Joe Burrow, quarterback de los Cincinnati Bengals, el segundo jugador de fútbol americano mejor pagado del mundo (55 millones de dólares al año) es el último jugador de la NFL cuya casa ha sido asaltada y robada.
Los ladrones rompieron una ventana y saquearon una habitación, sin causar heridos. Fue una empleada de Burrow quien encontró la escena del crimen.
Es el tercer caso en lo que va de año de una estrella de la NFL que sufre un robo en casa. Los autores aprovechan el calendario de la NFL para entrar en sus casas durante el partido. En el caso de Joe Burrow, fue el lunes pasado durante el partido de los Cincinnati Bengals contra los Dallas Cowbows -partido que ESPN+ y Disney+ retransmitieron en directo en versión "Simpsonificada"-.
Recientemente, Patrick Mahomes y Travis Kelce, ambos de los Kansas City Chiefs, sufrieron robos en sus casas en octubre. En la NBA, Bobby Portis, de los Milwaukee Bucks, y Mike Conley, de los Minnesota Timberwolves, también sufrieron robos en sus casas en noviembre y septiembre.
Ambos deportes envían alertas de seguridad a los jugadores, alertando de que los ladrones se dirigen cada vez más a los deportistas mediante grupos organizados.
Recientemente, Joe Burrows saltó a los titulares tras gastarse un Batmóvil de verdad, un vehículo en funcionamiento utilizado en Batman Begins, aunque no se le permitiría conducirlo.