al jugador de aquí para allá es una estructura endeble y demasiado grande que parece hecha de tablones arrancados de los barcos de Sea of Thieves.
Eres uno de los miembros de Outer Wilds Ventures, un grupo de exploradores y de arqueólogos que van por ahí en busca de Nomai. Se ha descartado que aparezcan supervivientes, no tiene ese toque emocional. De hecho, si no fuera por las secciones de plataformas y por la exploración, parecería un juego de un documental de caza. Pero es impresionante cómo logra desviar tu atención de lo que es y llevarte por donde quiere.
No basta con aterrizar en un planeta y darse una vuelta. Cada cuerpo celeste posee sus propias reglas, normas y condiciones, ya sea su fuerza de gravedad y cómo afecta al desplazamiento, un clima que obliga a ir muy poco a poco o una estructura que borra tu rastro por la superficie al ritmo de un tic-tac. Hay mucha variedad y esa es una de las claves para que nunca te aburras y sigas avanzando en busca de más, sobre todo cuando vas descubriendo qué es lo que hay escondido en la oscuridad.
Hay que hablar del tiempo. Si juegas, es probable que mueras de repente y no tengas ni idea de lo que ha pasado. Tienes 22 minutos para recopilar tanta información como sea posible, que es lo que tarda el sol en entrar en una supernova que lo engulle todo. Justo antes de que te despiertes como si nada, a salvo en tu saco de dormir. Puede que parezca un rollo, pero todo lo que consigas se va guardando en la nave, es decir, ya está hecho para la siguiente vuelta. De esta forma, Outer Worlds consigue que los misterios de su mundo y su narrativa a base de documentos marquen el paso al jugador.
Su banda sonora también es sensacional (y la puedes escuchar en Spotify si quieres). Al principio sí que buscas a algunos miembros de la expedición para ir recopilando información. Para hacerlo, tienes que orientar tu rastreador en busca de alguna señal, que procederá de un instrumento a lo lejos. Puede que escuches un banjo solitario en torno a una hoguera o en las profundidades de un bosque, pero lo mejor es cómo han logrado asociar cada sonido con lo que espera más allá. También son geniales la pieza principal y la composición que precede al momento en el que la supernova te devora.
Todo lo que sube baja, y en este viaje por los cielos también hay que aterrizar un poco en la realidad. Nos ha chocado bastante la falta de una estructura narrativa a la que agarrarse, y quizá es porque no hay ni un tema ni unos personajes atractivos. Es como tener una historia troceada entre puntos de difícil conexión, y que no es fácil conectar entre sí por falta de guía. No hay doblaje de voz y al final todo lo que procede de Nomai empieza a sonar igual.
Tampoco le hemos encontrado mucha opción para una segunda vuelta. Una vez que lo tienes todo explorado y ha perdido ese misterio se queda sin argumentos para hacerte volver. Puedes fingir que no sabes lo que va a pasar para alargar un poco más la partida, pero es como engañarte a ti mismo y presentarte con ilusión a tu fiesta sorpresa de cumpleaños que ya te han chivado.
Aspectos negativos que están ahí pero que no aprecias hasta el final, porque mientras tanto la partida a Outer Worlds te va dejando unas buenísimas. Al reducir el universo a una zona controlada y dar un margen temporal a las partidas, Mobius Games ha logrado crear un explorador del espacio muy especial, que no cae en los errores típicos del género. Así que ya sabéis, más grande no es siempre mejor.