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El sol brilla en el cielo. Unos pasos pesados atraviesan la pantalla por el camino de tierra empapado por la lluvia mientras adopto una postura cómoda en la butaca del cine y espero, sin pestañear, a que se desarrollen los acontecimientos. Los primeros momentos evocan emociones, dolor, tristeza y ternura que casi se intuyen con la mirada, y una fase del ciclo de la vida. La escena, sin embargo, aún está por desarrollar, pues su impacto en el cuadro general aún no está claro. A vista de pájaro, la bandada de cuervos titular de la película es un símbolo de crueldad y sirve de marco de fondo.
De repente, damos un salto muy adelante en el tiempo, y empiezo a preguntarme qué ha ocurrido antes durante el desplazamiento temporal. Intento construir un puzzle a partir de las pequeñas piezas dadas, que están conectadas con el todo, pero hasta ahora hay muy pocas piezas. Las escenas de la pantalla podrían describirse como, al menos, sobrenaturales, pero también espeluznantes, violentas, oscuras y emotivas. A veces se vuelve relajada, delicada y francamente liberadora, pero hay demasiados misterios de fondo que plantean interrogantes, por lo que es demasiado fácil llegar a la conclusión de que tarde o temprano el idilio se hará añicos.
Cuando la acción empieza a aumentar de verdad, más o menos después del primer tercio de la película, también nos acercamos mucho más a la trama principal de la película. El interés aumenta entonces considerablemente a medida que las piezas empiezan por fin a encajar, y la historia también se ve coloreada por pequeños giros. Hay que decir, sin embargo, que The Crow no es un asunto muy profundo, sino que se centra en gran medida en el personaje principal de la película, la historia de venganza de Bill Skarsgård, que se manifiesta de una forma muy brutal. Los amantes de la acción, entre los que me incluyo, se divertirán mucho con esto. También consiguieron colar un par de chistes impregnados de humor negro, que me hicieron reír.
La música desempeña un papel importante en ciertos pasajes, con canciones jangosas inspiradas en el rock que acentúan la atmósfera, especialmente durante las secuencias brutales y trepidantes. Sin embargo, una excepción me hizo plegar las aletas de las orejas para proteger mis tímpanos, ya que este tipo de yonqui sin comprensión de la alta cultura no puede tolerar la ópera en ninguna de sus formas. Es cierto que esta forma de arte se utilizó ingeniosamente para acompañar la escena más brutal de la película, pero aun así me protegí los oídos. Sin embargo, una vez terminada la acción, me reí a carcajadas con la mencionada escena humorística, lo que borró inmediatamente de mis oídos el amargo eco de la canción de ópera.
En este sentido, llegué a mi crítica de la nueva película con una pizarra limpia, porque en realidad no recuerdo nada de la película homónima de los años 90, aparte del comentario de mi amigo: "Ah, ¿la película con el actor principal que se parece a Ville Valo?", y yo misma dije lo mismo, riéndome. También hay un cómic relacionado con la película, pero no lo he leído, y sólo sé de la publicación de la revista por una breve entrada de blog que la describe. Por tanto, la calificación se da sobre una pizarra limpia, por así decirlo, y sin demasiadas reminiscencias de las antiguas. El mayor punto negativo de The Crow es quizá un poco sorprendentemente la violencia excesiva, aunque me gusta su brutalidad, porque a veces iba demasiado lejos. Sin embargo, al final sentí esos familiares escalofríos por la espalda que me dijeron que merecía la pena ver esto.
Gamereactor España
