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Warcraft III: Reforged

Warcraft III: Reforged - impresiones

Hemos conquistado Wintermaul, sufrido en Versus y migrado a Kalimdor con Thrall.

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La que se ha montado con el lanzamiento de Warcraft III: Reforged. A una presentación espectacular e ilusionante siguieron meses y meses de silencio durante un 2019 que concluyó con el retraso de su fecha de lanzamiento a enero de 2020. Desde entonces hemos estado jugando un poco a todo, sobre todo al modo Versus que te enfrenta automáticamente con otro jugador humano. Y también al módulo de personalización, que ha rescatado modificaciones como Wintermaul o Hero Line Wars. Sin olvidarnos de esa campaña con personajes históricos como Thrall o Arthas, esos cuyas batallas dieron origen a este gran universo de fantasía.

Warcraft 3 es un juego al que siempre ha apetecido volver, pero apenas lo hemos hecho. Porque tras ese subidón del lanzamiento y los primeros años siguió una travesía con todo tipo de fases que casi lo han convertido más en una plataforma para Dota que la aventura estratégica que nos gustaba. La evolución no fue de nuestro agrado, pero sirvió para dar testimonio de su supervivencia. De lo flexible, maleable y motivante que podía llegar a ser. Casi dos décadas en las que ha logrado enamorar a mucha gente, ya fuese con una de sus formas o con otra.

¿Cómo no iba a ser bien recibido un retorno de este monstruo en la época de los remakes y las remasterizaciones? ¿Cómo no iba a haber una expectación desmedida, para lo bueno y para lo malo? Con la versión Reforged, Blizzard ha escogido conservar la experiencia central reconocible, sin complicarse la vida. A primera vista, se parece mucho al de 2002. No es que sea lo mismo, es más bien cosa del cariño que profesamos por el antiguo que la realidad, ya que el progreso técnico está ahí, gusta más o guste menos.

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Warcraft III: Reforged

Desde la pantalla inicial te transporta a esos tiempos pasados, aunque la ventana del chat semitransparente del lado derecho te recuerda que no es así. Es el sistema de comunicación de Blizzard, integrado desde el origen para poder comunicarse constantemente con amigos, estén jugando o no a este título. Puede que funcione, pero colocarla ahí sobre un menú es un poco molesto. También se coló un botón Xbox en el nuevo Age of Empires 2, y es que estas adaptaciones necesitan ponerse al día en el nuevo sistema de plataformas.

El mayor cambio es el visual. Invita mucho recuperar este universo de Warcraft 3 con las ventajas gráficas actuales, incluso si las mejoras no están distribuidas por igual en todos los elementos. Blizzard ha sustituido todos los modelados de personajes y unidades, pero ha dejado prácticamente idéntico lo que tiene que ver con escenarios, ya sea vegetación, agua o pueblos. Un downgrade respecto a la primera demo, en la que todo esto sí que había mejorado que está provocando mucho descontento.

Además, provoca una sensación de anacronismo, de choque entre lo que ha sido modernizado y lo que se ha quedado anticuado. Por si fuera poco, también hay elementos a medio camino. Los personajes de Warcraft III: Reforged ofrecen mejor aspecto que los de World of Warcraft: Classic, pero los entornos no llegan a ese nivel de detalle y profundidad, así que es como si no pegaran. Llegado este punto, quizá hubiera venido bien una opción de vista clásica.

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De momento solo hemos tenido ocasión de jugar unas cuantas horas, y dada la duración de las partidas, solo hemos escarbado un poquito en todo el contenido que trae. Pero ha sido suficiente como para encontrar algunos errores, algo que nos molesta especialmente sabiendo que tenían como juego base un top casi perfecto. Hemos echado en falta una interfaz de usuario más suave y un sistema de configuración más moderno, junto a filtros de búsqueda adecuados. A estoy hay que sumar esa falta de coherencia visual como para no empezar con buen pie, mientras seguimos explorando el contenido para hacernos una idea más profunda de su gameplay y dinámicas.

Estábamos entusiasmados con la idea de poder volver a vivir el viaje de Thrall a Kalimdor y la trágica caída de Arthas, pero en el fondo una gran campaña no es suficiente como para justificar 18 años de espera. Warcraft III: Reforged necesita ser perfecto para atraer a los jugadores activos, a los que entran al online y crean contenidos propios, y de momento no es lo que encontramos. Rezando porque haya un parche pronto, seguimos jugando para el análisis.

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La caída de Arthas va a parecer una broma al lado de la caída en desgracia de Blizzard con esta chapuza.



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