La gente se abstiene de consumir productos de origen animal por varias razones, tanto éticas como relacionadas con la salud, ecológicas, espirituales, religiosas o incluso socioeconómicas. De hecho, según The Vegan Society (algo así como "la sociedad vegana" en español), fundada en Reino Unido, la demanda de alimentos que no contienen carne aumentó un 987 % en 2017. Además, en los cinco años que transcurrieron desde 2012 hasta 2017, las búsquedas de Google sobre el veganismo se multiplicaron por cuatro. El interés actual por esta tendencia es casi tres veces mayor que el que suscitan las dietas vegetarianas o sin gluten, a pesar de que, no hace tanto, parecía que solo un grupo reducido de personas adoptaban este modo de vida tan radical.
Esta moda de vivir sin hacer uso de productos de origen animal también está impregnando poco a poco el mundo de los videojuegos, desde los juegos de aventuras narrativos hasta los títulos de supervivencia más épicos, en los que sobrevivir y seguir adelante es un desafío en sí mismo y matar fauna salvaje es una parte fundamental de la experiencia. Dicho esto, algunas obras, como Mutazione o The Forest, ofrecen logros y trofeos a todos los jugadores que completen historias concretas sin ingerir carne o cualquier otro producto derivado (a pesar de que estos dos títulos pertenecen a géneros muy diferentes). Algunos juegos, como por ejemplo Abzû, dejan mucho más margen a la interpretación.
En primer lugar, el juego de Giant Squid Studios es, sobre todo, una obra de exploración de la naturaleza excelente, en la que el jugador dedica la mayor parte de su tiempo a descubrir y observar el mundo submarino, rodeado por un montón de criaturas marinas. El título se caracteriza por una atmósfera tranquila y no mete nada de prisa al jugador, dejándonos a nuestro aire para que nos adentremos en este escenario virtual del fondo oceánico tan maravilloso y admiremos la naturaleza en todo su esplendor.
En definitiva, Abzû pretende transmitir un mensaje: el hombre es un ser insignificante. La vida silvestre y la naturaleza es muy hermosa, pero también puede ser aterradora. El juego intenta despertar el interés en los usuarios y fomentar su respeto por el medioambiente. La verdad, independientemente de que comamos carne o no, todos podemos disfrutar de esta aventura tan pacífica y pasar tiempo en este entorno inspirado en la naturaleza.
Tanto Mutazione como Abzû cuentan una historia corta, relajante y pausada sobre la vida, ya sea humana o de otro tipo. Por medio de la trama y del relato, ambos juegos exploran temas e ideas que parecen tener éxito al conectar con la mentalidad vegana, incluso más que con la experiencia de juego.
Por otra parte, The Legend of Zelda: Breath of the Wild y State of Decay demuestran que incluso los aspectos de supervivencia de la dinámica de juego pueden transmitir los beneficios del estilo de vida vegano. Al contrario que en el sistema de cocina de Don't Starve, en el que la carne es necesaria para mantener una alimentación adecuada y un estado de salud mental saludable, en la última entrega de Zelda, Link obtiene bonificaciones si come recetas hechas con durián vivaz (casi veinte corazones más de vida), plátano (le concede mucha fuerza) o diferentes variedades de setas (otorga bonus altos de defensa y de otros atributos, así como diferentes tipos de resistencia), mientras que los platos con carne (ya sean de ave, de caza o pescado) no aportan ninguna bonificación.
Las mecánicas de juego de State of Decay son todavía más interesantes. En este survival de aventura con zombis, exclusivo para PC y Xbox, los jugadores pueden interactuar con una comunidad de supervivientes veganos. Los asesinos veganos de zombis no solo comen menos que el resto, sino que su moral aumenta drásticamente gracias a mejoras en la cocina de sus viviendas. Poco después, apostar por supervivientes veganos ayuda a mantener a la comunidad contenta con menor coste, lanzando indirectas sobre los beneficios ecológicos y económicos del veganismo.
Hay que decir que explorar la temática vegana o vegetariana en los videojuegos no es necesariamente una invención de los estudios de la década pasada. Oddworld: Abe's Oddysee, el querido plataformas aventurero de 1997, cuenta la historia del héroe que da nombre al juego, Abe, de una raza esclavizada, la Mudokon, que intenta liberar a sus amigos para que sus señores no los conviertan en comida. Abe's Oddysee es una crítica no solo al carnivorismo, sino también a la explotación, al capitalismo y a otras formas mediante las que la codicia puede destruir el medioambiente.
Otra cuestión que es interesante analizar es si el hecho de que haya jugadores veganos influye en la creación de los videojuegos, de forma que los estudios decidan incluir en sus productos elementos afines al estilo de vida de estas personas. Cuando exploramos el mundo de un videojuego, hacemos un montón de cosas que no haríamos en la vida real, como robar, esclavizar, cometer genocidios o participar en aventuras eróticas sin compromiso. Por tanto, debemos asumir que los veganos matan animales en los juegos, al igual que lo hacen con cualquier enemigo de aspecto humano (cuando es necesario, como por ejemplo en Assassin's Creed y Far Cry cuando los productos derivados de animales se utilizan para crear objetos clave que tienen un impacto directo en la experiencia de juego).
Sin embargo, esto no suele ser tan necesario. Matar animales y personajes aleatorios se considera, a menudo, un acto lamentable, y suele tener consecuencias establecidas por la propia codificación del juego. Molestar a una gallina (perdón, cuco) en The Legend of Zelda provoca que una bandada de colegas enfadadas ataque a Link. Si dejamos a Geralt de Rivia matar a todas las vacas que quiera en The Witcher 3, el jugador tendrá que enfrentarse a un demonio inmortal. Como curiosidad, en este caso en concreto, la aparición del monstruo no tenía nada que ver con la moral, sino que era más bien una cuestión de necesidad; CD Projekt Red introdujo este demonio protector de vacas mediante una actualización para que los jugadores dejasen de colapsar el juego vendiendo cantidades industriales de piel, carne y leche de las vacas a las que estaban masacrando. Un reflejo, sin querer queriendo, de lo que ocurre en el mundo real.
Ya sean las restricciones impuestas por The Witcher 3 o la exploración pacífica que ofrece Abzû, estos juegos tienen en común que, de una forma u otra, nos muestran cómo los humanos explotamos en exceso la naturaleza y los animales por medio de interacciones con el juego. En general, no tenemos que enfrentarnos a la decisión de comer carne o no, sino más bien al consumismo de este producto de origen animal y al exceso en todas sus formas. No importa cuál sea tu postura respecto al veganismo, estos fenómenos son algo sobre lo que merece la pena reflexionar.
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