Análisis de Return of the Obra Dinn

Lucas Pope es conocido por hacer juegos que van más allá de lo común, como por ejemplo con el lanzamiento de Papers, Please, en 2013, en el que te ponías en la piel de un agente de policía que controla la frontera de una distopía ficticia. Papers es único porque cuenta su historia a través de la revisión de pasaportes y este mismo deseo de contar historias mediante mecánicas innovadoras persiste en este nuevo lanzamiento: Return of the Obra Dinn.

El Obra Dinn es un barco fantasma que ha perdido a toda su tripulación, así que juegas como un investigador que tiene como tarea averiguar qué pasó con esta gente y por qué, todo por un hombre llamado Henry Evans. Aun así, ¿cómo es posible? Bueno, es bastante fácil cuando tienes un reloj de bolsillo que te permite viajar en el tiempo hasta el momento de la muerte de cada cadáver que descubras.

El juego se va aclarando poco a poco desde el primer muerto que encuentras y, tras transportarte a un momento congelado en el tiempo en el que la persona perdió la vida, ocurrirán más cosas, como que se abran puertas o aparezcan más cuerpos. Solo podrás comprender qué ha pasado a bordo si sigues el interminable camino, pero el problema es que estos acontecimientos no se desvelan en orden cronológico... Los cuerpos se entremezclan sin respetar en el orden en el que perecieron.

Tu objetivo, por así decirlo, es introducir fragmentos cruciales de información de cada miembro de la tripulación en tu registro: quiénes eran, cómo murieron y, en algunos casos, quién los mató. A medida que avanza el tiempo y ves cómo se desarrolla la trama, los acontecimientos sobre los miembros de la tripulación se esclarecerán más y más y el juego te recuerda a menudo sobre cuántos de los destinos de las 60 almas valientes has decidido. Es una zanahoria que cuelga y que hay que seguir y, gracias a cada detalle de la información que puedas determinar, tienes la sensación de haberlo conseguido con tu esfuerzo. Es un poco como Tacoma, de Fullbright, en el sentido de que haces uso del sonido y del entorno para averiguar qué ha pasado.

El problema es lo increíblemente desafiante que puede llegar a ser, ya que solo hay un par de momentos en el diálogo que se te presenta (que precede al momento congelado en el tiempo) en el que se mencionan los nombres, así que a veces es como una versión policíaca del Sudoku por cómo especulas sobre los nombres antes de tener pruebas consistentes de quiénes son. Se trata de adivinar y utilizar el razonamiento deductivo para reducir tus opciones.

Además, existe la dificultad de deducir dónde buscar a cada paso, dado que se abren puertas y aparecen cuerpos en lugares aleatorios. Esto tampoco tiene un orden, así que no es tan sencillo como seguir un rastro de migas de pan. Aun cuando encuentras todos los cuerpos, necesitas identificar cómo murieron y es la clase de puzle ideal para la gente que busca algo único y diferente.

La clave es prestar atención a cada pequeño detalle, ya que verás que ciertos personajes reaparecerán una y otra vez en la historia y deberás rastrear las conexiones entre ellos y reconstruir los hechos para descubrir que pasó a bordo. No bastará con que escuches lo que se te dice, sino que necesitarás identificar quién es quién en cada momento congelado y, a su vez, quién es testigo de ciertas muertes.

Return of the Obra Dinn es una maravilla en términos de estilo, dado que todo en este rompecabezas en primera persona tiene ese estilo visual monocromático de 1 bit que es herencia del antiguo Macintosh, aunque también pueden sumarse a la lista otros filtros como el del Commodore 64. Su crudeza en blanco y negro es también herencia de juegos como Mad World y funciona muy bien para reproducir esta sensación de vivir en un documento antiguo del siglo XVIII o XIX, junto al estilo antiguo del texto que nos aparece en pantalla.

Hablando de documentos antiguos, los acontecimientos de este juego también nos recuerdan a los clásicos cuentos de marineros, cuyos relatos van más allá de lo sobrenatural y lo fantástico y hablan sobre riquezas, avaricia y heroísmo. Se nos presenta un verdadero hilo entramado una vez que unimos todas las piezas y nos damos cuenta de cómo se desarrollan los acontecimientos, pero como suele pasar en los barcos fantasma, no sin una gran carga trágica. La banda sonora también respalda dichos sucesos, tan raros y maravillosos, ya que esos tonos similares a las salomas complementan muy bien a lo que va ocurriendo.

El barco en sí es denso en el sentido que no es muy grande en cuanto a tamaño, pero el juego te mantiene buscando horas para poder desbloquear diversos compartimentos y averiguar dónde encontrar pistas. No todo es tan directo, como te podrás imaginar, y solo podrás saber a dónde ir si piensas más allá de lo que ves. Incluso en el final aparecen el barco y el reloj de bolsillo de formas aún más interesantes, así que el juego nunca deja de sorprenderte.

No podemos imaginarnos lo difícil que debe de haber sido entretejer las historias de 60 individuos diferentes y mantener un registro de ellas, por no hablar de desplegarlas en una trama mezclada, no lineal, así que Pope ha hecho un trabajo narrativo maravilloso. Va más allá de lo fantástico, lo trágico y lo más espectacular, y con el envoltorio tan bonito como el estilo del que hace gala, vale la pena echarle un vistazo si te gusta el misterio o simplemente una experiencia innegablemente única.