En Rusia, un número creciente de activistas políticos y disidentes están siendo enviados a instituciones psiquiátricas bajo dudosas alegaciones de enfermedad mental, una práctica que recuerda a la psiquiatría punitiva de la era soviética.
Según diversas organizaciones de derechos humanos y abogados (vía Reuters), esta tendencia se ha intensificado desde la invasión a gran escala de Ucrania. Entre los casos destacados se encuentran los de personas como Yekaterina Fatyanova, periodista enviada a un hospital psiquiátrico tras publicar un artículo crítico con la guerra.
Estas personas, a menudo acusadas de difundir sentimientos contrarios al gobierno o de criticar el conflicto, son sometidas a tratamientos duros y degradantes, como reconocimientos médicos forzosos. Los defensores de los derechos argumentan que estas prácticas no sólo pretenden silenciar a la oposición, sino que también sirven como forma de aislamiento social y castigo por alzar la voz.
En muchos casos, el diagnóstico de enfermedad mental se utiliza como herramienta para socavar la credibilidad de estas personas, aislándolas aún más del público. Por ahora, queda por ver si surgirán más detalles sobre el resurgimiento de la psiquiatría punitiva en Rusia.