Análisis de Tropico 5

¿Me engañan mis ojos o de verdad he perdido ya? Sólo dos horas en mi primera isla, justo cuando iba a librarme de los grilletes de la opresión... ¡bum!. Aparece un mensaje de "You Lose", seguido de un billete exprés hasta el menú principal. Esto ha sido algo completamente nuevo para mí, pues nunca había llegado a considerar el fracaso como algo remotamente posible en la franquicia Tropico.

Y ahí me tenéis, avergonzado y confundido pero, sobre todo, impresionado. Mi derrota, por muy dolorosa que haya sido, al fin y al cabo sirve para ilustrar la nueva filosofía de diseño de los búlgaros Haemimont Games. Más chicha en el juego en sí, menos relleno, mayor desafío. Mientras que las anteriores entregas en la serie -especialmente Tropico 4- terminaban siendo unas vacaciones despreocupadas en lugar de una expresión de los peligros de una república bananera atascada entre otras naciones considerablemente más poderosas, Tropico 5 es otra cosa completamente distinta.

A primera vista, resulta muy familiar para el jugador de Tropico experimentado. Una isla, un Presidente, una población que explotar o arruinar, facciones que exigen atención e influencia, y un par de súper poderes esquizofrénicos. Todo lo que hace falta para una vida de placer como un dictador en el Caribe, vamos. Pero como también ocurre con bastante frecuencia en la realidad (ya sabéis, ese otro mundo sin 'screen tearing' ni 'anti-aliasing' fuera de la pantalla), los pobres dictadores no siempre acaban bien. A través de las diferentes eras (mayor novedad de este juego), una serie de retos ponen las cosas difíciles tanto a El Presidente como a sus retoños.

El primero, y uno de los que han manchado la reputación del hasta ahora tan orgulloso analista, tiene que ver con la fundación de la nación de la isla. El país de Tropico no ve la luz del día hasta que la colonia del mismo nombre no consigue liberarse de las cadenas del reino británico. La primera hora de juego es un acto de equilibrio precario entre agradar a la monarquía para extender tu mandato y, al mismo tiempo, ir reuniendo apoyo entre los revolucionarios y radicales. La fundación de la nación Tropico marca el final de la era colonial, y el principio de la era de la Guerra Mundial.

Esto no solo hace que el juego sea más ajetreado en líneas generales al proporcionar al jugador un objetivo claro hacia el que progresar en todas las eras -algo que necesitaban entregas anteriores desesperadamente- sino que también provee a Haemimont Games de un motivo para rediseñar el sistema de avatares. En lugar de tener un único dictador, el jugador cuenta ahora con toda una dinastía que gestionar. Los miembros de esta dinastía se pueden diseñar y personalizar a medida como hasta ahora, salvo que con unas pocas elecciones menos. Cada uno recibe una especialidad concreta, y luego diversos encargos a juego con sus respectivas cualidades; algo que puede parecer un pequeño cambio, pero que sin duda es una novedad bienvenida.

Para expandir aún más tus opciones de personalización de la dinastía, tu cuenta secreta en un banco suizo, en la serie desde Tropico 3, por fin tiene un cometido en condiciones. Si hasta ahora sólo aportaba a un sistema de puntos completamente irrelevante, ahora es útil para "comprar" mejoras para los miembros de tu dinastía, con el propósito de avanzar sus cualidades y aumentar sus efectos sobre tu sociedad.

La construcción de ciudades en sí cambia poco respecto a juegos anteriores, con sólo unas pocas incorporaciones y optimizaciones, mientras que la economía se maneja prácticamente igual que antes; así como el nivel de felicidad de tus leales súbditos. Diversas misiones menores van apareciendo de vez en cuando, con las típicas opciones de ingresos en términos de agricultura, industria, turismo y comercio. Muy básico para un juego de construcción de ciudades, pero perfectamente adecuado e idóneo para el enfoque llevadero de la serie.

Sin embargo, por mucho que esa filosofía de "menos relleno, más chicha en el juego en sí" deriva en una experiencia considerablemente más estable e interesante, también resulta en cierta pérdida de carácter en una serie que se conocía por su rica y marcada personalidad. La reducida cantidad de alternativas en la creación de miembros de la dinastía, y de elecciones para reemplazar la entretenida selección de su trasfondo, camino hasta el poder y personalidad con un rasgo genérico son dos factores que reducen notablemente el interés en los miembros de la familia.

Ni siquiera los isleños se escapan de este tratamiento, de modo que ahora sirven más como símbolos de una infraestructura subyacente que de la inagotable fuente de diversión que eran hasta ahora. Olvídate de la Ministra de Economía Colon, aquella que se construyó un cobertizo junto al vertedero de basuras y que pasa más tiempo en el casino que en los congresos. Olvídate de la familia de turistas Jamal, quienes dejaron que su hijo de cinco años (con voz de francés de treintaitantos) volviera andando hasta el hotel desde su visita al garito más ruinoso de la isla. Androides de escaso detalle, poca humanidad y rápida infraestructura es lo que ofrece Tropico 5 en cuanto a la población, claramente un paso atrás en cuanto a carácter y personalidad.

Con todo, al final me doy cuenta de que apenas tengo tiempo para pensar en el criminal de la caseta detrás de la comisaría de policía que se casó para entrar en la familia más rica de la isla. Todos los nuevos desafíos y variaciones en las mecánicas de juego que introduce Tropico 5 son más que suficientes para mantenerme cautivado durante horas en cada partida. Con un muy esperado modo multijugador (que por desgracia no hemos podido probar) como la guinda del pastel, no me sorprendería que en un par de días se me haya pasado que llegué a echar de menos las travesuras de mis habitantes.

Porque Tropico 5 es el juego que debió ser Tropico 4 en su día, un verdadero paso adelante para la serie. Con un sistema central probado y sólido, rodeado de novedades divertidas e interesantes, que ofrecerán a los dictadores amateur de todo el mundo incontables horas de un entrenamiento muy necesario antes de que se atrevan a enfrentarse a las duras realidades de una dictadura en el mundo real.

NOTA: En España, el nuevo distribuidor Meridiem Games se encarga de llevar el juego a las tiendas en versión PC el próximo 20 de junio, con una fecha para Xbox 360 y PS4 por confirmar próximamente. Este lanzamiento consiste en la "Day One Edition", que incluye como extras el pasaporte oficial de Tropico 5, una tarjeta postal y el DLC exclusivo Bayo del Olfato.