¿Cuántas veces hemos escuchado en las campañas promocionales de las películas de Marvel decir que esta nueva entrega "no se parece" a las anteriores y que es realmente algo nuevo... solo para comprobar que al final sigue siendo lo mismo de siempre? En el UCM post-Endgame, me vienen a la mente casos como Viuda Negra, Eternals, Ant-Man y la Avispa: Quantumania, The Marvels... Ningunas de ellas supo realmente ofrecer algo diferente, y la acumulación de estrenos de películas y miniseries anestesiaron al público con continuismo y cada vez más mediocridad.
Pues bien, a riesgo de sonar tópico, creo realmente que Capitán América: Brave New Word logra estar a la altura de las expectativas de ser algo nuevo y diferente... siempre que entiendas que "diferente" no tiene por qué significar mejor. Simplemente, diferente. Y eso es justo lo que la franquicia necesitaba, aunque probablemente va a perder fans por el camino.
Intentar replicar la emoción que sentimos con las aventuras de Steve Rogers y los Vengadores años atrás es imposible. Requiere soltar la mochila de las expectativas, olvidar lo que aprendimos a esperar de las películas de Marvel, y estar dispuestos a tener tiempo y paciencia para conocer a nuevos héroes. O, en este caso, conocer una nueva faceta de alguien que debutó hace más de diez años en el UCM, pero siempre como segundón: Sam Wilson, antes Falcon, y ahora Capitán América.
El visionado de Falcon y el Soldado de Invierno, la miniserie de Disney+ de 2021, es muy recomendable para conocer la situación en la que está Wilson: pasó seis capítulos decidiéndose sí tomaba el rol de Capitán América, y naturalmente algo así no se decide a la ligera, sobre todo para alguien sin superpoderes, sin el "supersuero". La presión de ser un nuevo Capitán América (y uno negro, aunque el tema racial queda casi superado, sin mucho más que añadir que no se dijera en la serie) es el corazón de la cinta. Eso sí, a veces queda muy en segundo plano, y la intriga y la acción a menudo hace sombra a la emoción, cosa que no suele pasar en Marvel.
Esta es, probablemente, la película de Marvel más sobria y "fría", y aunque Anthony Mackie es convincente como protagonista, carece del carisma y magnetismo de alguien como Chris Evans/Steve Rogers. El cariño que los espectadores desarrollaron por personajes como el antiguo Capitán América (o Tony Stark, o Spider-Man, o Thor y Loki, los Guardianes de la Galaxia) es lo que hacía que acudieran en masa a las salas, para ver el siguiente capítulo de la "telenovela". Sin personajes así, muchos fans perderán el interés, y veo complicado que esta película, que pone el foco en la intriga política, vaya a entusiasmar a mucha gente. Marvel ha intentado introducir nuevos personajes con resultados desiguales; con el tiempo veremos si las semillas de Shang-Chi, Caballero Luna, Ms. Marvel, Thunderbolts o Los Eternos dan sus frutos.
Pero "Capitán América 4" sabe que juega con desventaja, incluso comparada con otras de Marvel post-Endgame, al llevar el título de "Capitán América" sin la persona que todos asocian con Capitán América. Hasta el personaje de Harrison Ford lo dice, "¡no eres Steve Rogers!", y Wilson responde "no, no lo soy" (una línea del tráiler que se ha cortado en el montaje final, por cierto). Partiendo de ahí, el director Julius Onah (The Cloverfield Paradox) prueba otra cosa: retoma la idea de los hermanos Russo de hacer del Capitán América: El Soldado de Invierno (la segunda entrega en "solitario" del Capi, en 2014) un thriller político mezclado con superhéroes (por entonces no paraban de compararla con "Los tres días del cóndor" y "Todos los hombres del presidente", animados por la presencia de Robert Redford)... y esta vez no se queda en medias tintas.
El fichaje de Harrison Ford como el general Thadeus "Thunderbolt" Ross (interpretado anteriormente por el fallecido William Hurt) también ayuda a alinearla con cintas como "Air Force One" o las adaptaciones del Jack Ryan de Tom Clancy ("Juego de patriotas" o "Peligro inminente"). Ford, la última persona a la que esperaríamos uniéndose a una franquicia tan automatizada como Marvel, se muestra entregadísimo, con un papel muy amplio y sin pudor de retorcerse y sacar su lado más "furioso".
Si la idea de un thriller de espías, conspiraciones y tejemanejes políticos (con paralelismos de actualidad interesantes) te atrae, apuesto a que disfrutarás de lo lindo con Capitán América: Brave New World, incluso cuando no es lo que suele ofrecer esta franquicia... o precisamente por eso. En menos de dos horas (cosa rara en Marvel) la trama avanza de forma muy ágil, con muy pocas concesiones para el humor marca de la casa y sin mucho interés en mirar a otros personajes y futuras tramas de la franquicia Marvel (más allá de "namedrops" inevitables y algún que otro cameo). Mención especial a la banda sonora, que acompaña a la película de forma espectacular.
Lo malo, eso sí, es que el guion juega al misterio... con cosas que la campaña promocional han desvelado sin ningún tipo de pudor. Ciertas "sorpresas" de la película eran simplemente imposibles de esconder en una película de Marvel, así que la compañía ha decidido dejar de jugar al despiste, como con Spider-Man (que no les salió muy bien) y... bueno. En cierta forma, lo comprendo: hubiera sido difícil montar un tráiler con las suficientes dosis de acción y efectos especiales sin mostrar todas sus cartas. Esta es otra forma de decir que Capitán América: Brave New World es de las películas de Marvel menos "espectaculares": no escasea la acción, pero no esperéis grandes batallas ni virguerías con los efectos especiales (y cuando las hay, los efectos digitales no son gran cosa). Cosa que también agradezco: es más coherente con el tipo de película que intenta ser.
De lo que sí pueden estar tranquilos los fans de Marvel es que recupera con astucia hilos tanto de Capitán América: Civil War (2016) como de El Increíble Hulk (2008), y algunas otras. Y aunque el guion haya sido un "collage" de cinco guionistas que ha sido triturado y agitado por reescrituras y reshoots (incluyendo borrar los lazos de un personaje anteriormente agente del Mossad), lo consigue de forma muy convincente: las consecuencias de los acuerdos de Sokovia, la aparición del Celestial en medio del Índico al final de Eternals, el "Capitán América negro" original, Isaiah Bradley... y hasta elementos de la lejanísima película de Hulk de Edward Norton. Kevin Feige tiene todo bien atado (o es un genio improvisando), y los fans del UCM disfrutarán de cómo encajan todas las piezas, incluyendo algunas que creían perdidas.
Pese a lo bien que la película se integra en la continuidad de Marvel, y a los habituales (aunque esta vez no tan concretos) cabos abiertos para futuras películas (solo una post-créditos, al final de todo) Capitán América: Brave New World es muy diferente al resto de películas de Marvel y del superhéroe. Carece de la emoción de la trilogía de Steve Rogers y es también más pequeña y contenida: es una nueva línea más realista, más fría y "sucia", menos dicharachera y "superheroica" (no os asustéis, sigue siendo muy entretenida). Nunca diría que prefiero Brave New World a El Soldado de Invierno o Civil War... pero es justo lo que le pedía a Marvel: volver a sorprenderme.