Todos los años salen a la venta unos cuantos juegos que despiertan el interés por su estilo visual y artístico. Saltsea Chronicles, de Die Gute Fabrik, es sin lugar a duda uno de ellos. Esta aventura narrativa es uno de los títulos más sorprendentes que he visto en mucho tiempo a nivel visual pero la pregunta es, ¿está la jugabilidad está a la altura de su apariencia? Es una pregunta muy compleja, a la que me ha costado encontrar una solución.
La idea de Saltsea Chronicles es liderar a un grupo de personas en un mundo inundado, con el fin de encontrar y desentrañar el misterio que rodea a su capitana secuestrada. La narrativa en sí está muy ramificada y repleta de opciones, lo que significa que las decisiones que tomemos afectarán directamente la historia, los lugares que visitemos y las personas que conozcamos por el camino. Por eso, podéis estar seguros de que vuestra aventura en Saltsea Chronicles probablemente será muy diferente a la mía, incluso aunque la base principal del juego sea muy similar.
Al igual que algunos juegos de aventuras con mucha narrativa, Saltsea Chronicles es un título que prácticamente no requiere intervenciones del jugador. Además de hacer clic en los símbolos interactivos que aparecen en la imagen fija que representa la isla en la que nos encontramos actualmente, todo lo que tenemos que hacer como jugador es recorrer el diálogo y decidir una respuesta adecuada de entre dos opciones cada vez que se da la ocasión. Es un juego muy práctico que presenta una gran cantidad de lectura, por lo que si esos dos elementos de diseño no os atraen, os recomiendo que paséis de Saltsea Chronicles, ya que tendrá dificultades para atraeros y engancharos.
En este aspecto, incluso siendo alguien que aprecia y juega a muchos juegos con mucha narrativa, Saltsea Chronicles me ha parecido un poco plano. El diálogo tiene sus momentos y las decisiones pueden parecer importantes, pero la jugabilidad carece con demasiada frecuencia de cualidades inmersivas y el resto de la experiencia de Saltsea depende demasiado de perdernos y dejarnos asombrar por sus preciosos efectos visuales y su estilo artístico, hasta el punto de olvidarnos de que necesitamos entretenernos con una historia que puede durar más de 10 horas. La lectura de texto durante horas y horas sin ningún elemento de juego significativo que interrumpa las cosas pronto pierde su atractivo, y ya que la narrativa y la historia están ambientadas en un mundo extraño e inusual, no hay un grado de conexión al que acogernos para seguir enganchados a la historia que Saltsea Chronicles pretende contar.
Lo que ha incorporado Die Gute Fabrik en un intento de mantener viva la jugabilidad es un sistema de relaciones entre los miembros del grupo que conforman esta historia. Conforme viajéis por el mundo formado por islas, conoceréis gente nueva y la añadiréis a vuestra tripulación, y os enfrentaréis a Problemas que pondrán a prueba a la banda. Tendréis que hallar la forma de resolver estos Problemas para evitar que se genere un conflicto entre los miembros del equipo, y esto podría ser tan sencillo como hablar con los miembros del grupo para aliviar la desconfianza y la frustración, o bien podría estar relacionado con tener que encontrar objetos (como comida o piezas para el barco al que llamáis hogar) para eliminar los obstáculos que vayan apareciendo. Como mucho, se trata de misiones secundarias de menor importancia, y aunque nos dan algo que hacer aparte de la historia principal, no son gran cosa.
La característica principal que Die Gute Fabrik ha introducido para añadir algunos elementos adicionales es un minijuego llamado Spoils. Es un juego de cartas que cambiará dependiendo de la isla que visitemos en cada capítulo, ya que muchos de los habitantes del lugar juegan a Spoils con sus propias reglas ("en mi isla se juega así" o "mi isla, mis reglas"). Resulta un divertido descanso de los ritmos narrativos pesados, y esto junto a rellenar un libro de pegatinas que documenta nuestro viaje es una forma muy amena de añadir un poco de profundidad a la partida.
Aunque no voy a negar que Saltsea Chronicles tiene un ritmo lento que a menudo deja un poco que desear, esta aventura independiente tiene sus momentos. No diría que es un gran éxito, ya que a veces le cuesta ser entretenido, pero lo que le falta de emoción lo compensa con una presentación realmente asombrosa y una banda sonora atmosférica. A veces parece un cuadro interactivo. Es fascinante de ver, pero no tiene las mismas cualidades inmersivas que muchas de las otras aventuras narrativas que hemos visto últimamente.