En 2023, Netflix estrenó un drama biográfico que se centraba en la vida del empresario de Burnley Dave Fishwick y en la increíble historia de cómo desafió las probabilidades y alteró el orden establecido creando un banco comunitario en el Reino Unido. Esa película (El banco de Dave) se convirtió en un éxito instantáneo, captando y encandilando a espectadores de todo el Reino Unido por su encantador montaje de tipo David contra Goliat. Aunque a muchos les habría bastado con esa historia independiente, la película funcionó tan bien que Netflix dio luz verde a una secuela, una película que seguía adaptando y profundizando en la extraordinaria vida de Dave.
Esa película, Bank of Dave 2: The Loan Ranger, se estrenó hace poco en el servicio de streaming, y ahora te estarás preguntando si deberías añadirla a tu lista de visionado. Inmediatamente, puedo decirte que, al igual que su predecesora, si te gusta el entretenimiento ligero, reconfortante e imposiblemente encantador, no te decepcionará, aunque parte de ese encanto se haya desvanecido en esta segunda salida.
Esencialmente, mientras que la primera película trataba de Dave superando las adversidades y a la aplastante oligarquía financiera británica, en esta segunda busca justicia para los afectados por los prestamistas de día de pago. Debido a la falta de una política que controle el modo en que estas empresas operan y llevan a cabo sus negocios, Dave se da cuenta de que han estado encerrando a los prestamistas en acuerdos en los que tienen que pagar tipos de interés exorbitantes, por lo que inicia una admirable campaña para poner fin a esta situación e ilegalizar el mayor número posible de ellos en el Reino Unido. Es una historia y una narrativa con las que es imposible no identificarse, y el reparto hace un buen trabajo proporcionando personajes simpáticos con los que identificarse, pero le falta algo importante: un buen villano.
Esta vez, el "malo" principal es Carlo Mancini, interpretado por Rob Delaney, el jefe de una de las mayores empresas de préstamos de día de pago. Aunque Delaney interpreta muy bien el papel de este desalmado y apático prestamista, dado que tiene su base en Nueva York y Dave y la pandilla se encuentran en Burnley, se trata de una dinámica de villano muy diferente y menos eficaz que la que vimos en la primera película, en la que Hugh Bonneville hizo un gran trabajo proporcionando un individuo más afín hacia el que dirigir tu antipatía. Esta misma naturaleza de no proporcionar un gran antagonista también se ve respaldada por la falta de "lugartenientes" convincentes en el ejército de Mancini, ya que, en su mayor parte, Dave se pasa el tiempo simplemente luchando contra el orden establecido, lo que, para ser una secuela, no acaba de encajar tan bien por segunda vez.
Pero Rory Kinnear vuelve a estar genial en el papel de Dave, interpretando a un personaje que no puede desagradarte. Chrissy Metz y Amit Shah también trabajan bien juntos y ayudan a reforzar un reparto que en esta continuación echa de menos el carisma de Phoebe Dynevor y Joel Fry.
Para ser una secuela a pequeña escala a la que claramente no se dio el mismo cheque en blanco que reciben muchas de las caras porquerías de Netflix, Bank of Dave 2: The Loan Ranger tiene éxito. No es un paso adelante con respecto a su predecesora y hay lugares claros en los que la película falla, pero lo que sí ofrece a raudales es emoción y encanto. Este es otro ejemplo de la pequeña persona que vence a las adversidades, y por ese motivo, no encontrarás muchas opciones nuevas en Netflix de las que salgas sintiéndote tan sencillamente feliz y con el corazón tan calentito como esta.