Análisis de Pokémon Mundo Megamisterioso

Hay que remontarse al año 1980 para comprender en toda su magnitud juegos como el que ocupa este análisis. En dicho año vio la luz Rogue, un arcaico título de exploración de mazmorras con una característica tan especial que creó un género: la capacidad de generar de manera aleatoria los pisos de la mazmorra cada vez que se visitaba la misma.

El género en cuestión se llama Rogue-like, y no fue hasta bastantes años después que la franquicia Pokémon dio a luz a un spin-off fórmula original que abrazaba este sistema. Hablamos, por supuesto, del primer Pokémon Mundo Misterioso. Con la llegada a las tiendas de Pokémon Mundo Megamisterioso se lanza al aire la pregunta acerca de si la subserie derivada sigue fresca y divertida.

La premisa principal de Pokémon Mundo Megamisterioso es que el jugador encarna no a un entrenador, sino a un Pokémon, que a su vez se ve acompañado por un número de compañeros, en una mazmorra generada al azar con diferentes objetivos, a saber encontrar a cierto personaje, derrotar a un jefe o simplemente llegar a cierto piso. Antes de nada, el juego hace al usuario una serie de preguntas de lo más variopintas y con las respuestas recibidas asigna al jugador un Pokémon dependiendo de su carácter (entre un abanico que incluye a casi todos los iniciales y algún icónico como Pikachu). Por suerte, esta entrega asume que al jugador puede no gustarle el resultado del test, permitiendo elegir Pokémon si no se está satisfecho con el que el juego ha asignado. Lo mismo pasa con el personaje compañero del protagonista, que tiene una importancia mayor en la trama.

La experiencia de juego se divide en dos tiempos diferentes. Por un lado está la preparación inicial en la ciudad, donde se pone a punto el equipo y la bolsa de objetos, así como los movimientos de cada Pokémon. El contraste a esta calmada planificación lo pone el núcleo de la partida, que es la exploración de mazmorras. En cada uno de los laberintos, los protagonistas se mueven por una suerte de rejilla cuadriculada. A cada movimiento del jugador, los Pokémon en ese piso se mueven también, ya que en este juego están bien a la vista y no ocultos en la hierba alta. Existen diversos objetivos como encontrar a cierto personaje en cierto piso de la mazmorra, pero por lo general el principal fin es encontrar la escalera que lleva al siguiente nivel generado al azar.

Por el suelo de cada piso se pueden encontrar numerosos objetos que cumplen funciones muy concretas, como curar puntos de vida o dormir a Pokémon rivales. Estos objetos pueden pasarse por alto al principio, pero tienen una importancia vital ya que como se detalla más adelante, la dificultad del título exige hacer uso de los mismos. Existen otro tipo de objetos que sirven solamente para paliar el hambre, y es que cuanto más se mueva y combata el protagonista, mayor será su hambre, llegando al punto de perder vitalidad si se tiene el estómago vacío. Una buena comilona permite seguir de aventuras en la mazmorra.

Los combates siguen una estructura similar a los que hicieron a la franquicia Pokémon lo que es, solo que se controla a una sola criatura. Por cada movimiento propio, la CPU mueve a los enemigos, lo cual favorece el moverse con cabeza para afrontar a cada rival. Una vez en contacto, se puede elegir uno de los cuatro ataques que cada criatura puede aprender, usar los útiles objetos o incluso intentar huir. También se puede ejercer un mínimo control sobre los compañeros limitando los ataques que realizarán para optimizar la estrategia.

En un juego de esta categoría es sorprendente ver que la dificultad del mismo está bastante equilibrada incluso desde su inicio. Desde la primera mazmorra es necesario plantearse con estrategia el movimiento y el combate y el uso de los objetos, y no es para nada un título que se deje jugar a lo loco. Es de agradecer este aspecto, si bien provoca alguna situación algo injusta sobre todo al principio. Por ejemplo, puede ocurrir la mala suerte de escoger un Pokémon que sea débil respecto al tipo que campa por las primeras mazmorras (nuestro pobre Turtwig lo sufrió).

Existen ciertos factores que hacen de Pokémon Mundo Megamisterioso un juego de una aproximación algo complicada. Por un lado, el intento del juego por crear una historia es casi inexistente. Es cierto que Pokémon nunca destacó por sus guiones, pero en este caso la narrativa llega a ser un tedio tal que más de una vez nos encontramos deseando que se callaran todos los personajes para poder explorar una nueva mazmorra. Por otro lado, hay que mencionar un aspecto que es característico de los juegos roguelike: en un título que se basa íntegramente en la exploración de mazmorras generadas al azar de forma procedimental el factor repetición es constante. El progreso en la partida y las recompensas se basan en la repetición de tareas similares, y aunque cada mazmorra es diferente la esencia es la misma, y esto puede echar atrás a más de un jugador.

En resumen, Pokémon Mundo Megamisterioso es un juego competente en su género, que sigue realizando una apuesta genial para encarnar a un Pokémon y no a un entrenador, con más de 700 criaturas que obviamente no pudimos localizar todas en el tiempo (ya considerable) que hemos jugado para este análisis. Por desgracia, también hay que mencionar que a pesar de la inclusión de cada vez más Pokémon y megaevoluciones, se puede intuir un estancamiento en la saga, y si se eres un jugador al que no le gusta la repetición de tareas muy similares, o que necesita de una buena historia para seguir adelante, no es el título más recomendable. Aun así, puede dar decenas de horas de juego a un usuario que quiera, una vez más y ante todo, hacerse con todos.