Análisis de VA-11 HALL-A: Cyberpunk Bartender Action

Un barman a menudo puede convertirse en una especie de terapeuta para sus parroquianos, escuchando sus movidas mientras les sirve copas, o al menos eso es lo que nos han hecho creer incontables películas y series a lo largo de los años. Pero, y los juegos, ¿qué? Como pasó recientemente en el también aclamado The Red Strings Club, En VA-11 HALL-A: Cyberpunk Bartender Action nos meteremos en el papel de una camarera, y lo cierto es que el juego se ajusta bastante a la imagen que tenemos de esa figura detrás de la barra, siendo todo oídos y ofreciendo un hombro sobre el que llorar. Ya que no hablamos del estreno original del juego allá por el 2016, hemos estado jugando al reciente port de Nintendo Switch para saldar nuestra cuenta y compartir nuestras impresiones.

Controlamos a Jill, quien, junto a su compañero Gill y su jefa Dana, lleva el bar VA-11 HALL-A, o Valhalla para los amigos (lo llamaremos así para evitar el engorro tecleando y leyendo). El juego está ambientado en un futuro distópico estilo cyberpunk (como bien apunta el título), y el Valhalla es un antro en la metrópolis de Glitch City, donde el crimen y la corrupción campan a sus anchas. Se trata de una premisa sombría, pero si en algo destaca Valhalla es en darle un toque de carisma y humor a este futuro tan poco halagador, donde se prefiere encontrar la alegría en las relaciones humanas por encima de preocuparse por lo que está pasando ahí fuera.

Este es un tema que el juego trata de lleno, pero que también cobra vida cuando nos hacemos amigos (más o menos íntimos) de la gente que viene y va durante nuestra experiencia tras la barra, en quienes encontraremos una fuente de apoyo mutuo. La idea principal del juego es hablar con cada uno de estos personajes y descubrir sus historias, lo que a su vez les servirá de motivo para seguir viniendo al Valhalla, en el que verán un refugio seguro en la ciudad.

La fórmula de Valhalla es básicamente la de tantas otras novelas visuales en tanto que tus interacciones con el resto de personajes cobran forma de texto bajo la imagen. El 95% de estas escenas tienen lugar mientras te encuentras tras la barra, aunque hay unas cuantas otras donde podemos dejar el curro a un lado.

Mientras avanzas por la historia a golpe de botón, a menudo tocará ponerse a preparar las bebidas, lo que se traduce en mezclar cinco ingredientes en diferentes proporciones, decidir si necesitas que sean añejos y/o echarles hielo, y hasta qué punto hay que mezclarlos, en función de cuánto tiempo uses la coctelera. Puede parecer complicado, pero es algo tan sencillo como ir reuniendo los ingredientes con el stick izquierdo mientras nos desplazamos con la cruceta por un libro de recetas en el otro lado de la pantalla.

Cuando despiertas cada mañana se te da la opción de guardar partida, además de poder comprarle algún capricho a Jill, lo que evitará que se distraiga en el trabajo (sin olvidarnos de que hay facturas que pagar, así que es importante hallar un punto medio entre gastar y ahorrar dinero). Al hacer esto, Jill seguirá recordando las comandas una vez se hayan pedido para que siempre sepas qué tienes que preparar. De lo contrario, no podrás ver qué ha pedido cada cliente después de que te lo hayan encargado, así que tendrás que prestar mucha más atención a lo que dice cada uno. Y luego están los que piden "lo de siempre" o tienen una bebida favorita, algo que también deberás recordar.

Cuando estés en tu cuarto también podrás averiguar más sobre el mundo exterior a través de los mensajes de un foro online que parodia sitios del estilo de Reddit y Tumblr, el portal de noticias The Augmented Eye y algunas entradas de blog. Incluso puedes personalizar la mesa y el papel pintado de tu cuarto, y pasar tiempo con tu gato, Fore.

Gran parte de lo que hace la historia de Valhalla tan cautivadora es que lo bien escrita que está, lo que confiere a cada personaje un carácter único y peculiar. No llegan al punto de ser "verosímiles", puesto que su exuberancia rezuma por los cuatros costados, desde perros parlantes hasta implantes tecnológicos. No obstante, todos dejan huella y nos recuerdan al reparto de una sitcom, donde no faltan las peleas y las reconciliaciones. Ya se trate de Dorothy, una Lilim (los robots del mundo de Valhalla) sexual, Sei, un tipo duro pero amable, o Alma, tu amiga hacker, siempre hay alguien con algo relevante que decir, y cuyas historias se entrelazan conforme avanzamos en la aventura.

Aunque esta fauna sea maravillosamente rara, lo cierto es que es muy fácil empatizar con sus problemas la mayor parte del tiempo, ya sea cuando se plantean cuestiones filosóficas o cuando lidian con emociones humanas tales como la pérdida, la soledad y el miedo. De hecho, la clave de la historia reside en ir descifrando la historia de la propia Jill, algo que solo se consigue hablando con los demás y reuniendo el valor para afrontar lo que hay en nuestro interior.

En lo que respecta a los gráficos, el juego combina un rollo retro y futurista al imitar el estilo de la vieja escuela a lo 16 bits mientras logra transportarnos al futuro que ya imaginamos con películas como Blade Runner. Este diseño tan chulo, que da pie al uso de tonos neón y personajes con modelos muy monos, además casa muy bien con la simplicidad de las mecánicas del bar.

En definitiva, Valhalla nos ha gustado mucho de principio a fin, y propone algo único en el panorama de la novela visual. No es que gire en torno a la labor del barman en lo más estricto del término, ya que lo de poner copas aquí sería más bien la guarnición del plato principal: nuestras dotes de conversación, hablando con todos los personajes a quienes ofrecemos y de quienes recibimos ayuda. Es una gran historia que resulta perfecta para Nintendo Switch, y ahora solo queda esperar a que llegue la segunda ronda, la secuela N1RV Ann-A: Cyberpunk Bartender Action.