Durante una reunión en la Conferencia de Seguridad de Múnich, Volodymyr Zelensky dijo al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, que Ucrania necesita garantías firmes de seguridad y un plan de paz conjunto con Estados Unidos antes de considerar la posibilidad de negociar con Vladimir Putin.
La discusión terminó con el acuerdo de ambos dirigentes sobre la necesidad de proseguir las conversaciones ("nuestra primera reunión, no la última", dijo Zelensky), aunque no se avanzó de inmediato en un acuerdo crucial sobre minerales vinculado al apoyo de Estados Unidos.
Los líderes europeos, alarmados por las concesiones unilaterales de Donald Trump a Rusia a principios de semana, aseguraron a Zelensky que la soberanía de Ucrania seguía siendo una prioridad. Mientras tanto, las tensiones aumentaron cuando el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, desestimó las ambiciones de Ucrania en la OTAN e insinuó concesiones territoriales, lo que provocó un alboroto entre los aliados europeos.
A pesar de las preocupaciones, el presidente ucraniano parecía confiado en que había conseguido frenar cualquier negociación precipitada al tiempo que se aseguraba el respaldo occidental a largo plazo para la defensa de su país. Por ahora, queda por ver cómo la evolución de la dinámica de poder configurará el futuro de Ucrania.