Es una locura lo rápido que vuela el tiempo, pero ya han pasado 13 años desde que Red Dead Redemption se lanzó por primera vez. El juego nos trasladaba a 1910, una época de cambios para el Salvaje Oeste. El gobierno ha decidido que la ley y el orden son necesarios y que el país debe alejarse de su estilo de vida incivilizado de cuatreros y pistoleros sin ley. Y aquí es donde entramos nosotros, o por nosotros me refiero a John Marston, el héroe no escrito del juego.
Marston, un hombre que intenta reconducir su vida y lucha por dejar atrás su pasado criminal, se ve de repente arrastrado a un juego gubernamental para derrocar a su antigua banda y a sus antiguos compañeros de armas y a los que solía llamar familia. El juego en sí era fantástico hace 13 años y me encantaba cada minuto que pasaba a caballo. Tener tanta rienda suelta, valga la redundancia, en un juego era increíblemente gratificante y realmente querías experimentarlo y verlo todo. Querías poner a prueba los límites, y las sorpresas eran muchas. Allá donde ibas había gente que necesitaba tu ayuda y a veces no te daba mucho tiempo a darte cuenta de lo que estaba pasando. Sin ir más lejos, oías gruñir a los lobos cuando salías a cabalgar y te dabas cuenta de que algún pobre tipejo estaba a punto de convertirse en un bocado si no los detenías.
El juego en sí tenía muchos puntos fuertes y uno de ellos era aquella historia tan conmovedora y bien escrita. Una trama de traición de viejos aliados, de amistad a través de las fronteras y de lo lejos que se llega por amor. Aderezada con silbidos de balas de plomo, olor a sudor y cuero, tabaco de mascar y alguna que otra hemorroide tras demasiadas horas sobre la silla de montar. Otro punto fuerte del juego eran los increíbles personajes que te vas encontrando a medida que viajas por la pradera. La tozuda hija del ranchero, Bonnie Mcfarlane, que te salva la vida al principio de la historia, el irlandés borracho y poco de fiar que podría disparar a su propia madre si se lo pidieran. Pero el que más impacta es nuestro John Marston que, a pesar de su origen no tan loable, es un hombre honesto que no duda en hacer lo correcto cuando el momento lo requiere.
Los actores de doblaje del juego fueron extremadamente buenos a la hora de dar vida a los personajes y hacer que cada uno fuera increíblemente único, pero eso también es, al fin y al cabo, un don que Rockstar siempre ha tenido, elegir al hombre adecuado para el trabajo. También tienen la habilidad de hacer juegos vibrantes en los que cada uno vive su vida sin importarles si estás ahí sentado con tu mando o no. Los peones del rancho hacen su trabajo como deben, arando los campos y herrando a los caballos. Las prostitutas de los bares se lanzan al regazo de un cliente que llega, y algún vaquero enfadado inicia una pelea fuera del salón que acaba en un tiroteo a muerte. Donde otros juegos suelen parecer un mero telón de fondo con las mismas caras en todos y cada uno de los PNJ, el pulso en Red Dead Redemption late como debe, lo que me hace pensar en la serie Westworld.
También era maravillosamente fácil desplazarse por el enorme mapa si utilizabas el viaje rápido a través de tu hoguera o te subías a una diligencia que te llevaba rápidamente a donde necesitabas ir. Por desgracia, sin embargo, el tiempo de viaje dentro de las misiones era bastante largo, ya que a veces tenías que recorrer largas distancias para desplazarte, lo que a menudo podía parecer puro relleno al cabo de un rato, una vez que te sabías las rutas hasta en sueños. Mi acaparador interior también echaba en falta objetos de colección innecesarios para husmear, las flores y las pieles de animales simplemente no me daban el pego.
Por suerte, las cartas de cigarrillo se convirtieron para mí en algo parecido a atrapar Pokémon. En mi opinión, exploras más cuando hay algo que cazar. Pero claro, los mapas del tesoro me dieron algo parecido de todas formas, aunque me pareció que no era suficiente teniendo en cuenta lo grande que es el juego. Luego tenemos todas las misiones que me mantuvieron constantemente ocupado a lo largo de la aventura. Misiones que me hicieron sentir como si estuviera en una gloriosa película del oeste y pudiera experimentar lo que se siente al caminar un día con los grandes zapatos puntiagudos de John Wayne, con espuelas y todo.
He tenido que ensillar mi caballo y cabalgar con hombres valientes en una partida para vengar el saqueo y la destrucción de un rancho, he estado en la Revolución Mexicana y he pasado de contrabando una ametralladora Gatlin con un carro tirado por caballos para agujerear a cientos de forajidos. He arreado ganado y rescatado caballos de un edificio en llamas y he capturado a criminales en busca y captura con mi lazo. También he disfrutado con las pequeñas misiones secundarias en las que he buscado a un caníbal en las montañas, he rescatado a un hombre sospechoso que no para de meterse en líos y he salvado a una doncella de una mordedura de serpiente. Todo lo que cualquier vaquero normal hace a diario en el indómito Salvaje Oeste... y he disfrutado cada minuto. Porque se mire por donde se mire, este juego es el simulador de vaqueros perfecto, hasta el punto de que casi puedes sentir las rozaduras en los muslos, los callos en las manos por las riendas y el polvo en la cara de todo un día de cabalgata cuando sueltas el mando 40 horas después y vives tu propia vida más cómoda. Pero todo esto fue hace trece años.
Entonces, ¿cómo es el juego hoy en día, ahora que el desarrollador de juegos Rockstar lo ha lanzado una vez más, pero esta vez para Nintendo Switch y PlayStation 4? ¿Y cuál es la diferencia? El mayor cambio es que, a diferencia de hace 13 años, este es un juego que ya he jugado, que ya he experimentado. Me sé la historia de memoria y reconozco cada camino que recorro.
La voz de John Marston me resulta tan familiar como la de mi propio padre, las armas me encajan en las manos y los controles me parecen naturales. Al fin y al cabo, no ha pasado mucho en ese aspecto, aparte de que me he hecho mayor. Es el mismo juego. Todos los rumores que circularon durante mucho tiempo sobre un remaster en Unreal Engine 5 acabaron reducidos a un simple port del juego lanzado en 2010. Claro, los gráficos son un poco más nítidos, las texturas un poco mejores, pero no porque el juego haya sido remasterizado, sino porque ahora se ejecuta en una consola cinco veces más potente que PlayStation 3, lo que permite 1080p en lugar de 720p. Y esto no es realmente lo que queríamos en 2023. Queríamos mucho más, porque sabemos que es claramente posible si se quiere hacer bien el trabajo y no solo se quiere hacer caja.
Porque más o menos eso es lo que parece esto, una forma fácil de volver a pasar por caja para un juego que casi todo el mundo tiene ya en las estanterías de su casa. Puede que no hubiera dicho tanto si esto hubiera estado disponible para descargar por unos euros, pero cobrar el precio completo parece un robo teniendo en cuenta que en realidad es un juego de hace 13 años que sólo ha sido empaquetado en una caja nueva. Para ser sinceros, Red Dead Redemption no es un juego que haya envejecido mal si nos fijamos en la versión de PlayStation 3 desde antes. Al mismo tiempo, se echa en falta algo que obtuvimos durante la anterior entrega: el soporte multijugador.
Puedo decir con satisfacción que he evitado todos los bugs, algo que me temía, teniendo en cuenta cómo me fue con su último "remaster", que ni fue un éxito ni estuvo libre de ellos; estamos hablando de Grand Theft Auto: The Trilogy - The Definitive Edition, que daba pena siquiera ejecutar. No hay forma de que esto no nos guste, RDR era un juego fantástico y lo sigue siendo hoy en día, pero esto es un atraco descarado como ningún otro. En lugar de limitarse a sacar exactamente el mismo juego que salió hace 13 años (a un precio directamente ridículo), Rockstar debería haberse currado un remake en toda regla con todo lo que ello conlleva, sobre todo en estos tiempos en los que casi todo lo viejo vuelve a ser nuevo en algún momento.