Remnant: From the Ashes

¿Alguna vez has pensado en meter un mod de escopetas en Dark Souls? ¿Y en llamar a un par de colegas para cargaros juntos a ese jefe tan puñetero? Si has respondido que sí, entonces Gunfire Games tiene la solución a tus problemas, y su nombre es Remnant: From the Ashes.

Todo se desarrolla en un mundo postapocalíptico en el que la raza humana está al borde de la extinción a manos de un mal arcaico llegado de otra dimensión. Nosotros seremos los supervivientes de esa pelea, y tendremos que luchar por sobrevivir al ataque de los horrores para tratar de reconstruir la humanidad. En Remnant: From the Ashes podremos afrontar el desafío a solas o junto con dos amigos más, y encontraremos trazas del estilo FromSoftware, acción, aventura y mecánicas RPG con mundos generados de manera dinámica.

Recorreremos distintos niveles individuales a los que accederemos mediante puntos de viaje rápido parecidos a rubíes brillantes, por lo que no nos encontramos ante un juego de mundo abierto. No obstante, la generación de áreas tipo sandbox son la seña de identidad de este título. Podremos meternos en una zona nueva o familiar y las viviremos de maneras distintas cada vez que volvamos, algo que nos parece muy inteligente y que nos permite rejugarlo varias veces. Esto hará que nos interesemos mucho más en explorar cada zona para hallar todas las mazmorras que esconden los materiales necesarios para mejorar y crear objetos.

La creación de objetos es una parte muy importante en este título porque nos permite llegar en condiciones a ciertas áreas y plantar cara a enemigos más duros. La idea tras este sistema es recolectar tanto material como podamos -distintas variedades de hierro, partes de monstruos, cristales, geodas y hasta objetos sobrenaturales de tierras extrañas- que podremos llevar a distintos comerciantes. Se encuentran en las bases y centros de control, y si tratamos con ellos podremos subir el nivel de nuestras armas y armadura o añadir ventajas a nuestros objetos para aumentar sus estadísticas o sumarles efectos extra.

En lo que respecta al armamento cada personaje contará con dos armas de fuego -un arma principal y una secundaria- y un arma cuerpo a cuerpo. Esto nos permitirá escoger entre distintos tipos de arma, encontrando desde escopetas, revólveres y espadas hasta rifles de asalto, pistolas y guadañas. Hay de todo para todos los estilos de juego.

La mejor parte de contar con un equipamiento personalizado es que podemos mejorarlo y llevarlo con nosotros tanto tiempo como queramos. No nos forzarán a utilizar ningún tipo de arma que no nos guste y podremos mejorar nuestras armas tanto como queramos si contamos con los materiales necesarios. Aún así hay un pequeño problema, y es que las armas no se encuentran fácilmente como en el resto de títulos ligados a cajas de botín. Aquí habrá que completar una serie de requisitos específicos, y para ello a veces nos tocará esperar a que aparezca una mazmorra determinada en la partida que estemos jugando, o bien tener suerte y que la obtengamos tras derrotar a un jefe. Este proceso no es malo de por sí, pero puede ser bastante tedioso cuando estamos buscando un arma específica y la suerte no está de nuestro lado.

Además de las armas también podremos mejorar a nuestro personaje mejorando alguno de sus atributos. Cuando subimos de nivel -con la experiencia ganada derrotando jefes- obtendremos unos puntos que nos permitirán subir cualquiera de los atributos que deseemos. Por ejemplo podremos mejorar nuestra resistencia o incluso nuestros ojos para mejorar el daño desde lejos. En total contaremos con 32 atributos mejorables hasta el nivel 20, lo que demuestra que han dedicado bastantes horas a esta característica del juego.

En Remnant: From the Ashes encontraremos una gran variedad de enemigos contra los que combatir. Nos las veremos contra cuatro razas de enemigos, y cada una contará con un reino distinto, como por ejemplo los Vástagos en la Tierra, o los Pan en Yaesha. Los Vástagos podrán adoptar multitud de formas y tamaños. Algunos parecerán duendecillos gorditos con raíces, otros serán arqueros invisibles que empuñarán arcos poderosos, y otros se podrán inmolar tras una carrera en llamas hacia nosotros. ¿Qué queremos decir con todo esto? Pues que hay más variedad de enemigos que bombones en la Caja Roja de Nestlé.

Los jefes también serán muy variados y cada uno contará con su propio set de mecánicas y nos darán objetos distintos cuando los derrotemos. Cada raza tendrá sus propios jefes, pero también se dividirán por tamaños. Podremos toparnos con jefes de mazmorra que serán más fuertes que los enemigos normales, pero no tendrán nada que ver con los jefes de cada mundo, ya que ellos serán el verdadero reto. La única parte negativa de la regeneración de los mundos es la posibilidad de encontrarnos de nuevo con el mismo jefe cuando volvamos a un nivel. Aún así cada vez que luchemos contra ellos tendrán estadísticas y habilidades distintas, por lo que en sí cada encuentro será diferente a los anteriores.

Y para hacer aún más interesante la dinámica de juego podremos contar con hasta dos amigos más para acompañarnos en nuestra lucha. No obstante, el juego se adaptará al aumento de supervivientes en el mundo de distintas maneras. El número de enemigos aumentará por cada jugador añadido, lo que hará que se complique la experiencia. Por otra parte, si nos unimos a la partida de otra persona no nos llevaremos el progreso a nuestro modo personal, puesto que las mazmorras y mapas que juguemos en su partida no serán las mismas. Esto implica que habrá que decidir entre jugar solo o acompañado para poder seguir la trama. Según lo que hemos podido jugar, la mejor opción es jugar acompañado.

El nivelado de la dificultad puede ser el problema más grande que tendremos que afrontar en este juego. La mayoría de las veces no será necesario prestar mucha atención al detalle o ser muy habilidoso, y podremos superar algunas zonas sin ningún problema, así que no es tan Dark Souls. No obstante, a veces nos encontraremos a jefes tan fuertes que no sabremos si es nuestra culpa por no cogerle el punto o es que está "chetado". De hecho, es complicado saber en qué dificultad debemos jugar cada partida, porque si lo jugamos en el modo normal no nos toparemos con ningún reto, pero si lo subimos un poco aprenderemos la definición de sufrimiento.

En resumidas cuentas: contamos con un uso de las armas muy fluido, un modo cooperativo, una gran variedad de enemigos, armas y mejoras, y la regeneración de los mundos permite que cada partida sea una experiencia distinta. Es una pena que la dificultad cambiante acabe terminando con la paciencia de cualquiera, y es que no es normal que algunas partes las pasemos con los ojos vendados y en otras tengamos ganas de apagar la consola directamente. Remnant: From the Ashes sigue siendo una experiencia muy divertida a pesar de esos problemas, y no deberías dejarlo pasar si te consideras un fan de los juegos de aventura llenos de acción o de los RPG.