Recientemente gran parte de la comunidad de jugadores activos de Souls (al menos los de PS4) se pasó a Nioh para enfrentarse a la terrible plaga demoníaca de los yokai, un movimiento que hace aún más interesante comprobar cómo van a responder esos fans al retorno de la experiencia clásica Dark Souls con la expansión que nos ocupa. El Team Ninja parece haber tomado buena nota de la fórmula del éxito de From Software, pero si comparas ambos juegos Nioh es mucho más indulgente y te perdona la vida, lo que ha supuesto un nuevo gancho para algunos jugadores. Con esto en cuenta, ¿puede From Software reavivar la llama de la pasión de sus jugadores mediante un nuevo DLC para Dark Souls 3? Para averiguarlo, en los últimos días nos hemos ido de viaje hasta el fin del mundo en The Ringed City.
Hablar del 'lore' (del universo y la ficción) de un juego como este se hace a veces complicado, pues la mayoría de la gente disfruta de los trabajos de From Software principalmente por el desafiante combate y la distintiva mezcolanza de mecánicas, y no por su historia. Para limitar los detalles relacionados diremos únicamente que la Ciudad Anillada se emplaza en los confines del mundo conocido, enterrada bajo los escombros y las cenizas de las edades pasadas, y es en su interior donde reside el alma oscura, la fuente de poder infinito.
Por tanto el destino final de nuestro viaje conecta directamente con el otro DLC para Dark Souls III, Ashes of Ariandel, que ya analizamos hace unos meses. Pero esto también implica que The Ringed City es un contenido difícil de superar, para jugadores avanzados que cuenten con el nivel y la experiencia necesarios para afrontar los duros desafíos. Un soul level de aproximadamente 100 es recomendable, pero nosotros nos las hemos apañado sin problemas con nuestro personaje de nivel 90. Esta expansión despliega tres zonas separadas que superan con creces lo visto en Ashes of Ariandel en cuanto a escala y extensión, y para nuestra primera vuelta y la batalla contra el jefe opcional invertimos alrededor de siete horas de juego, si bien tenemos que señalar que no nos atascamos demasiado en ningún enfrentamiento.
En cuanto a la calidad de la experiencia, con este nuevo reto From Software consigue subir el listón de lo que significa DS3, consiguiendo marcarse un cierre fenomenal para lo que ha sido una prolongada y en ocasiones agotadora travesía. El DLC cuenta con algunas de las mejores batallas contra jefes (sobre todo el magnífico jefe final), un montón de secretos escondidos por doquier y uno de los decorados más bellos (dentro de la oscuridad general) que hemos visto en toda la serie. Esto último es todo un logro, teniendo en cuenta otros ejemplos como el paisaje abrumador de Irithyll del Valle Boreal en el juego principal. Pero aun así esta Ciudad Anillada nos ha cautivado aún más, quizá porque se trata de una nueva zona muy versátil y que a la par se mantiene creíble y consistente.
El diseño de los nuevos enemigos es igual de bueno. Con el paso del tiempo la naturaleza ha ido arrastrando todo lo que fuera creando el hombre para terminar arrojándolo a este foso del mal. Desgarradas se ven las alas de las pocas criaturas vivas que se ven por la ciudad, cubiertas de raíces aparecen las armaduras de los caballeros anillados. Es un aspecto original y distintivo. Los Dioses condenaron este lugar hace muchos siglos, de modo que la batalla entre las llamas y la oscuridad ya poco le afecta a la Ringed City.
Dicho esto, Dark Souls III lleva casi un año ofreciendo una experiencia de juego sin igual, pero tampoco exenta de algunos problemas. Ya el juego de base tenía sus pegas, sobre todo a nivel técnico en cuestiones de caídas de tasa de imagen, y sus dos DLC se ven afectados por lo mismo. A veces se interrumpe el bucle de sonido al pasar por un lugar o al cambiar de fase durante una batalla de jefe, y también hemos advertido unos tiempos de carga más pesados en una PS4 estándar, en comparación con el juego original. Con todo, lo que más puede sacarte de la inmersión son los objetos dibujados en la lejanía, que en ocasiones se ven extremadamente borrosos y confusos.
Pero en general The Ringed City es una delicia a los mandos y From Software sigue siendo capaz de sorprendernos con ideas muy ingeniosas incluso en su recta final. Si no te importa el reciclaje de algunos elementos familiares de la serie y te has acostumbrado a los problemillas de rendimiento, se trata de un gran final por todo lo alto para una de las mejores series del momento. Lo pasamos genial con el juego de 2016, y tras más de 200 horas invertidas en Dark Souls 3, podemos decir que The Ringed City está entre lo mejorcito que puede ofrecerte la serie.