Oxenfree II: Lost Signals

El misterio es algo maravilloso en torno a lo que construir una historia. Cuando los acontecimientos son enigmáticos y extraños, cuando todo no está del todo bien y cuando lo que se presenta exige algo de ti como espectador, puedes tener la receta para algo realmente exitoso. Oxenfree II: Lost Signals contiene sin duda muchos de estos ingredientes, pero antes de profundizar en todas las cosas maravillosas que ocurren en este juego, quiero retroceder en el tiempo hasta su predecesor. El primer Oxenfree fue un sólido debut para Night School Studio y, durante los últimos siete años, he pensado en ese juego de vez en cuando. Sin revolucionar directamente nada, me pareció fresco, diferente y acogedor y, por supuesto, misterioso y un poco espeluznante.

Han pasado siete años y aunque mucho es familiar en la estructura del juego, creo que esta vez se ha perdido mucho en el guion del juego y en cómo avanza la historia. Todo lo que había en su predecesor también está aquí; es una aventura que une espacio y tiempo y presenta lo mismo de sucesos terroríficos que la última vez, pero donde el primer juego aún daba la sensación de que la historia estaba anclada en algo más humano, con los pies en la tierra y algo que podías captar, no se puede decir lo mismo de la secuela.

La protagonista, Riley, regresa a su ciudad natal, Camena, donde tiene que colocar antenas por toda la ciudad, y pronto conoce al ligeramente excéntrico aunque encantador personaje Jacob para que le ayude. Es en estos encuentros donde se encuentra lo mejor de Oxenfree II. Sus diálogos bien escritos y su creciente vínculo son los puntos fuertes del juego. Al igual que en el primer juego, aparecen tres opciones de diálogo sobre la cabeza de Riley durante las numerosas conversaciones del juego, y puedes controlar sus respuestas y reacciones a casi todo lo que se dice.

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Creo que este aspecto, el diálogo en sí, es realmente bueno. Me gusta cuando los personajes reflexionan sobre lo que está pasando y lo que se está diciendo, y los numerosos intercambios de historias entre Riley y Jacob son atractivos en muchos sentidos. También hay otros aspectos eficaces, como la pequeña ciudad y sus alrededores, que resultan acogedores, y los gráficos caricaturescos en 2,5D, que funcionan bien para este tipo de juego de aventuras. Aunque hay algún incómodo retroceso, cada nueva parte de Camena ofrece algo agradable a la vista. También me gusta cómo la música, los efectivos sintetizadores, añade un agradable e intrigante ruido de fondo y, aunque no haya melodías que recordar, es atmosférica en grado sumo. Todo parece muy retro, lo que encaja perfectamente con la aventura, y la presentación es algo que realmente me gustó en el primer juego, y me gusta aquí también.

El juego consiste casi exclusivamente en moverse por los entornos, escuchando y participando en diálogos. No solo hay que hablar con Jacob, sino que Riley tiene un walkie-talkie para mantenerse en contacto con su jefe, y en los distintos canales aparecen más personas misteriosas. También hay algunos pequeños rompecabezas, pero consisten casi exclusivamente en encontrar la frecuencia correcta en la radio que Riley también ha captado. Es una pena que no haya más puzles, ya que podrían fomentar la exploración del entorno. Únicamente existen para ser recorridos, para que el diálogo tenga lugar en algún sitio. Me habría gustado que la secuela incluyera algunos elementos nuevos, ya que se siente muy vacía en términos de interactividad real. Aunque este es el tipo de aventura que los desarrolladores quieren ofrecernos, no estaría de más tener algo más que hacer cuando la localización es tan acogedora y los efectos visuales tan bonitos.

Oxenfree II: Lost Signals intenta contar varias historias a la vez, con las misteriosas cosas que ocurren cuando Riley y Jacob despliegan su primera antena, proporcionando el marco que permite que la historia gire en otras direcciones. Hay mucho que decir sobre la historia principal y los temas que se tratan junto a ella, pero como es prácticamente toda la experiencia, no voy a decir nada sobre lo que ocurre. En lugar de eso, quiero diseccionarlo un poco, porque aunque sin duda hay momentos para recordar, no creo que siempre salga bien, o incluso que funcione a veces. No me molestan en absoluto sus elementos sobrenaturales ni que profundice en el retrato de los personajes. Por el contrario, el espacio y el tiempo no funcionan como deberían y todas las demás locuras que ocurren son, por supuesto, el eje principal de este juego, pero es bastante saltarín y desordenado. En el primer juego, cuando Alex y sus amigos "consiguieron" abrir la grieta que causó todos los problemas, los acontecimientos que siguieron fueron más naturales en su alocado contexto.

No tengo la misma sensación en Oxenfree II cuando esto ocurre. Por supuesto, esto puede explicarse por el hecho de que el trabajo de base establecido en el primer juego ya está hecho, y ya es una característica aquí, puesto que esta aventura tiene lugar cinco años después del primer juego, y el pueblo está cerca de donde tuvo lugar su predecesor. Pero para mí, había varios elementos de la historia que simplemente no me gustaban. Es un poco como intentar crear misterios porque sí, y no conseguir que resulten coherentes. Además, los elementos espeluznantes, que me parecieron muy eficaces en su predecesor, no son tan impactantes aquí. Ya había experimentado variaciones de los mismos, así que esta vez no golpean con tanta fuerza.

También creo que falta un poco de darnos lugares memorables para explorar, aunque el mapa por el que te mueves es extenso, me hubiera gustado ver más. Hay algunos lugares interesantes, pero en general habría esperado más del contenido de esta secuela. Aparte de una nueva historia y algunas mecánicas de juego nuevas, esto se siente muy similar a lo que obtuvimos hace siete años, y al final, temo decir que esto no llega de la manera que esperaba. Los diálogos de Riley y Jacob, agradables, naturales y bien escritos, son lo que más me ha gustado, y dado que se trata de una aventura relativamente corta, creo que merece la pena volver a jugarla para ver si la historia y el misterio le gustan más a otra persona. Los desarrolladores del juego también han destacado que las decisiones y los acontecimientos de la ciudad pueden suceder de formas muy distintas dependiendo de dónde te encuentres y qué decisiones tomes, y aquí quiero ser transparente y decir que no tuve tiempo suficiente para jugar muchas veces y ver cómo se manifestaban otros caminos y elecciones. Tampoco soy el tipo de jugador que hace esto muy a menudo, así que la historia y los acontecimientos que obtuve son simplemente lo que me llevo como experiencia y por lo que juzgo mi aventura.

A pesar de la decepción por no haber alcanzado cotas más altas, Oxenfree II: Lost Signals está bien, pero no pasa de ahí, salvo en algunos puntos. Es sobre todo mi experiencia personal con la historia del juego y la forma en que se presenta el mayor obstáculo para que alcance el mismo tipo de sensación que me produjo la aventura que disfruté hace siete años. El primer Oxenfree simplemente me pareció mucho más memorable que esto, lo que puede considerarse una pequeña pega.