Tras dos días sofocantes repletos de sorpresas e imprevisibilidad, Wimbledon encontró por fin su equilibrio el miércoles. El defensor del título, Carlos Alcaraz, y la cabeza de serie femenina, Aryna Sabalenka, aportaron la estabilidad que tanto necesitaba el torneo, con actuaciones serenas que les facilitaron el paso a la tercera ronda.
Alcaraz se enfrentó al comodín británico Oliver Tarvet, un jugador universitario clasificado en el puesto 733 del mundo, en un partido que (sobre el papel) parecía una formalidad. Pero con tantos grandes nombres ya fuera, como Zverev, Medvedev y Gauff, nada podía darse por sentado. Tras un comienzo titubeante en el que tuvo que salvar tres puntos de ruptura en su primer juego de servicio, el español encontró rápidamente su ritmo. Cerró el partido por 6-1, 6-4 y 6-4, mostrando su característico control y explosividad cuando era necesario.
"Me encantó su juego, la verdad", declaró Alcaraz tras el partido, elogiando al joven británico, que no había dado muestras de nerviosismo en el que era sólo su segundo partido en la gira. Puede que Tarvet se quedara corto, pero su intrépido disparo y su energía conquistaron al público de la Pista Central y dejaron una fuerte impresión en el vigente campeón.
Antes, en la misma pista, Sabalenka superó el enérgico desafío de la checa Marie Bouzkova y se impuso por 7-6(4) y 6-4. Aunque no fue su actuación más dominante, fue una declaración de intenciones de la bielorrusa, que sigue persiguiendo su primer título de Wimbledon. "Es triste ver tantos reveses", admitió Sabalenka tras su victoria, "pero estoy centrada en mi propio juego".
Por lo demás, más cabezas de serie se unieron a la creciente lista de bajas del torneo. La italiana Jasmine Paolini, subcampeona el año pasado, cayó en tres sets ante la rusa Kamilla Rakhimova. El estadounidense Frances Tiafoe, número 12 del mundo, fue derrotado por el británico Cameron Norrie en cuatro sets, continuando la tendencia de inesperadas salidas prematuras del cuadro masculino.
A pesar de las sorpresas, varios grandes nombres consiguieron mantener el rumbo. Madison Keys, sexta cabeza de serie y vigente campeona del Abierto de Australia, superó a Olga Danilovic en sets corridos. Por su parte, Naomi Osaka, no cabeza de serie pero siempre peligrosa, derrotó a Katerina Siniakova por 6-3 y 6-2, en una de sus mejores actuaciones de los últimos meses.
Las esperanzas británicas se mantuvieron vivas cuando Emma Raducanu, que está recuperando la forma y la confianza, impresionó con una imponente victoria por 6-3 y 6-3 sobre la campeona de 2023, Marketa Vondrousova. Sonay Kartal también avanzó, pero Katie Boulter tuvo problemas de regularidad y cometió 14 dobles faltas, cayendo ante la perdedora de la suerte argentina Solana Sierra.
Más allá de las cabezas de serie, las estrellas emergentes tuvieron sus momentos. El brasileño Joao Fonseca, de 18 años, señalado como un futuro rival de Alcaraz y Sinner, logró una victoria de gran calidad en cuatro sets contra Jenson Brooksby, lo que provocó el apoyo de los aficionados brasileños en la pista 12.
Con el enfriamiento de las temperaturas y la recuperación de la forma de los principales jugadores, Wimbledon volvió a parecerse a sí mismo. Pero, como han demostrado las primeras rondas, nada puede darse por sentado sobre hierba.