Por fin es oficial el modelo Nintendo Switch Lite, una revisión del hardware del que no habíamos dudado ni un segundo desde que hablaron de ella periódicos con buenas fuentes. Se esperaba una consola más pequeña y enfocada al juego portátil que renunciara a algunas cualidades del modelo actual para rebajar el precio tanto como fuera posible. Al final, Nintendo ha tirado en todo por lo bajo; lo ha hecho en características y también en precio. Lo ha hecho en ambición.
Si por algo nos ha sorprendido la Lite es por el precio. A la espera de saber si en España serán 199,99 euros, rompiendo esa barrera psicológica, o 225-230, han optado por un tramo bajo que marca muy bien la diferencia con el modelo actual. Es un precio de portátil, de portátil cara, pero en nuestras previsiones de invierno no nos imaginábamos que lo establecieran tan bajo, sobre todo por la muy buena imagen y la fuerza de ventas que ha mostrado la marca Switch ante cualquier estímulo positivo. Y un relanzamiento en otra versión lo es.
Lo que en principio parece una buena noticia, queda en algo tibio al entender por qué han podido recortar tanto la etiqueta, y es que los costes de fabricación han descendido a base de llevárselo todo por delante. Ni tiene Joy-Con, con sus sensores de movimiento, su vibración HD o su cámara infrarroja, ni tiene esa conexión a la televisión que le da nombre. Porque por ser, en realidad, ya no es switch. A ver qué líos se hacen ahora los analistas para computar ventas, pues esta no es sobremesa se mire por donde se mire.
La falta de ambición no está en los recortes en sí, está en cómo se han llevado a cabo. Vaya por delante que nos hubiera encantado que salieran con una solución para que siguiera siendo híbrida - más portátil que sobremesa esta vez, pero híbrida. Con algún tipo de adaptador para la base estándar que ya se vende por separado o que puede que tengamos en casa, porque una vez que acepta conexión de mandos Joy-Con externos el factor forma deja de importar para esta transferencia de imagen y el control desde el sofá. Además, el procesador es teóricamente el mismo, así que no varía el rendimiento.
También hemos echado en falta más valentía en el diseño. Bien por la eliminación de los Joy-Con si se mantiene su conectividad WiFi, porque da mucha libertad para despreocuparse por el tamaño y poder meter tijera. Ahora bien, la Nintendo Switch Lite que han presentado es demasiado grande para lo que debería ser y las necesidades. El recorte a la pantalla no ha venido acompañado de un marco más pequeño, justamente lo contrario, y eso es imperdonable en un gadget de hoy en día. Algo de espacio habrán ganado al retirar tantos componentes de los mandos y dejarlos en botones crudos acoplados al chasis.
Los mandos originales de Switch son un hardware relativamente caro por todo lo que llevan y su complejidad. Perdemos el sensor de movimiento, que es uno de los mayores atractivos de estos aparatos, la poco aprovechada vibración HD y la inútil cámara infrarroja hasta la llegada de Nintendo Labo. Es mucho perder y va a pasar factura a la larga al catálogo si el modelo Lite se impone, ya que eliminar alternativas reduce el potencial creativo de los diseñadores y fomenta que los proyectos sean más parecidos, casi vulgares.
Ganamos esa cruceta que tanto han pedido los aficionados para poder jugar a títulos de lucha en condiciones, a los abundantes plataformas 2D o incluso a Tetris 99. Pero, ojo, no vale cualquiera. Vamos a estar muy pendientes de este nuevo montaje y es imperativo que no sea la misma que la del mando Pro, porque es uno de los peores diseños de hardware que ha hecho esta compañía en tres décadas de gaming.
No teníamos mucha esperanzas en que este modelo llegara con una pantalla a resolución 1080p para que estos jugadores pudieran tener la misma experiencia. Hubiera hecho falta un cambio más significativo del chip y afectaría a la temperatura y a la batería, pero quién sabe si con una buena inversión podrían haberlo logrado, porque paneles componentes hay de sobra y no son tan caros. De nuevo una falta de ambición de Nintendo con Switch Lite que ni siquiera ha beneficiado claramente a la batería: los datos difundidos hablan de una mínima mejoría en duración que ni siquiera parece proporcional a los ahorros en reducción del tamaño de la pantalla, conectividad y consumo de los propios mandos.
Claro que solo hemos visto un vídeo y unas cuantas imágenes. Que no hemos tenido la máquina en la mano para comprobar su acabado (esperemos que sea bien resistente), la ergonomía a los mandos o la respuesta de esos botones. Pero cuando colocas los fríos datos uno detrás de otro lo que te dicen es que Nintendo Switch Lite es una apuesta por lo mínimo, en componentes y en precio. Una falta de ambición que esperamos que quede neutralizada con esa supuesta Switch Pro que cada vez pinta más a revisión del modelo estándar con un chip mínimamente más potente que mejore el rendimiento de los juegos más exigentes y no como una minibestia. En cuanto la toquemos os contaremos más.