Análisis de The Wonderful 101: Remastered

Las historias de éxito en los videojuegos no siempre se escriben al comienzo de su existencia. Está el caso, por ejemplo, de The Wonderful 101, un título de acción exagerada (vamos, como casi todo lo que hace PlatinumGames) pero de superhéroes de dibujos animados, que salió en exclusiva para Wii U allá por 2013 y que, por desgracia, no llegó a muchos usuarios. La calidad del juego no tuvo tanto que ver (aunque por entonces no era tan sencillo calar con algo tan original como lo es ahora), pero la máquina en sí, el fallido invento de consola de doble pantalla de Nintendo, no entró en demasiados hogares que digamos. Aun así, la mayoría de los usuarios que lo probaron, así como los fans que prestan atención a las propuestas más innovadoras en el sector, destacaron su frescura en la dinámica de juego en el género de la acción, así como su distintiva presentación llena de color y bromas, elevando la obra de Hideki Kamiya y su equipo a clásico de culto (o de nicho), de esos juegos que los seguidores de Platinum siempre se quejan de no haber podido probar.

Pues bien, de repente y por sorpresa, quizá una vez cumplido el período de exclusiva temporal en Wii U, PlatinumGames lanzó a primeros de este año una campaña de Kickstarter para financiar y promocionar una adaptación remasterizada del proyecto a las plataformas actuales, una iniciativa que encontró una respuesta increíble en cuestión de horas para que el juego salga finalmente a finales de este mes de mayo en PC, PS4 y Nintendo Switch. Y es esa última versión, la adaptada a la sucesora de Wii U, la que hemos estado jugando durante muchas horas para ofreceros este análisis a modo de comparativa. ¿Qué ha cambiado en estos siete años para los Wonder?

Como el original era de 2013 y no muy conocido, lo primero es introducir de qué va la historia de estos héroes anónimos. Los Wonderful 100, de los que tú eres el 101 ("sabíamos que nos olvidábamos de alguien"), son un grupo de héroes, cada uno con sus cualidades y peculiaridades, que entran en acción en Blossom City ante la amenaza alienígena de los Geathjerks. Sí, está lleno de clichés y, como el resto del juego y su trama, es adrede, como homenaje y parodia de los estereotipos de los dibujos animados de antaño, sobre todo de los anime más populares de los años 70 (como Mazinger-Z o UFO Robot Grendizer) y de las series de TV tokusatsu más ridículas de los 90 (como los Power Rangers). Esto se combina en un tributo desternillante y exquisito para los que vayan pillando los guiños y ese tono que nunca se toma demasiado enserio. Hasta la solemne voz del narrador/presentador es una clara mofa de los eventos surrealistas que se suceden en pantalla, pero todo encaja a la perfección con el ritmo incesante de la acción para echarse unas risas.

Lo que impresiona de The Wonderful 101 de inmediato, como suele ocurrir con otros juegos de Platinum, es cómo lanza al jugador al centro de la acción nada más empezar la partida. Nada de preámbulos introductorios ni largas escenas cinematográficas para contextualizar los acontecimientos. Empiezas en todo el meollo, a niveles tanto narrativo como jugable. Si bien los primeros niveles hacen un poco de tutorial para ir descubriendo las distintas mecánicas, todo pasa tan rápido que no te da mucho tiempo a entender lo que está pasando realmente. Pero esa es la seña de identidad de PlatinumGames (alguien dijo que la primera vuelta a sus juegos es un tutorial y que empiezan realmente tras los créditos) y la idea es que los jugadores se pongan manos a la obra desde el primer minuto, pues el juego que les viene encima es de todo menos indulgente, apacible o accesible. Aun así, para evitar que los principiantes se vengan abajo, ahora hay tres modos de dificultad (Muy Fácil, Fácil y Normal). Pero quien quiera disfrutar de la verdadera esencia Platinum debe empezar por la tercera opción, claro.

The Wonderful 101: Remastered es caos en estado puro (y colorido). Los jugadores deben controlar a una desordenada y valduenda masa de héroes (que deberían aprender de los pikmin a organizarse y formar) que puede asumir formas enormes para actuar como armas. Estas transformaciones se llaman Hectofusiones y son la mecánica central del juego. De hecho, aprender a manejarlas y dominarlas desde el principio es la clave del éxito. Afortunadamente, los controles son mucho mejores ahora, lo que supone la principal novedad respecto a la versión de Wii U, que en su día fallaba con la pantalla táctil y no siempre acertaba con los sticks analógicos. En nuestro caso hemos usado los Joy-Con de Nintendo Switch sin problema, pero recomendamos jugar con un Pro Controller en la TV, sobre todo para largas sesiones. Aun así, los que disfrutaran dibujando pueden recurrir a sus dedos sobre la pantalla de Switch.

Resulta que para activar la mayoría de Hectofusiones hay que "pintar" una forma en pantalla, y sin stylus o dedo eso se hace con el stick derecho. Una línea es una espada, una 'L' es una pistola, un círculo es un puño, un triángulo es un ala delta... (¿alguien se acuerda de Okami, también de Kamiya?) Así se transforma la masa de héroes en distintos recursos, y si bien eso de pintar formaba parte de la originalidad de la propuesta, al final nos hemos sentido mucho más cómodos (y hemos tenido una respuesta más inmediata) con los sticks. Y esto es, de nuevo, el centro de todo: cuantos más héroes mantengas, más grandes y poderosas serán esas transformaciones, y así podrás superar enemigos y obstáculos con mayor solvencia, con mejores medallas al final del nivel.

Junto a las armas mencionadas (la pistola puede ser en realidad un rifle/bazuca a distancia) también están el látigo, las bombas, las garras y el martillo, y son todas esenciales. Por no mencionar otras defensivas o de esquiva, como el flan o el muelle, que se activan con un botón. El juego te va pidiendo que cambies de héroe y color principal transformando al grupo en su arma estrella, para que el ritmo y la variedad no paren. Como en otros juegos de Platinum, al final lo que importa es hacer la mejor puntuación al terminar cada nivel (aquí las estatuillas de trofeo van de plástico a, lógicamente, platino), y no hace falta decir que hay que ser un hacha con los dedos y los reflejos para hacer platino. Las Hectofusiones, además, no son solo un recurso de combate, sino también una forma de resolver distintos puzles, lo que pone la mente a prueba porque querrás hacerlo a toda velocidad.

Centrándonos más en las mejoras de uso o quality of life, la versión de Switch va mucho más fluida y está más pulida que el original de Wii U. Esta vez se mantiene en unos 60 fotogramas por segundo casi constantes (aunque hay alguna caída apreciable) a la resolución 1080p de la televisión y a los 720p de la pantalla en portátil. Aunque sea menos elegante y no ofrezca tanto nivel de detalle, se juega bien en la pantalla pequeña. Era uno de nuestros temores dado el tamaño de los personajes (y el recuerdo de los 480p del Wii U Gamepad), pero ha superado la prueba ya que se sigue fácilmente a esta maraña de héroes y se distingue sin problemas a un personaje de otro. Pero, aun así, mejor en grande.

Mejora también muy importante para la interfaz de usuario, necesaria habida cuenta de que ya no es un juego de doble pantalla. A pesar de que presenta más contenido en imagen, ahora la vista es más clara, menos apelotonada. Toda la información que antes desplegaba en el mando de Wii U se debe extraer ahora con los botones auxiliares del mando ('+' y '-' en esta versión), pero no por ello es un problema. También ayuda a que la práctica de juego sea más sencillo el nuevo hilo de tutoriales y las pistas, sobre todo para ayudar a los jugadores nuevos a hacerse con los movimientos especiales. Es más accesible, pero no por ello fácil, huelga decir.

Una de las ventajas de las adaptaciones a Switch de los juegos de Wii U es la reducción drástica de los tiempos de carga y en The Wonderful 101: Remastered eso se agradece porque es común caer y tener que darle a "continuar". Suponemos que esto será igual e incluso mejor en el resto de versiones. También han modificado el precio de las habilidades y las mejoras en las tienda, que se compran con dinero in-game. Y mención merece también la llegada de la versión orquestada de The Won-Stoppable Wonderful 100 and Table Turn, que embellece mucho el conjunto.

Si aún no lo habías jugado porque estás en esa mayoría que nunca tuvo la sobremesa de Nintendo, pero te llamó la atención y te gustan las obras de Platinum Games, ha llegado la hora de que juegues The Wonderful 101. Su brío, su alegría y su gameplay adictivo deben salir a la luz y no quedarse en un rincón de los videojuegos. Hay muchas remasterizaciones que nadie pidió, pero esta es de las que tienen muchísimo sentido, y las mejoras añadidas son las justas y necesarias. Si ya nos conquistó una vez, The Wonderful 101: Remastered lo ha vuelto a hacer.