Los caminos del simracing pueden ser largos y llenos de baches (y caros también), pero las paradas que plantean llevan definidas ya más de una década. Casi siempre, el usuario principiante empieza en esto de los simuladores de carreras con un conjunto de volante y pedales de gama baja, de esos que se acoplan de aquella manera a la mesa con una pinza. Esa experiencia define lo que ocurrirá en el futuro: si el jugador 'se pica' con el género, rápidamente advertirá que no es lo más cómodo ni preciso y, con el tiempo, irá viendo cómo actualizar su hardware para conseguir una simulación más decente. Hay un tiempo máximo que el principiante es capaz de soportar con el método de la pinza, y una vez cumplido ese tiempo se decide a comprar (o fabricarse) un stand y se convierte oficialmente en aficionado.
La adquisición de un stand o soporte que sujete firmemente volante y pedales y aguante la fuerza ejercida tanto por los motores como por el propio piloto cambia el juego definitivamente, pero el simracer exigente siempre querrá seguir recorriendo el camino de las actualizaciones y mejoras. Desde aquí, no hay vuelta atrás. Tampoco hay límites, salvo, claro está, los marcados por el presupuesto y el espacio disponibles.
Un usuario que se sienta a gusto con su set de volante y pedales y con el soporte que los ubica puede mantenerse en esa configuración durante años. Es la forma más discreta de pilotar, pues normalmente los soportes ofrecen soluciones plegables para guardar todos los trastos una vez terminado el día en las carreras. Ahora bien: ¿es esa silla que acercas al stand la más adecuada? ¿Queda la pantalla donde debería? ¿Dará el soporte la talla a la larga?
El piloto ambicioso que se empieza a hacer estas preguntas termina apuntando más alto, y es sabedor de que la mejor solución es hacerse con un cockpit de carreras completo. Los hay de distintos tamaños, complejidad, calidades y por supuesto precios, pero básicamente una cabina de este tipo hace las funciones de soporte de varios elementos y de asiento deslizable, y como ambos van conectados en la misma estructura, la rigidez suele ser superior. Por supuesto que desde aquí hay más opciones, como son la triple pantalla o los sistemas de movimiento, pero hoy nos vamos a detener en este punto, en la decisión de pasar de un stand básico a un cockpit completo, porque vamos a analizar el Next Level Racing GTtrack.
El fabricante australiano Next Level Racing lleva unos años haciendo mucho ruido en la comunidad simracing por la calidad de sus componentes o la versatilidad de sus soluciones. Aunque son más conocidos en el mercado americano, también están consiguiendo un golpe de efecto en Europa, donde parecía complicado salirse de marcas como PlaySeat. Nuestras sensaciones con la cabina GTtrack explican por qué el boca a oreja era tan bueno.
El NLR GTtrack es un cockpit completo que consta, a saber, de: asiento deslizable y reclinable con cinturones, soporte para volante ajustable en altura e inclinación, soporte para pedales también ajustable y soporte adicional para palanca de cambios y freno de mano, también ajustable. Además, como extras, el cockpit incluye un adaptador para Buttkicker Gamer 2 (un accesorio externo para aumentar la inmersión con vibraciones de sonidos graves bajo el asiento) y es compatible con la plataforma de movimiento V3 de Next Level Racing y con la Traction Plus (o con ambas combinadas). Quienes quieran dar estos pasos adicionales, deberán tenerlo en cuenta en un punto intermedio del montaje. Naturalmente, a este cockpit se pueden acoplar soportes de pantalla triple de esta u otras marcas, como el Free Standing Triple Monitor Stand de NLR. Y, por cierto, los amantes de los simuladores de vuelo también podéis aprovechar la cabina para montar los controles necesarios de, por ejemplo, Microsoft Flight Simulator.
El montaje de la cabina Next Level Racing GTtrack nos llevó entre dos y tres horas a dos personas. Aunque lo puede montar una sola persona, os recomendamos hacerlo entre dos, por velocidad y por los encajes más voluminosos (pensad que el solo transporte de la caja, de más de 50 kg, debe ser entre dos) . La presentación de los componentes es de primera, todos separados y protegidos; desde el asiento hasta el estuche con los tornillos y herramientas, pasando por todas las partes y vigas de acero al carbono.
La construcción en sí es sencilla y da poco lugar a errores. Nosotros seguimos tanto el libreto de instrucciones incluido como el vídeo de montaje oficial. Como única pega en este sentido, sería de agradecer contar con una guía de tallas de referencia durante el montaje, para ir encajando las partes en base a la estatura del usuario final. No cuesta mucho aflojar o desacoplar los componentes para fijarlos en su rango óptimo, pero siempre es mejor acertar el tiro de primeras. En nuestro caso, probamos el cockpit hasta cuatro personas con estaturas desde los 1,70 hasta los 1,90 metros y con brazos de longitud dispar, y tanta variación cambia lógicamente la posición de partida del asiento (aunque sea deslizable tiene sus máximos y mínimos), la altura del soporte del volante, así como la distancia de los pedales.
Dicho esto, es necesario que las partes queden completamente fijas, y para ello todo reajuste requiere sacar las llaves de la caja. Si los retoques en distancias e inclinaciones se efectuaran con palancas de presión, según nuestra experiencia con otros soportes acabarían cogiendo holgura y perdiendo fuerza, de modo que preferimos la solución de NLR en pos de la durabilidad, aunque cueste más encontrar el punto dulce. En este sentido, también es ideal y absolutamente recomendable la incorporación final de los largos tornillos de refuerzo de los pedales, un paso último que advertimos esencial al probar con fuerza los pedales invertidos de Fanatec 'a pelo', sin estos refuerzos (conforme se puede ver en el vídeo más arriba).
El peso sí que no es un problema para este cockpit de carreras. Una vez construido, el conjunto queda increíblemente robusto y no da sensación alguna de ceder, ni los elementos referidos al asiento del usuario, ni los que tienen que sujetar los periféricos. Esto se mantiene, sorprendentemente, cuando el set monta las ocho ruedas de tipo "Castor" para transportar fácilmente la cabina de una habitación a otra. Temíamos que tendríamos que apostar por las patas ajustables en altura para la máxima estabilidad, pero lo cierto es que, por ahora, la versatilidad que ofrecen las ruedas gana la partida y, una vez frenadas, junto al peso del usuario, quedan perfectamente fijadas. Evidentemente emplear las patas es lo suyo cuando el sistema queda instalado en un lugar permanente, o cuando se usan sistemas de movimiento.
El cambio de las sensaciones al volante (y pedales) es inmediato al contar con un cockpit en condiciones. Al venir de un stand "de tubos" que empezaba a sufrir el paso de los años y los meneos, notamos el salto en fiabilidad al instante (y en comodidad al no contar con un barrote entre las piernas). Para nuestras pruebas usamos un set de Fanatec ClubSport V2.5 con dos volantes distintos y el contundente conjunto de pedales Fanatec V3 Inverted, y las primeras carreras se las dedicamos a Assetto Corsa Competizione y al reciente WRC 9. Así pasamos de las enormes fuerzas cambiantes y transferencias de masas de los bólidos GT3 en el asfalto, a los implacables terrenos con acantilados del rally, y lo mejor, lo que hay que exigir al cockpit, es que los componentes no se movieron ni un ápice, incrementando el realismo, la inmersión y a fin de cuentas la diversión.
De hecho, el Next Level Racing GTtrack es tan robusto que no solo aguanta las inclemencias de nuestro sistema Fanatec de correa (o de cualquier otro volante de correa de Thrustmaster, Logitech y compañía, ya que incluye los patrones de atornillado estándar), sino que también es capaz de sujetar sin despeinarse motores de tracción directa como el Fanatec Podium DD2, que ya se ha convertido en la referencia direct drive en gama consumidor. Solo los soportes más firmes son aptos para resistir fuerzas de torsión de hasta 25 Nm, y el montaje rígido del NLR GTtrack lo convierte en una opción interesante de presente y futuro para quienes quieran dar el salto a los DD más adelante.
Detengámonos también en el asiento que viene de serie. Hemos visto que algunos usuarios prefieren cambiarlo por otro más grande o ancho (o de ángulo fijo, no reclinable para que no ceda), pero nosotros hemos tenido buen resultado pese a la corpulencia de alguno de los pilotos. En todo caso, es posible plantearse cabinas como el GTtrack como conjuntos de dos partes: el Wheel Stand DD por un lado y un add-on de asiento por otro, para luego atornillarlos y fijarlos como un cockpit completo. Aun así, el asiento del GTtrack cumple perfectamente. Es cómodo, sujeta bien el cuerpo y está muy bien acabado, lo que deja la sensación de que aguantará sudor, lágrimas y muchos deslizamientos 'arrastraculo' en su raíl durante años. También viene con dos cinturones verticales o arneses para aumentar la autenticidad, fabricados con componentes reales. No los necesitarás si no usas plataformas de movimiento (ni con ellas, sinceramente), pero es cierto que aumentan la sensación de inmersión, de ser uno con el cockpit. Como truco, si quieres que queden mejor ajustados, puedes cruzarlos por detrás del asiento al montarlos.
Ajustadas las distintas distancias e inclinaciones a la talla del usuario final, la postura de conducción en la cabina NLR GTtrack es óptima, mejor que en otros cockpit que hemos probado. El problema suele residir en que algunos productos están muy pensados (tumbados) para fórmula y quedan mal para juegos de GT, turismos o rally (o viceversa), pero Next Level Racing parece haber encontrado unas relaciones muy buenas independientemente del género, como es deseable para una estructura de estas características.
De hecho, el Next Level Racing GTtrack nos está dejando encantados, y no hay muchas alternativas ahí fuera que le puedan competir en su línea premium, a un precio recomendado de 799 euros. Si eres un amante del simracing que ha decidido dar el salto de un stand con silla aparte a un cockpit completo, y si tienes el espacio para instalarlo o almacenarlo, te lo recomendamos encarecidamente. Su montaje es lógico y sencillo, y una vez construido no sacrifica rigidez bajo ningún concepto, como debe ser. Su experiencia de pilotaje es magnífica, funciona perfectamente incluso con las ruedas de transporte, es generoso en configuraciones posibles y piensa en el futuro reforzando los pedales y admitiendo tanto tracción directa como plataformas de movimiento. ¿Qué más se le puede pedir?