Análisis de The Outer Worlds para Nintendo Switch

Siempre que un juego de actual generación se lanza en Nintendo Switch, es inevitable tener esa intriga por ver cómo se adapta y cómo han conseguido trasladarlo todo a un hardware menos capaz. The Witcher 3 y DOOM han dejado listones muy altos en cuanto a adaptaciones para los Joy-Con, y ahora es Virtuos quien ha querido trasladar lo último de Obsidian Entertainment a la híbrida de Nintendo. Gracias a ellos tenemos la oportunidad de jugar a The Outer Worlds en el baño, en el avión o en el sofá de casa. Pero, ¿a qué precio?

Para quienes se perdieran nuestro análisis de The Outer Worlds, vamos a hacer una recapitulación rápida. El juego que firma Obsidian es un shooter-RPG en primera persona que trata de rescatar la esencia de Fallout: New Vegas. Eso implica tener libertad para crear a nuestro personaje y toparnos con decenas de soluciones diferentes para cada problema que aparece en la aventura. Un cóctel de opciones de diálogo con un brutal abanico de habilidades, conocimientos, compañeros y facciones que choca con la linealidad que suelen ofrecer los juegos de rol modernos.

Un sinfín de posibilidades que promete traer esa esencia que muchos tanto añoraban que nos mete en la piel de un superviviente de la nave Hope. Enviados para colonizar el sistema Halcyon, despertamos por el científico Phineas Wells tras 60 años criogenizados. Se nos encomienda instaurar el orden en la caótica situación que se está viviendo en el sistema. Tal cual, nada más despertar de nuestro letargo, nos lanzan un mensaje que destila crítica y sátira al capitalismo mientras nos deja explorar libremente todos los territorios que recorremos con cada misión.

Esa experiencia permanece tal cual en Nintendo Switch, y se ha logrado trasladar con bastante tino. Sin embargo, la versión híbrida de The Outer Worlds no está libre de fallos, y algunos de ellos son especialmente dolorosos. El primer recorte es el de la resolución, con una solución dinámica que se aleja mucho de los 1080p en TV y los 720p en portátil que prometía Private Division, publisher del juego.

No es un mecanismo nuevo, de hecho está muy en boga en los lanzamientos actuales. El problema es que hace que el nivel de detalle se pierda a niveles estrepitosos en zonas más abiertas. Los alrededores de Edgewater pierden todo ese extraño aire de ciencia ficción espacial que tenían en las versiones originales. Objetos que se difuminan a la vista, elementos que tardan en cargar, texturas faltas de definición y un sistema de antialiasing tan agresivo que se pasa de vueltas. El resultado es, incluso con Switch en la base Dock, una imagen excesivamente borrosa en ocasiones.

No se le pueden pedir peras al olmo, pero este olmo da para mucho más de lo que hace. El downgrade general en texturas, en modelos y en objetos logra en ocasiones que pierdan incluso el sentido, con rótulos ilegibles que rompen bastante la sensación de estar en un futuro espacial. Y son cambios que se pueden entender en pos de la estabilidad en la tasa de fotogramas, pero tampoco.

Puede que en los primeros minutos de juego se note la fluidez, y se agradezca con unos 30 frames por segundo estables. Sin embargo, en el momento en el que la situación se complica es cuando se le ve más el cartón a esta versión. Ya tenía problemas en PlayStation 4 y Xbox One, pero aquí hablamos de caídas bastante importantes en los tiroteos con varios enemigos que imposibilitan apuntar con precisión, o incluso cargas repentinas sin ninguna razón clara que rompen por completo el ritmo de partida. Situación curiosa, porque en interiores a veces puede ser realmente sorprendente con los acabados y los juegos de luces que muestra.

No sería justo tampoco obcecarse con esta versión, sobre todo si tenemos en cuenta otros referentes de adaptaciones a Switch. En el fondo, The Outer Worlds tiene un encanto difícil de igualar y es muy atractivo tanto por su mundo como por las posibilidades y la libertad que brinda. Pocos shooters de rol ofrecen una fórmula que se le acerque tanto por opciones como por ejecución, y eso, sumado a que no hay nada igual en la consola de Nintendo, es lo que más atractivo le otorga.

Es fácil dejar atrás todos esos problemas técnicos para dejarse llevar por los viajes interplanetarios, esa infinidad de opciones en los diálogos y las geniales personalidades de los personajes, incluso por las locuras que esconden algunas misiones. No tardas mucho en acostumbrarte y centrarte en disfrutar, pero el problema está siempre ahí, acechando cuando más quieres disfrutar de los mundos que aparecen por pantalla, cuando más necesitas concentrarte para acabar con tus enemigos.

Es una mezcla complicada, agridulce diríamos. The Outer Worlds aprovecha la portabilidad de Switch y también el uso del giroscopio con los Joy-Con (nuestra elección en todo momento) y el Mando Pro. No es un juego que requiera una precisión absoluta, ni tampoco demasiado centrado en la acción porque, en el fondo, tiene mucho de rol a la vieja usanza, y eso es genial. Pero se agradece esta posibilidad para los que preferimos "sentir" que tenemos más control sobre lo que hacemos, la ayuda para el apuntado es excesiva. Una lástima que el rendimiento no sea del todo compatible con el apuntado con giroscopio, porque a veces las caídas traen verdaderos quebraderos de cabeza para afinar la puntería.

Quienes no lo conozcan se van a encontrar con un título profundo, divertido y con una esencia inimitable. Sin embargo, aconsejamos recurrir a otra versión si hay posibilidad. Puede que en el futuro se arreglen sus problemas de imagen y rendimiento, porque la inconsistencia que tiene actualmente es difícil de llevar. Esta versión es una sorpresa en todos los sentidos, capaz de lo peor y lo mejor al mismo tiempo.