Dani Alves, ex futbolista brasileño del Sevilla, Barcelona, Juventus y París Saint-Germain, fue acusado de violar a una mujer en un club nocturno de Barcelona el 30 de diciembre de 2022. Tras pasar a disposición judicial, fue declarado culpable de violación en un juicio celebrado en febrero de 2024, pero fue puesto en libertad tras pagar una fianza de un millón de euros.
Sin embargo, el caso dio un vuelco el 28 de marzo de este año, cuando el Tribunal Supremo de Cataluña respondió al recurso de Alves y anuló su condena, porque el tribunal consideró que el caso tenía una incoherencia en relación con las pruebas biológicas. Esto anuló su prohibición de viajar y la orden de alejamiento y le concedió una indemnización.
Ahora, la fiscalía de España recurre la decisión del Tribunal Supremo catalán, defendiendo que las pruebas que el tribunal utilizó para absolver a Alves eran una interpretación errónea que contradice el informe científico, es "arbitraria y cruel" y condena moralmente a la víctima, que permanece en el anonimato (vía RTVE).
En concreto, la prueba que el tribunal utilizó para absolver a Alves fue el hallazgo de ADN de Alves en su boca, creyendo que procedía de semen, cuando la acusadora había dicho que no hubo felación antes del coito. Los fiscales argumentan ahora que el ADN de la boca de ella podría proceder de otras fuentes, como besos o compartir una bebida.
Los fiscales también recuerdan que el consentimiento es revocable y que el hecho de que la acusadora entrara en la cabina del baño donde se produjo el coito con él no significa que estuviera dispuesta a hacerlo, y no le resta credibilidad.