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En este mundo post-apocalíptico de id Software las armas dan la corona. Rage es un el retorno juguetón y sin barreras de un desarrollador que ha estado demasiado tiempo alejado de un género en el que hizo historia. Y tras dos horas en el páramo luchando contra bandidos, escapando de mutantes y haciendo trabajillos por dinero, podemos decir que el estudio no ha perdido nada de fuerza. Rage conserva la esencia de Doom y Quake. Se ha cocinado igual.

Captura a la imaginación desde el primer momento. Para un juego tan centrado en la violencia, la escena de vídeo inicial es lo más impactante para la bella calma en esta descripción de la extinción humana. La cámara sigue a un inmenso meteorito que se dirige a La Tierra a través del espacio mientras la música proporciona un ambiente relajado formando un contraste cruel. Se oyen unas palabras, algo sobre el Proyecto Edén y proteger el futuro.

Un salto en el tiempo para saber que el Proyecto Edén es un plan del gobierno para proteger a personas clave en compartimentos subterráneos y así garantizar la continuación de la versión de la civilización concebida por los gobernantes.

Y despiertas de un sueño extasiado. Otras cápsulas de tu bunker no han sido capaces de cumplir su cometido de protección humana. Estás solo, eres una reliquia, la última esperanza para que la sociedad resurja. ¿Qué habrá quedado ahí arriba?

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Al llegar a la superficie la situación es aún peor. Te ves atrapado en un mundo destruido y compruebas que no eres el único superviviente. Lo primero que te encuentras es que en la superficie no todos han muerto, la población no elegida también sigue ahí, aunque ha formado una nueva era de mutantes que luchan por hacerse con carne a cualquier precio. Además saben del Proyecto Edén y conocen las salidas, por lo que esperan a cada elegido como si fuera un abrevadero.

Pero también hay más supervivientes del proyecto. Por suerte llegaron a tiempo para rescatarte y para ponerte a salvo en un centro cercado en el que se explica qué es la nueva sociedad, realmente. Las palabras y las promesas no valen nada, todo es acción.

Rage también es sorprendente en sus momentos más tranquilos, que se expanden una vez pasada la intensidad inicial, entre tiroteo y tiroteo. Las conversaciones con el resto de personajes son breves, pero su lenguaje corporal y el tono le aportan personalidad. También ayuda muchísimo el doblaje, con John Goodman poniendo voz a Dan Hagar, nuestro rescatador y maestro al inicio del juego. El brillo y las arrugas de sus caras, con un toque de humedad, le acercan más a Half-Life que a Gears of War, por lo que al final la relación con esta gente es más que reconfortante.

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Hagar es el líder de un pequeño asentamiento, mitad base militar mitad gasolinera. Es uno de los dos que hay en esta región, separado tan solo por un par de kilómetros de carretera ruinosa y desigual. Una distancia corta, más a causa de conseguir que el jugador no tenga un inicio demasiado complicado que por problemas de programación o de diseño, aunque la sensación de aislamiento se pierde. En ellas viven personajes NPC típicos como el ingeniero, el médico, el entrenador de combate, etc.

Conversando con ellos irán surgiendo misiones secundarias vertebradas siempre con la historia principal, muy útiles para explorar en detalle el terreno. Y así, entre los dos campos, pasarán la mayor parte de tus dos primeras horas de juego.

La conducción es otro de los elementos básicos en este terreno hostil, repleto de bandoleros sobre monstruosas máquinas armadas sin límite. Tendrás ocasión de aprender a conducir, obtener certificados y echar carreras. Si triunfas irás mejorando tus habilidades al volante, aunque el problema principal es que aquí id Software no ha hecho un trabajo a la altura del resto del juego. La conducción es muy arcade, con miniturbos y derrapes incluidos, aunque el circuito ni siquiera invita a girar el coche con brusquedad.

Entendemos su dilema, ya que tenían que crear algo que los fans de los FPS disfrutasen de forma rápida, sin perder su tiempo de guerra en aprender cómo conducir. Sin embargo es imposible olvidarse de Beyond Good and Evil y de cómo aprovecharon el hovercraft para darle otro toque distinto a la jugabilidad mientras unía unos terrenos con otros. Es un poco la tarea que tiene aquí el boogie que tendrás a tu disposición.

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En Rage también hay que esperar mucha variedad. Basta con echar un ojo al menú de estadísticas para saber qué es lo que se nos viene encima e incluso antes de llegar a Wellsprings el buzón de tareas se irá llenando con encargos sólo para valientes. Es un sitio renderizado con mucha belleza. Extraños sentados en las esquinas, tuberías goteando, suciedad, peligro, pecado y, por supuesto, oportunidades en cada esquina.

Hay un tablón de trabajos en el que encontrar misiones secundarias fácilmente; de un vistazo vemos uno sobre una persona desaparecida. En el bar Second Chance puedes echar unas cartas y contar tus historietas. Unos tipos jugando a algo con Realidad Aumentada hablan de un programa de televisión. Y así con varios detalles que muestran su riqueza, todo, recordemos, en la primera ciudad.

Pero donde realmente importa la variedad es en el combate. Aquí no hay una introducción amable ni un tutorial para aprender los movimientos. Más allá de unos simples movimientos de cámara, todas tus tácticas nacen en la batalla. En el fondo se adapta a la realidad de este nuevo mundo: adáptate o muere.

Al principio te prestan una pistola en condiciones, como si id Software quisiera a propósito darte esa arma de la que todo los FPS reniegan. Así vuelves a descubrir que la respetas, porque el estudio te la va a dar más tiempo del que crees y del que te hubiera gustado tenerla. En concreto, toda la misión. Es casi un genocidio en un hotel de 5 estrellas (discutible) que tienes que limpiar de bandidos.

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Esta primera refriega es brillantemente aterradora. Los bandidos salen de su cobertura o se tumban frente a ti para disparate. Tratar de dispararles a la cabeza es una locura porque con esos cuerpos atléticos son capaces de saltar hasta el techo y de botar de aquí para allá como posesos. No es que la IA sea perfecta, pero al menos disimulan muy bien su carencia.

Rage tiene una perspectiva muy rica de la vida y de la muerte, de la supervivencia, que está incluso más allá del final de la partida. Cuando te matan aparece un minijuego del que depende con cuánta vida vas a volver a jugar. Por suerte, el desfibrilador que te devuelve a la vida también tiene un efecto secundario sobre tus enemigos y les matará a todos con una descarga.

Para la segunda mission conviene prepararse nuevas armas, ya sea comprándolas o fabricándolas con las piezas y basura recogida, porque los bandidos llegan con armadura y requieren o un gran tiro certero o unos cuantos de calidad. Quienes hayan jugado Rage HD en iOS recordarán la ambientación.

Al final resulta un combate duro. Ya han pasado cuatro horas y parece que estamos jugando a algo diferente. Como ya hemos dicho: variedad. Del menú de armas nos llega de repente un resumen completo y rápido y un nuevo apartado. Estamos llegando a la base del jefe final de la misión, el líder de un oscuro grupo con nombre tan seco como rotundo: Autoridad.

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Tienen aspecto de súper soldados con una armadura de cuerpo complete y cascos tremendamente resistentes, como ostras que hay que romper para llegar a la carne que esconden. Son rápidos y además parece que se aprenden tus tácticas. ¿Cómo matar entonces a la Autoridad? Eso queda a tu elección.

Algo que acabamos de aprender es que a cada arma le sirven varios tipos de balas. Por ejemplo, acabamos de recibir unas llamadas Fat Boy que son más dañinas. Además los menús de selección de armas y de balas están al alcance con tan solo pulsar un botón. Apenas llevamos unas horas y aquella vieja pistola está equipada con pilas eléctricas y chips de control mental. Sin mencionar que también hemos quitado a uno de estos rufianes su rifle con cargador RG y un revolver.

Hay un toque de diversidad de combate con un estilo BioShock, una proposición interesante que nos ha tenido probando armas a la ligera por el mero hecho de ir combinando. ‘Esta para freír armaduras, esta para usar a enemigos como bombas humanas infiltradas..."

Es el tipo de juego que te pide que vueltas atrás en el camino o que te invita a que salgas un poco a ver la luz tras tanto tiempo en la oscuridad de la cueva de los bandidos. Piénsate cómo vas a ir vestido porque va a ser importante durante toda tu aventura.

Sabemos que solo hemos visto un trocito de este gigante, pero conducción aparte, los distintos tipos de jugabilidad por separado ya son suficientes como para emocionarte y que esperemos que acaba siendo de uno de esos FPS impactantes. Quizá las misiones no están tan enlazadas como nos gustaría, pero eso también invita a buscar que es lo que toca hacer después.

Este estudio trata de demostrar que es posible alcanzar la diversidad de Bioshock y el diseño del mundo amplio de Fallout, sin perder un sistema de combate que atrapa que ofrece tanto profundidad a futuro como satisfacción al instante, solo posible con tiempo de reacción puro y precisión. Es decir, un FPS con las miras de un action-RPG.

id Software tiene razones suficientes como para levantar el dedo corazón, o el miembro amorfo sustituto de este mundo post-apocalíptico, a sus competidores. ¡Que empiece el juego!

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