A pesar del enorme potencial comercial en una licencia como la de Dungeons & Dragons (Dragones y Mazmorras en España), que durante décadas ha ofrecido una historia épica tras otra para millones de jugadores y creadas por ellos mismos, el cine tradicionalmente no ha sido tan benévolo con la franquicia. Todo debe construirse hacia un "algo más", todo debe tener un enorme universo cinematográfico detrás y, por lo tanto, también hay enormes expectativas para las películas que tienen ese potencial.
Ya sea El juego de Ender o La momia, la estrategia de las franquicias es una especie de triángulo de las Bermudas lleno hasta los topes de sueños rotos. En medio de esta era incierta llega Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones, que destaca precisamente por limitar la necesidad de una narrativa amplia, y en su lugar se conforma con el humor y un poco de romance aquí y allá.
"Honor entre ladrones" es muy sencilla. Por supuesto, hay un sinfín de nombres de lugares, personas y acontecimientos que se mencionan indistintamente, pero la historia de Edgin (Chris Pine) y Holga (Michelle Rodríguez), que reúnen a un grupo de personajes memorables para robar un artefacto, con la ayuda del excelente personaje de Hugh Grant, Forge, y quizás lo más importante, encontrar a la hija desaparecida de Edgin, es muy divertida. Como tal, no es una narración compleja, con innumerables hilos a los que seguir la pista.Si tenemos en cuenta la forma en que suelen construirse los universos fantásticos, donde la épica es una fuerza motriz central, Honor entre ladrones quiere ser íntima, incluso.
El variopinto grupo mencionado también está formado por Xenk Yendar (René Jean-Page) y la fantástica Doric (Sophia Lillis). Justice Smith interpreta al personaje de Simon Aumar, y todos ellos ofrecen sólidas interpretaciones, con peso de su interpretación puesto en observaciones y diálogos cómicos. Honor entre ladrones, como ya dije, es una película realmente divertida. El ritmo, la delicadeza y la solidez de la puesta en escena merecen la pena, aunque la película resulte demasiado larga para mantener el ritmo cómico. Pero todo rezuma humor, y muchos probablemente encontrarán que el hecho de que la película no se tome a sí misma demasiado en serio es un buen enfoque para un universo que, por lo demás, es bastante profundo.
También se debe al buen trabajo de John Francis Daily, Jonathan Goldstein y Michael Gilio, que llevan años trabajando en este guion. Se nota que aquí hay una exuberante energía creativa, que suele faltar en las grandes películas de fantasía de los últimos tiempos. Al menos no es cínica, no se puede llamar así. Sí se puede decir que es un poco larga, y hay que hacerlo, porque todo empieza a alargarse un poco al final, y esto se está convirtiendo en una tendencia superaburrida: que las películas taquilleras puedan durar menos de 130 minutos.
Pero Honor entre ladrones ofrece un montón de grandes efectos, toneladas de fanservice para los fans acérrimos del universo D&D, pero lo más importante es que cuenta con una actuación excelente y un guion eficaz. No es necesario que Dungeons and Dragons se convierta en una gran franquicia cinematográfica, pero si acaban yendo por ese camino, aquí tienen una excelente base para el futuro.