Pese a apostar por varios elementos que funcionan en vivo, así como por una buena dosis de microtransacciones, Assassin's Creed Origins presume de emplear un planteamiento de la vieja escuela en cuanto a mantener enganchados a sus jugadores a base de contenido descargable post-lanzamiento. Vale, no es que esas prácticas de DLC sean tan antiguas como las pirámides de Egipto, pero ya parece haberse establecido una forma correcta e incorrecta de hacerlo, y con su primera expansión (lee el análisis de The Hidden Ones), y ahora con la segunda, Curse of the Pharaohs (La Maldición de los Faraones), parece que Ubisoft va por el buen camino.
¿Y cómo definimos exactamente ese buen camino? Bueno, para empezar ambas expansiones se sitúan cronológicamente después de la historia principal, ofreciéndonos más información sobre Bayek y su trasfondo. En segundo lugar, no se limita solo a añadir vagamente quests, equipamiento y nuevas Carreras del Hipódromo como cabría esperar, sino que también aporta nuevas áreas que explorar, profundas tramas argumentales para desentrañar y novedades en el árbol de habilidades del juego. Es, literalmente, una expansión del juego principal, algo cada vez más raro en un mundo de más y más "Game as Service", donde los eventos en directo y las novedades minúsculas se convierten en parte del deocrado.
Como habéis leído en el análisis, nos gustó bastante la primera expansión, The Hidden Ones, porque pese a dar más de lo mismo a nivel de juego, supone una continuación directa para un personaje que nos cautivó desde el lanzamiento original el año pasado, y la verdad es que ver más de Bayek en su periplo como assassin, aparte de infiltrarnos en más fortalezas y conseguir nuevos artilugios, parece una buena inversión del tiempo de juego. Por todo esto íbamos con especial ilusión a las oficinas de Ubisoft en territorio nórdico, cuando nos invitaron para tomar un primer contacto con esta segunda expansión, Curse of the Pharaohs.
Hay que empezar diciendo que, aunque muchos esperaban una versión mucho más mitológica del Antiguo Egipto en el juego original, Ubisoft por regla general mantuvo la historia en una línea bastante realista, centrándose en los conflictos de los humanos y dejando de lado a los dioses. Esta segunda expansión es todo lo contrario, y por eso adquiere un nuevo interés para los fans de los mitos. La historia te lleva a Tebas y el Valle de los Reyes, una región completamente nueva que consiste en cinco nuevas zonas para explorar. Desde el principio apareces ya en esta nueva tierra de fantasmas y demonios, y las cosas de los dioses empiezan a hacer acto de presencia bastante pronto, quedando claro que Ubisoft quiere complacer las peticiones de los fans. El tono general es mucho más fantástico, de modo que, al igual que Far Cry 5 con sus expansiones más increíbles, parece que la compañía está tomándose licencias creativas más drásticas con sus juegos una vez lanzados los originales.
Sin embargo, quitando los elementos fantásticos y el tono sobrenatural, la misión de Bayek resultará familiar a cualquiera que ya haya probado el juego principal. Es un asesino, y está en Tebas para ajustar cuentas con un viejo amigo con el que está en deuda. En otras palabras, pese a los toques mitológicos, es un concepto bastante tradicional, para bien o para mal.
Lo mismo se puede decir de la estructura general. Mientras que la expansión añade algunas habilidades nuevas a un árbol que ya resultaba impresionante, seguirás jugando exactamente igual que antes en cuanto a completar misiones, comprobar interrogantes en el mapa, afrontar las situaciones de combate o encontrar nuevo equipamiento. Así, Curse of the Pharaohs simplemente te aporta más contenido por completar, algo que hay que tener en cuenta. Dicho esto, las batallas contra jefes paranormales aparecen en los grandes asentamientos con bastante frecuencia, y habrá que encargarse de ellos antes de que ellos se carguen a demasiados civiles. Son combates particularmente desafiantes que ponen a prueba a Bayek como casi ningún otro reto anterior.
Assassin's Creed Origins es un juego precioso, y la belleza sigue ahí en este contenido maldito. El mundo de juego presenta una factura asombrosa, suponiendo una delicia su recorrido y exploración. Puede que sea algo que se da por descontado a estas alturas, pero es que el visual sigue siendo uno de sus mayores ganchos, y aunque Tebas y sus alrededores parezcan bastante pequeños, siguen siendo variados y ofrecen un montón de contenido para jugar.
Por lo tanto, hoy por hoy estamos viendo que Curse of the Pharaohs, si bien añade un giro de tuerca al relato egipcio de Bayek, sigue siendo una propuesta bastante directa y continuista, como ha pasado con The Hidden Ones. Si te gustó Origins y la forma en que se jugaba, aquí encontrarás otra ración. Es muy bonito, interesante y repleto de contenido, y aunque no llegue al nivel impresionante que marcaron Frozen Wilds en Horizon: Zero Dawn o Blood & Wine en The Witcher 3: Wild Hunt, todo indica que va a contentar a los fans.