Llegados a este punto, no estamos seguros de por qué mucha gente iría al festival Burning Man. El año pasado, el fuerte barro hizo que la gente tuviera que esperar horas antes de poder abandonar el festival, y este año, una vez más, la gente se quedó atrapada debido a las condiciones meteorológicas.
Esta vez, una tormenta de polvo se levantó en el desierto de Black Rock, obligando al festival a parecer Arrakis por unas horas. Los fuertes vientos amenazaron con derribar las tiendas y hacerlas volar, por lo que los asistentes tuvieron que enfrentarse a la tormenta para asegurarse de que sus pertenencias no salieran volando.
La gente se quedó tirada durante horas tratando de escapar, incapaces de conducir debido a la gravedad de la tormenta de polvo. Una vez más, no parece que merezca la pena, aunque te permita asistir a un festival histórico.
Gracias, Sky News.