Análisis de Vainglory

Nunca pensamos que llegaría el día en el que pudiéramos jugar un MOBA espectacular, entretenido y completamente funcional desde un teléfono móvil, es más, con un iPhone que ni siquiera es de última generación. Pero estamos, probándolo, porque Super Evil Megacorp ha logrado sacar un juego de estrategia online para iOS. Nos ha dejado sorprendido, y por muchos motivos.

A primera vista Vainglory pasar por ser un título complicado para este tipo de aparatos. Es normal hacer comparaciones con los grandes del género como Dota 2 o League of Legends, unos monstruos que generan millones de euros cada año. Antes de empezar íbamos con la mente predispuesta a encontrarse con un juego que, por sus números, iba a ser una copia barata de los líderes de PC. Pero bastan con echarle un cuarto de hora para darse cuenta de que la desarrolladora ha evitado seguir el camino más fácil y ha esquivado imitar en la medida de lo posible cualquier elemento de los dos reyes. Al contrario, han tomado los elementos esenciales y han tratado de buscar una experiencia personal, solo posible en móviles. Y está claro que lo han conseguido.

La premisa es muy sencilla. Escoge a uno de los diez personajes disponibles, solicita un par de acompañantes sanguinarios y lánzate al campo de batalla para demostrar lo que vales. Rápido y fácil, pero en equipos de tres contra tres en vez de cinco contra cinco. Es una buena decisión porque la pantalla no da para enseñar más terreno, aunque al principio se hace un poco raro, al menos hasta que llevas unas cuantas batallas y te haces a ello. Sin embargo hay que apuntar que aun así todavía se siguen apiñando un poco los elementos, más en el móvil que en la tableta. La primera conclusión es clara, y es que este juego es mucho más adecuado para iPad que para iPhone, por mucho que funcione en ambos dispositivos.

Esa disposición no emborrona su presentación, y es que Vainglory tienen unos gráficos impresionantes que mitigan completamente cualquier pensamiento de que este proyecto no sea de primer nivel. La tasa de refresco es estable, sin caídas independientemente de lo que esté ocurriendo en la escena, por lo que no da problemas de jugabilidad. Y además todo está rodeado de una ambientación sencilla pero cuidada.

Volviendo al personajes, tenemos que hacer la elecciones entre un elenco de diez luchadores muy elaborados pero que se hacen a poco tras unas cuantas horas de juego. Aquí es donde está el negocio porque Super Evil Megacorp está dispuesta a pedir vuestro dinero a cambio de más variedad (si ya lo dice su nombre). Sea por la razón que sea, se hubiera agradecido algo más de repertorio desde el principio.

De todos modos este pequeño drama se olvida rápido, en cuanto empieza la batalla. Las rondas tienen una duración aproximada de veinte minutos y pasan por varias fases, cada una con una complejidad y tendencia, que hablan muy bien del gran equilibrio al que han llegado con los distintos elementos que van añadiéndose. Esto, además, hace que sea muy accesible para principiantes, pero tampoco le quita nada de interés para los expertos en el género que se han pasado cientos de horas metidos en algunos de los MOBA tradicionales.

Por tanto, por resumir, hay que admitir que Vainglory es un juego impresionante, que destaca sobre la mayoría de las propuestas que hay actualmente. No es solo por la capacidad del estudio para hacer que una propuesta tan sencilla sea capaz de enganchar al quedarse con lo esencial sino, sobre todo, por la forma en la que han logrado hacer funcionar todo eso que podría parecer muy complicado antes de empezar. Estamos ante un MOBA muy accesible, un punto de partida muy adecuado para entrar en el género o una alternativa para seguir jugando desde el móvil, según quién pregunte por él. Y es aun mejor cuando tienes dos amigos con quien formar equipo y ponerte a repartir.