Final Fantasy es una serie que ha recorrido una gran trayectoria en los últimos 36 años. Como muchas otras franquicias, este gigante japonés no ha tenido un camino de rosas. Lo que ahora los fans han proclamado como edad "dorada", Final Fantasy lideró el panorama de los videojuegos en los 90 con clásicos como Final Fantasy VI y VIII hasta la novena entrada tan querida y el titánico VII. Sí, Final Fantasy fue sin ninguna duda muy importante. Pero le pasó lo mismo que a Ícaro al caer del cielo después de intentar alcanzar el sol. La trilogía de FF XIII decepcionó a los fans y Final Fantasy XIV se estrelló debido a un catastrófico estado de bugs nada más lanzarse, y no hablemos del desastre de Square en All the Bravest.
Pero entonces ocurrió algo. Como Gandalf el Blanco llegando al rescate al final de Las dos torres, fueron títulos como Final Fantasy XV, FFVII Remake y el adorado regreso de Final Fantasy XIV (con sus expansiones correspondientes) los que revitalizaron la franquicia. Pero, ¿qué importancia tiene todo esto en relación con la decimosexta entrega? Pues bien, una pieza clave en este resurgimiento de la franquicia fue Naoki Yoshida, el mismo hombre que ahora está al frente de Final Fantasy XVI junto al director de The Last Remnant, Hiroki Takai.
Por tanto, la emoción se apoderó de la sala cuando llegamos a Londres para probar al fin el esperado nuevo título de la saga. Sin más dilación, comencemos.
Según el propio Yoshida, Final Fantasy XVI es una historia de política y guerra ambientada en el mundo ficticio de fantasía de Valis'thea. Trata sobre cinco naciones al borde de la guerra situadas en los continentes de Ashe y Storm. Todas las naciones dependen de los cristales madre que perjudican su riqueza, poder y supervivencia. El poder de los cristales ha empezado a disminuir, avivando las llamas de la guerra. Cada nación posee poderosos seres mágicos, conocidos como Eikons, que se encuentran en unos pocos individuos y son similares a las armas nucleares, provocando un estancamiento de la Guerra Fría en todo el mundo. En medio del intenso conflicto seguimos a Clive Rosfield, del Gran Ducado de Rosaria. Clive es el fiel protector de su hermano Joshua, el Eikon Fénix de Rosaria. Tras la tragedia del principio del juego, el jugador controla a Clive desde el final de su adolescencia hasta los treinta, en un viaje de venganza que dura una década.
Con el nuevo mundo de Valis'thea, Yoshida y Takai se alejan de las fantasías que han marcado su serie en los últimos 20 años. En su lugar, la ambientación de conflictos geopolíticos y guerras hace que XVI recuerde a Final Fantasy Tactics, The Last Remnant y XII, y cuenta con personajes destacados de dichos títulos. Así, Valis'thea tiene similitudes con el mundo de Ivalice y la guerra de los leones de Tactics, y también con el Reino de Dalmasca contra el Imperio de Arcadia.
Liderado, desarrollado y dirigido por un equipo de Final Fantasy con más experiencia que el equipo formado por Yoshinori Kitase, Tetsuya Nomura y Motomu Toriyama, XVI supone un gran cambio para la serie principal de un solo jugador, que durante mucho tiempo ha estado arraigada en su visión de Final Fantasy. Así, los escenarios de XVI resultan novedosos y son una continuación de lo anterior.
Sin embargo, lo que sí ha cambiado por completo respecto a las versiones anteriores es el combate. Dirigido por el veterano de Capcom Ryota Suzuki (Dragon's Dogma, Devil May Cry V), la entrega XVI abandona el combate por turnos para dar paso a intensas secuencias de acción. Como resultado, nos ofrece un sistema asombrosamente ajustado que fusiona elementos de Final Fantasy y lo mejor de Devil May Cry. Tuvimos la oportunidad de controlar a Clive, que estaba en su treintena, con un vasto arsenal de habilidades ya desbloqueadas. Cada habilidad estaba vinculada a los eikons mágicos Fénix, Garuda y Titán, que a su vez estaban asociados a un elemento mágico. Las habilidades de Titán eran ataques potenciados con fuerza, mientras que Fénix hacía que Clive se teletransportara por el campo usando el fuego. Garuda te permitía desbloquear ataques rápidos sucesivos y utilizar un grancho para arrastrar a los enemigos.
Para salir vencedor en el fragor del combate, el jugador debe presionar L2 para cambiar rápidamente los Eikons, mientras utiliza ataques de espada simples, para encadenar poderosos combos. Pulsando el triángulo, Clive puede emplear magia sin parar y sin PM, así como cargarla para potenciarla. Esquivar también es un punto clave en el combate. Si pulsas R1 en el momento adecuado, ralentizarás el tiempo y podrás contraatacar con más fuerza. Al igual que en NieR: Automata, esquivar es fácil de ejecutar mientras haces malabares con los Eikons. Además, volverá el asombroso medidor de FFVII Remake. Tras una cadena de ataques certeros, Clive romperá la defensa de su oponente, lo que hará que cada ataque sea aún más dañino.
Al principio puede resultar un poco complicado, pero tras comprender el sistema de combate y experimentar con las habilidades podrás abordar cada encuentro de forma diferente y pasártelo en grande dominando oponentes en el campo de batalla.
Para poner a prueba nuestras habilidades, la demo incluía una serie de combates desafiantes contra la Eikon Garuda. Nuestro primer encuentro fue contra su forma humana en lo alto de la torre de un castillo, con una montaña mágica de cristal de fondo. La pelea tenía varias fases que la hacían cada vez más difícil. Cada fase comenzaba con una animación rápida que aumentaba el dramatismo en combate. Durante la pelea, XVI hace que el jugador utilice todas las habilidades de las que dispone para vencer, lo que potencia bastante la profundidad del sistema de combate. Finalmente, conseguir la victoria es muy satisfactorio, a pesar de que durante el combate se escapan algunas palabrotas innecesariamente.
Nuestra segunda pelea con Garuda estaba a otro nivel. Esta vez Clive se enfrentaba a un gigante de varios pisos de altura en la cima de una montaña, algo parecido a los combates que encontramos en Shadow of the Colossus. Para vencer al oponente, durante la primera fase tuvimos que recurrir a las habilidades del Eikon Fénix, con el cual Clive obtiene la capacidad de golpear a distancia para alcanzar sus puntos débiles. Sin embargo, en la segunda fase, invocamos al Eikon Ifrit, por lo que comenzó un combate de lucha libre al estilo de King Kong vs. Godzilla que destruía el escenario a su paso. Aunque parecía épico e impresionante, gran parte de la lucha se basaba simplemente en un sistema QTE. Es una lástima, ya que el mero hecho de controlar a un Ifrit gigantesco ya era bastante emocionante.
Cuando el polvo se disipó, gran parte de la masa terrestre había sido completamente erradicada. Esto demostraba que los Eikons tienen un impacto devastador en el mundo. Al hablar sobre las batallas de invocación a gran escala, Yoshida añadió que ningún enfrentamiento es igual. Cualquiera podría convertir el juego en un shooter en tercera persona, pero también vimos imágenes adicionales de lo que parece un endless runner y muchas cosas más. Ante esto solo podemos decir que tenemos unas ganas tremendas de ver más enormes peleas.
Sin embargo, si hablamos de exhibición, Final Fantasy XVI es un videojuego increíblemente bonito. Los primeros tráilers que vimos cuando se anunció no le hacían justicia para nada. Pudimos ver tres zonas distintas de Valis'thea. La primera era un jardín de la tierra natal de Clive, que servía como tutorial. La segunda era un castillo a las afueras de la capital imperial y la tercera era un bosque tropical. Las favoritas fueron la primera y la tercera, ya que parecían dos entornos distintos, muy lustrosos y rebosantes de vida. Desde el brillo resplandeciente del sol hasta el movimiento suave de las hojas con el viento, se notaba mucho que habían intentado hacer de él un mundo vivo. Así que fue una pena que el nivel en el cual pudimos jugar más tiempo fuera el interior de un castillo, donde básicamente todo era de diferentes tonos de gris. Aparte de la preciosa capilla con claras referencias muy cristianas, el castillo era bastante aburrido de explorar. Por suerte, hablando con Naoki Yoshida antes de la presentación, pudimos ver muchas otras zonas y ciudades interesantes. Ojalá hubiéramos podido ver más.
Tras haber probado el juego nosotros mismos, nos vino a la cabeza algo que dijo el creador de Final Fantasy, Hironobu Sakaguchi. Una vez afirmó que un juego de Final Fantasy lo tiene todo. Al preguntarle a qué se refería, dijo que era complicado de explicar, pero pudo decirnos que ahora este juego lo tiene todo. Después de haber jugado a una pequeña parte del XVI, no estamos seguros de si Sakaguchi diría lo mismo ahora. Sin embargo, sí podemos decir con certeza que Final Fantasy XVI impulsa la franquicia en una interesante dirección, aunque todavía familiar, que sigue innovando y ampliando sus horizontes, tal y como en la época dorada de los 90. Solo por eso ya se está convirtiendo en una experiencia increíble.