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The Falconeer

The Falconeer - primeros vuelos

Con las nuevas consolas Xbox Series X y S a la vita en el horizonte, probamos el nuevo shooter aéreo de Tomas Sala.

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The Falconeer es un proyecto sorprendentemente ambicioso que captó mi atención cuando se descubrió como parte del catálogo de lanzamiento de las nuevas consolas Xbox Series durante la presentación de Microsoft del pasado julio. Sorprende su ambición no como una superproducción millonaria con cientos de empleados, sino porque está concebido por un solo desarrollador y es capaz de montar al jugador sobre poderosas aves de guerra para librar batallas en los cielos sobre una tierra de fantasía. Puede recordar a juegos de combate aéreo como Star Fox, y sin duda es una propuesta original que sobresale de entre el resto de la colección de salida. Así, estaba deseando probarlo y tuve la suerte de obtener un acceso anticipado para echar unas horas en los primeros capítulos.

La trama de The Falconeer sucede en un mundo arrasado por la guerra conocido como The Great Ursee, una zona en la que las distintas facciones involucradas en el conflicto están separadas por importantes masas oceánicas. Sin hacer spoilers, os contaré que en cada capítulo peleas para una facción distinta, lo que sirve al juego para mostrar los problemas de las tierras y las distintas perspectivas culturales. Para aportar a ese trasfondo, los personajes participan en diálogos que definen las actitudes y personalidades de los grupos. No hay escenas cinematográficas como tales, sino que los personajes emplean bocadillos de diálogo (un indicativo del status indie y modesto del proyecto).

Las intensas batallas aéreas son claramente el mayor atractivo de The Falconeer. El vuelo deja una gran sensación de impulso y velocidad, ya que tienes que ir lanzándote, esquivando (con un barril, por supuesto) o cayendo en picado para que no te alcance el fuego enemigo... y para encontrar el mejor ángulo para atacar. Los controles son fáciles de aprender y siempre se puede mantener el objetivo controlado pulsando B para activar el seguimiento. Lo cierto es que las amenazas con las que me enfrenté durante mis primeros vuelos tenían un diseño de lo más creativo y original, con mantarrayas planeadoras, dragones e incluso barcos de combate con un toque steampunk.

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The Falconeer

Lo que no me convenció, sin embargo, fue cómo la misión principal se reducía siempre a los mismos objetivos centrales: derribar piratas, volar sobre el mar del punto A al B, o escoltar a una nave entre las olas. Vale que aún no he jugado el juego completo, pero mis primeras partidas a The Falconeer consistieron en esto y poco más, y me hubiera encantado encontrar otras ideas y mecánicas para refrescar la cosa. Además, las misiones tampoco son indulgentes, y si te derriban durante el último objetivo, o si aterrizas accidentalmente en un puesto de avanzada que tenías que dejar atrás, te obligan a empezar de nuevo.

Quitando esas misiones centrales también eres libre de volar por el mundo abierto para descubrir lugares destacados y cumplir pequeñas misiones secundarias, lo que a su vez te reporta algo de dinero in-game. Salirme de la ruta marcada y explorar por ahí mereció la pena totalmente, porque este es un mundo precioso y en cierto modo relajante. Por desgracia, con las secundarias pasa lo mismo que con las principales: toca repetir las mismas tareas, pero encima sin historia de por medio.

Los beneficios adquiridos se pueden luego invertir en nuevos tipos de munición y en objetos que mejoran las habilidades del pájaro de guerra. El ave cuenta con ranuras para Mutágenos, y ahí es donde se equipan las mejoras para aspectos como el peso general o la agilidad. Respecto a las municiones, hay proyectiles incendiarios (ideal para cubrir de llamas a una nave enemiga) e incluso ácidos (que ralentizan al enemigo). Me ha encantado la flexibilidad a la hora de personalizar a mi warbird, lo que aporta algunos elementos RPG y permite ajustar los atributos si las cosas no salen bien.

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Aunque no he podido disfrutar la experiencia en gloriosa resolución 4K (mi PC no daba la talla), The Falconeer luce muy bonito con su sistema de meteorología dinámica y su armoniosa paleta de colores. No pude evitar que las vistas me distrajeran, incluso en pleno combate, por cosas como el brillo de la ora dorada colándose entre las nubes o el violento impacto de las olas durante una tormenta. El mundo parece vivo y cambiante, muy sorprendente para ser obra de una sola persona.

Aunque hay cosas que no me convencen en The Falconeer, creo que tiene cualidades que valen mucho y que puede ser una novedad muy interesante en el catálogo de lanzamiento de las Xbox Series, sobre todo por sus asombrosos escenarios y sus intensas batallas. Ojalá mejoren esas misiones repetitivas con más variedad y checkpoints, pero estoy deseando ofreceros mi análisis cuando The Falconeer salga el 10 de noviembre para PC, Xbox One, Xbox Series X y Xbox Series S.

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