El gobierno tailandés, controlado por el ejército, ha tomado medidas para eliminar lo que considera "una amenaza pública para la paz y el orden", prohibiendo un videojuego que, temen, podría poner en peligro la seguridad nacional. El juego en cuestión es el notable simulador Tropico 5, en el que los jugadores comercian, hacen política, definen nuevas constituciones, gobiernan sobre sus ciudadanos como les conviene y controlan a un dictador corrupto para hacer progresar una isla tropical, llegando incluso a reprimir la ley mediante el uso del ejército.
"Es un buen juego con críticas positivas", recalca el director de marketing de New Era Thailand, Nonglak Sahavattanapong, a Associated Press. "Conseguimos licencias para distribuir Tropico 3 y 4 anteriormente, pero en la quinta entrega, la historia se ha desarrollado aún más, y podría haber alguna parte inapropiada para la situación actual".
Todavía no queda claro por qué motivo concreto ha decidido actuar de este modo el gobierno tailandés, si bien puede que tenga que ver con los posibles escenarios que se pueden llegar a dar en el juego y con la cercanía de los sucesos acontecidos en el país asiático en los últimos meses (por los que el general Prayuth Chan-ocha dio un golpe de estado y terminó derrocando el gobierno elegido democráticamente el pasado mes de mayo).
Está claro que en el estudio Haemimont Games no habrá caído demasiado bien que su juego haya sido prohibido en todo un territorio, pero también es probable que la publicidad de Tropico 5 generada por esta censura sin precedentes compense con creces.