The Umbrella Academy ha vuelto y por fin tuve la oportunidad de acabar la segunda temporada el fin de semana pasado, después de pegarme una buena maratón.
Como tantos otros proyectos de Netflix, la serie está basada en una serie de cómics, en este caso, una de Gerard Way (también cabeza visible de My Chemical Romance). Antes de adentrarnos más, aquí os dejamos un rápido resumen de la historia para que todo el mundo sepa de qué hablamos (que también engloba la primera temporada sin hacer en realidad ningún tipo de spoiler):
Siete hermanos nacidos en el mismo día y con las mismas circunstancias inusuales crecen y obtienen poderes especiales viéndose envueltos en una experiencia épica llena de acción, aventura y viajes en el tiempo. Añádele a eso una madre androide, un chimpancé parlante, un excéntrico multimillonario (al que no le gustan mucho los niños a pesar de haber adoptado a siete de ellos de una tacada) y el fin del mundo, y el resultado será una propuesta tan original como esta.
El viaje en el tiempo es el elemento principal de la serie. Como alguien al que le fascina este tema, tuve que dejar de lado la lógica cuando se trataba de pensar en las consecuencias de viajar en el tiempo y la forma en la que se ha tratado en las dos temporadas. Hay muchas preguntas sin respuesta, la mayoría relacionadas con el propósito y los poderes de La Comisión, una organización encargada de cuidar la línea del tiempo y de asegurarse de que todo lo que debe suceder suceda sin paradojas. Es aquí donde la serie se toma más libertades, más incluso en esta temporada que en la primera. Por ello, es mejor que no pienses en ello demasiado, no sea que no te salgan las cuentas.
Si puedes vivir con un poco de disonancia narrativa, entonces verás que el resto de la historia es increíblemente entretenida, con los hermanos superpoderosos volviendo atrás en el tiempo para evitar el fin del mundo una vez más. Esta vez es diferente, y es que el apocalipsis está ligado a eventos que tuvieron lugar en Dallas en 1963, cuando asesinaron a JFK. La historia comienza donde acabó la primera temporada, los hermanos vuelven a Texas, llegan al mismo lugar, pero en momentos diferentes de los años anteriores al fatídico día en el que el presidente pasó por la plaza Dealey.
Como hemos dicho, hay ocasiones en las que el viaje en el tiempo no se usa de una forma muy elegante, sin embargo, dejar a los hermanos y hermanas en esas circunstancias históricas tan significantes facilita el seguimiento de la historia. También supone una oportunidad de volver a esos coches clásicos y a las vestimentas llamativas de la época, además de transportarnos hacia esa homofobia institucional y social y del racismo característicos de ese entonces. Por supuesto, hay muchos paralelismos que se pueden trazar entre el antes y el ahora, lo que provoca un mayor impacto de esos momentos.
Lo que más falta en esta segunda temporada es la dinámica entre Hazel y Cha-Cha. En vez de eso, se nos presentan otros nuevos asesinos suecos. Los diseños atrevidos de los personajes nos llevan de nuevo a los orígenes de la serie de cómics, pero estos nuevos enemigos no son ni de lejos tan carismáticos como el escuadrón de la muerte de La Comisión en la primera temporada, y la verdad que eché de menos esa trama secundaria en concreto.
Ese nuevo escenario ambientado en los 60 ayuda bastante a refrescar las cosas. En esta temporada seguimos contando de forma constante con giros en la trama, y tengo que decir, que hay algunos de ellos que ni siquiera vi venir. Con respecto a eso, The Umbrella Academy es una delicia constante y en esta segunda entrega, ha hecho un gran trabajo al cambiar entre épocas de una forma tan clara y añadiendo constantemente fragmentos de la historia de fondo sobre los personajes principales y sus respectivas motivaciones.
Lo que más me ha gustado ha sido el brutal sentido del humor que aparece en toda la producción. Hay algunos momentos que son brillantemente divertidos, y los hermanos están frecuentemente bromeando entre ellos. La ventaja de tener siete líderes es que hay espacio suficiente para que cada relación crezca y se desarrolle, y todo esto en esta familia tan peculiar que está en constante cambio, es lo que hace que la historia siga adelante.
Otro aspecto que destacar es la gran calidad del reparto y las consiguientes actuaciones de los actores. No tienen fisuras, pero es algo de esperar si hablamos de un elenco con gente como Ellen Page, aunque hay que decir que Aidan Gallagher se lleva el protagonismo una vez más con su papel como Cinco, un hombre mayor atrapado en el cuerpo de un joven. No vemos ningún actor o actriz que no convenza al espectador, y dejan algunas escenas muy hábiles que cobran vida por sus momentos bien coreografiados, efectos especiales decentes y el acento la identidad visual que distingue a la serie del resto.
Finalmente, si eres capaz de perdonar los agujeros en el guion relacionado con los viajes en el tiempo, hay muchas cosas de las que disfrutar en esta segunda temporada de The Umbrella Academy, con un mayor espacio que les permite a estos hermanos y hermanas tan peculiares crecer ante el trasfondo de una historia muy loca que no se anda con chiquitas y que no dejará de sorprenderte. Puede que haya alguna idea o dos sacadas de X-Men y Heroes, pero gracias a ese estilazo tan diferente y ese sentido del humor tan retorcido, merece mucho la pena ver la segunda temporada de principio a fin.