Actualización tras parche 1.3.1: Un mes más tarde del lanzamiento de Worldless, el continuo soporte y actualizaciones para la versión de Switch me animó a volver a comenzar una partida, para ver si los errores críticos que condicionaron mi primera experiencia estaban ya solventados. Al no encontrar problemas en esta segunda ocasión y haber podido disfrutar (ahora sí) de la calidad del juego, me veo animado a modificar la nota final y el veredicto a Worldless.
[Texto original]
Llegué a Worldless exactamente como nos contó su productor en aquella entrevista de Gamelab que debía llegar: Sin tener ni idea de nada. El título metroidvania hace del minimalismo su mejor arma para contar la historia más antigua del mundo y de su finísimo control una delicia para los amantes de los títulos del género como Hollow Knight y, quizá más cercano incluso, la acción Sekiro: Shadows Dice Twice.
Llegué, vi, sentí y me enamoré. Worldless es una aventura silenciosa, en la que asistimos a una lucha sin fin entre dos bandos distintos, complementarios y opuestos entre sí. En esta guerra de batallas equilibradas encarnamos a una guerrera (aunque en realidad dudo que tenga un género) que debe abrirse camino por un mundo en busca de respuestas, haciendo frente tanto a enemigos del bando contrario como al del suyo propio, mientras escucha una música ambiental amena y un mundo que reacciona a tus pisadas.
Te enamoras de Worldless por su diseño sencillo y cálido. Cada escenario de las distintas rutas (como si de constelaciones se tratara) te lleva a encontrar diferentes habilidades típicas del género para avanzar en la narrativa. Empujón, saltos, habilidades especiales... cuyo camino siempre te lleva a un enfrentamiento, uno contra uno.
El combate de Wordless es algo único, o al menos tan único como para no poder encontrar otro ejemplo dentro de su género. En cada enfrentamiento nos las veremos con un único enemigo, y que siempre tendrán dos fases por turno: ataque y defensa. El ataque puede realizarse cuerpo a cuerpo o a distancia con un ataque mágico, y la combinación y alternancia entre ellos influye no solo en la eficacia para romper la defensa del contrario, sino en la rapidez para debilitar al contrario y absorber su luz para quedarnos con su fuerza o habilidad. Pero para eso primero hay que derrotarlos, y os aseguro que cada combate será un desafío de paciencia, habilidad y perseverancia.
Por eso nombraba aquí las similitudes con el título de FromSoftware. Worldless emplea un sistema similar de bloqueos como el que usaba el Lobo manco en Sekiro. Los ataques mágicos tienen una postura de defensa concreta, y los ataques a melée otra. Si quieres romper la barrera, tienes que utilizar una combinación de ataques (que se encadenan en un corto espacio de tiempo) en el momento exacto que primero rompa la defensa y después que acaben con el medidor de resistencia enemigo. Y luego defenderte de la misma "forma espejo" del rival. Intercambio tras intercambio de golpes, si consigues superar la línea de resistencia podrás "atrapar" al enemigo en tu luz y llevarte su fuerza o habilidades para hacerte más fuerte.
Y aunque los enfrentamientos son muy exigentes, creo que los momentos más brillantes de Wordless son los desplazamientos por su magistral diseño de niveles. Cada habilidad está situada en la progresión con mimo para que después te muevas recolectando pequeños objetos con los que desbloquear más caminos. Mientras interactúas con el entorno emitiendo una luz pulsando el botón X del Joy-Con.
Me ha gustado la progresión, pero me ha roto el corazón no llegar a ver el final de la historia. ¿Ha sido por la dificultad? No, ni mucho menos. El desafío es alto, pero no injusto. La satisfacción de vencer a cada adversario no tiene nada que envidiar a ningún Souls o terrible habitante de Hallownest. ¿Entonces? El bloqueo técnico. Ni más ni menos.
Si hubiera sido solamente un bug aislado, lo habría mencionado muy de pasada. Pero han sido tantos los bloqueos que te obligaban a salir del juego y volver a entrar, que la emoción se ha ido deshaciendo con cada uno. Y no ocurrían en un punto concreto o fácilmente reportable. Podría ser en cualquier parte. He tenido estos blocks (que, obviamente, impiden la progresión) mientras luchaba contra enemigos, en medio de un salto, caminando por el escenario sin más. Sencillamente, o los controles de movimiento o acción no respondían, o el personaje se quedaba atrapado en un bucle sin fin.
Me ha dolido mucho enfrentarme a Worldless así, porque os aseguro que tiene todos los ingredientes (tanto en diseño, como en sonido, como en el control) para ser uno de los mejores metroidvanias de la generación. Y la nota no es un castigo, porque en cuanto solucionen estos errores no tendré ningún problema en volver a puntuar un título que se merece mucho más. Es imperativo que Noname ataje estos errores técnicos cuanto antes, pero tal como llega al lanzamiento en su versión de Nintendo Switch, me siento como un adolescente al que han dado un cálido beso tras una primera cita perfecta, y que la otra parte ha desaparecido sin dejarme ni decir adiós.