Borderlands

Borderlands siempre ha sido un universo de juego exagerado, loco y un poco desquiciado, lleno de clichés, ropa escotada, explosiones y personajes con la profundidad de un charco. Por eso se diría que es una adaptación perfecta para la gran pantalla.

La narración de Cate Blanchett consigue resumir todo el universo en los primeros 30 segundos de la película, y eso prácticamente lo dice todo. Pero también permite seguir la historia a quienes no hayan jugado a los juegos, lo que resulta aún más divertido con las numerosas referencias y recreaciones de lugares y personajes conocidos.

Aunque recientemente ha habido una serie de éxitos clave, también hay muchos ejemplos de una interpretación de un universo de juego que ha salido terriblemente mal. Hace poco, Fallout y The Last of Us demostraron que se puede hacer, y como Borderlands es el juego que es, encaja perfectamente en un formato de película de acción en la que todo transcurre a 250 km/h y con el acelerador pisado de principio a fin. No hay muchas pausas; hay pequeñas transiciones entre zonas, un poco como una animación de transporte en un juego, y luego hay violencia, explosiones y persecuciones de coches para el resto.

En términos narrativos, se han adquirido todos los clichés, y con ello quiero decir que todos los giros y sorpresas de la trama pueden ser vistos a kilómetros de distancia por un friki empedernido del cine. Eso tampoco importa. De nuevo, hay que recordar que se trata de una película de acción con énfasis en la acción, así que me sorprendió realmente que se tomaran algunas libertades creativas. A un cazarrecompensas "demasiado viejo para esta mierda" se le asigna la misión de encontrar a la hija de un rico hombre de negocios. Ha sido abducida a un planeta con una cripta secreta llena de tecnología alienígena y una población local que lucha por la supervivencia básica diaria. Por el camino se encuentra con un robot gracioso, un tipo musculoso que no dice mucho, un soldado bocazas y un chico aún más bocazas al que le gusta hacer explotar cosas. Si piensas en Fast & Furious en el espacio combinado con Guardianes de la Galaxia, entonces encaja, porque eso es lo que es Borderlands.

Cate Blanchett como Lillith y Jamie Lee Curtis como Tannis pueden parecer extrañas elecciones de reparto, pero brillan por parecer alguien que realmente disfrutó haciendo la película. Cate Blanchett, en particular, parece bastante relajada en un papel en el que hay espacio para la fisicalidad. Jamie Lee Curtis interpreta el personaje de Tannis sorprendentemente bien, sobre todo si conoces un poco la historia de fondo sobre cómo el personaje es una autista introvertida que probablemente tampoco se ha beneficiado de años de aislamiento. Puede que Jamie Lee Curtis sea considerablemente mayor que el personaje en el juego, pero en realidad han conseguido angular esto bastante bien narrativamente. Ambas, pero quizá especialmente Blanchett, parecen sumergirse por completo en la premisa del planeta Pandora y de todo el universo Borderlands, y esto eleva la película de forma bastante natural.

El villano Atlas está hecho a medida para la ocasión. Por desgracia, el actor no tiene mucho con lo que trabajar, a pesar de que recuerda a la interpretación de Raúl Julia de M. Bison en la película de Street Fighter, aunque sin frases icónicas como "Para ti, el día en que Bison engalanó tu aldea fue el día más importante de tu vida. Pero para mí, fue el martes". Es una pena que tenga la personalidad de un Dalek, porque aquí había cierto potencial, pero las pocas líneas que tiene no dan mucho margen para hacer mucho con el personaje, aparte de que la película establece desde el principio que es astuto, malvado y no respeta la vida humana.

Kevin Hart es, como siempre, el eslabón más débil de la cadena. Entiendo que Eli Roth, como director, necesite un alivio cómico extra además de ClapTrap en la forma de Jack Black (que sorprendentemente es menos molesto que en el juego), pero Kevin Hart no tiene ni el acierto ni la agudeza para soltar chistes en la gran pantalla. Sus expresiones faciales se limitan a dos muecas diferentes de disgusto y a un monótono discurso. No es ni mucho menos su peor película, pero incluso en sus mejores momentos, Kevin Hart sigue siendo bastante malo, sobre todo cuando el personaje que interpreta es el polo opuesto a él mismo, que no es un soldado de élite de constitución poderosa, relativamente tranquilo y experimentado. Es un papel que habría sido perfecto para The Rock o Idris Elba, pero probablemente les salía demasiado caro. O quizá no se molestaron con los 17 chistes perezosos incorporados, que pueden encajar en el juego, pero que ya cansan en la película después del número dos.

Krieg, en la forma de Florian Munteanu, no se utiliza mucho. Sigue siendo un trozo de carne bien entrenado y tiene líneas que se pueden contar con un cuarto de dedo meñique. Es una pena, porque el personaje tiene mucha más profundidad en los juegos.

Funciona bien como protector cabeza hueca de la verdadera estrella de la película, la actriz infantil Ariana Greenblatt, probablemente más conocida por interpretar a la versión infantil de Ahsoka Tano en el universo de Star Wars y a Gamora en el MCU. Su papel de Tiny Tina está bastante bien hecho, captando tanto la inocencia infantil como la vulnerabilidad, combinadas con la arrogancia, la indiferencia y la falta de madurez que cabría esperar de una niña que juega con explosivos. De hecho, el personaje se desarrolla, y el papel es, si no genial, sí más memorable que su aparición en Barbie.

Los efectos de la película son bastante buenos; solo unas pocas veces los efectos CGI fallan para que te des cuenta de cuánto se ha generado realmente por ordenador. Los efectos físicos y el vestuario también están bien logrados. El entorno, en particular, está vívidamente creado y lleno de criaturas, personas, vehículos y viviendas, y junto con el ritmo, sirve para evitar contemplar agujeros argumentales durante demasiados nanosegundos seguidos.

Borderlands está más cerca de los juegos, y precisamente por eso puede funcionar. Es acción trepidante de principio a fin y no se hace ilusiones de ser una película francesa de cine negro que aspira a ganar la Palma de Oro.