Stronghold 3

A pesar de considerarse un juego de estrategia en tiempo real (RTS), la serie Stronghold contaba en su día con todas las características de lo que hoy llamamos "un juego de defender la torre" o Tower Defense. En otras palabras: construye tu castillo, prepara la defensa y espera la llegada del enemigo. Una idea simple, que los desarrolladores de Firefly Studios podían llevar a un nuevo nivel. En 2001 lanzaron Stronghold enfrentándose a todas las limitaciones técnicas y a feroces rivales del momento como Empire Earth. Aun así, se hicieron un hueco a base de buenas historias y una jugabilidad profunda.

El segundo Stronghold apareció cuatro años después, en 2005, y los jugadores tuvieron la sensación de que cuatro años de evolución tecnológica no se habían reflejado en el juego. La serie no encontró el éxito esperado, por lo que la metieron en la nevera otros cuantos años. Ahora, terminando 2011, por fin ejecutamos el tercer juego en nuestro ordenador... descubriendo que el período de reflexión sigue sin dar frutos.

Parece que, tras todo esto, Stronghold 3 es un fósil viviente. Un juego que hace cinco o seis años se habría valorado como un buen ejemplo de estrategia en tiempo real, pero que hoy en día, después de tantos avances en el asunto técnico y en los sistemas de juego, parece un homenaje a cómo se jugaba antaño.

Quizás en lo de ser respetuoso con la tradición no esté nada mal: el género de la estrategia en tiempo real se basa en tres pilares (guerra, economía, comercio), y Stronghold 3 los trata todos al pie de la letra del manual. El jugador puede optar por emprender dos campañas distintas, la primera basada en la fuerza bruta y la segunda centrada en el comercio. En el primer caso, es bastante recomendable prepara un ejército con un fin defensivo al principio y atacante más adelante. En el segundo caso, por otro lado, hay que trabajar la diplomacia, dejando las batallas en segundo lado y atendiendo la gestión de recursos. A esto se añade una modalidad para los asedios y un modo libre. La idea es buena, capaz de mostrar la experiencia desde otros puntos de vista, obligando al jugador a cambiar su estilo en función del tipo de misión.

Sin embargo, comparado con otros juegos de la serie, Stronghold 3 se adhiere algo más a los cánones de la estrategia pura y dura, dejando de lado el tema del Tower Defense que tanto había impresionado al principio. La campaña dedicada a la guerra sirve de ejemplo de este cambio: comenzar con una fuga, construir un pueblo propio, convertirlo en un castillo que pasa momentos de ataque y defensa y tratar de poner fin a la existencia de un soberano sediento de venganza. Bueno, todo eso con unas cuantas ideas nuevas.

La gestión de los recursos, elemento esencial de la estrategia, tiene evidentes problemas de equilibrio. Los ciudadanos parecen consumir una cantidad exagerada de alimentos, lo que obliga al jugador a construir una montón de granjas y campos de cultivo para mantener a su propio reino con vida. En la segunda misión, para mantener en pie a 36 míseros ciudadanos tuvimos que rodear literalmente nuestro castillo de cultivos, empleando el 70% de nuestra población en la agricultura y el pastoreo. Un dato que, de cualquier modo, recalca la distribución de los sectores laborales durante el medievo, pero que probablemente no ayuda en un videojuego.

Añade a esto último los considerables problemas técnicos. Antes del análisis, muchos colegas de otras redacciones de Gamereactor se quejaron sobre errores de todo tipo, desde la interfaz al manejo. Pocos días después del lanzamiento oficial apareció un parche en Steam que corregía muchos fallos, pero el juego sigue lejos de la perfección. Aún hay molestias con la precisión del ratón y graves deficiencias en la inteligencia artificial. Nuestros personajes se mueven torpemente, a menudo dejando las unidades más veloces en manos aleatorias. Otras veces, los puntos de control del mapa no se activan correctamente y la progresión se bloquea, desbloqueándose después sin razón aparente. Todo esto afecta a la longevidad del título, porque muchos lo abandonarán debido a la frustración.

Lo mismo, pero de otra forma, pasa jugando en línea. A veces las partidas concluyen sin saber por qué, por no mencionar las desconexiones del servidor en medio de una partida que duraba ya más de una hora. Te pone la paciencia a prueba constantemente. Y también hay que tener en cuenta que, como el componente online es secundario, el juego genera clasificaciones basadas en el comportamiento de los jugadores cuando usan la campaña en solitario... unos resultados que a veces ni se generan, otras ni se envían.

Stronghold 3 es un juego muy discreto a nivel visual. Los ciclos atmosféricos se han añadido, y se pueden jugar algunas misiones de noche, con enemigos que surgen inesperadamente de las partes más oscuras del mapa. Los modelos de los personajes y edificios son parcos en detalles, algo que no mejora al cambiar el zoom. Cierto es que el juego corre bastante bien incluso en máquinas no muy nuevas, por lo que podría valorarse el tema visual como suficiente si ignoras algunos problemas con la cámara.

La música es probablemente el aspecto más cuidado. Consiste en baladas medievales tocadas con cuerda que consiguen un buen ambiente sin cansar. Pasará más de media hora sin que escuches una melodía repetida. El doblaje también es de calidad, aunque en este tipo de juegos importa más bien poco.

Stronghold 3 parece haberlo pasado mal con ese desarrollo tan alargado en el tiempo. No hay ideas originales, así que en muchos aspectos parece una vieja gloria con la cara lavada. Tiene cosas positivas, y apetecía encontrar dinámicas "puras" de la estrategia en tiempo real más tradicional. Sin embargo, la falta de innovación y las serias deficiencias técnicas lo separan de lo que debería haber sido. Una verdadera pena.