Nos encontramos ante una familia estadounidense extravagante de clase alta que gobierna con puño de hierro con un tipo de dictadura distópica del futuro asiático. Se trata de una sociedad totalitaria parecida a la de videojuegos como Far Cry. Al principio, una gobernante fría como el hielo en la forma de Famke Janssen (Hilda Van Der Koy) escoge los «corderos de sacrificio» que se matan con frecuencia para mantener a raya a la población civil y es aquí donde nosotros, como espectadores, nos unimos por primera vez a la historia.
Bill Skarsgård (It) interpreta el papel de Boy, un joven sordomudo cuya hermana pequeña y su madre han sido asesinadas por la familia Van Der Koy. Boy consigue escapar, busca un refugio y se esconde en un pozo durante diez años, antes de resurgir de sus cenizas como un ave fénix y decide perseguir al asesino de su madre. Mientras tanto, un bohemio drogadicto de la jungla encuentra tiempo para entrenar a Boy en un montaje que parece una mezcla entre la película clásica de Jean-Claude Van Damme Kickboxer y las escenas más salvajes de la película de Jason Statham Crank.
Como sugiere el título, Boy Kills World es una historia simple de venganza en la que la sangre, las peleas y los disparos constituyen el 90% del argumento. Skarsgård, al igual que su hermano mayor, apenas ha estado parado en los últimos años; ha entrenado mucho y prácticamente sin comer carbohidratos, por lo que ahora tiene un cuerpo de gran estrella de acción, algo de lo que está más que dispuesto a presumir en cada escena. En su camino hacia la venganza se le cruzan los secuaces de la familia Van Der Koy, quienes están dispuestos a morir como moscas, mientras que Skarsgård, con una expresión estoica, les revienta la cabeza con sus puños irrompibles.
Dado que Boy no puede hablar, es su voz interior la que nos cuenta sus pensamientos y lo que ocurre en la película (porque la exposición hoy en día pesa más que algo de lo que cuidarse) y esa voz la hace ni más ni menos que H. Jon Benjamin de Bob's Burgers, haciendo que Boy suene como Bob, en Bob's Burgers en todo momento. Jon Benjamin nunca varía su tono de voz por lo que sonaría exactamente como Bob. Esto hace que Boy Kills World sea una película muy peculiar en cuanto al tono de voz, por si la estética y la trama estúpida no me hubieran ayudado ya con esta observación.
Hay algunas peleas divertidas en esta película, sin duda. Skarsgård hace el 90% del trabajo y está muy mazado, también domina muy bien los diferentes ataques y combinaciones que los coreógrafos de la película han elaborado. El resto, en cambio, es una basura. Los villanos son demasiado tontos y la película es demasiado larga y monótona para no aburrirte hasta que te quedas dormido. Habría sido mejor que Boy se hubiera quedado en el pozo y se hubiera comido una de las hamburguesas de Bob.