Con el telón de fondo del rugido de los aviones de combate en la base aérea de Luxeuil-Saint-Sauveur, en el este de Francia, el presidente Emmanuel Macron anunció el martes un aumento significativo de los pedidos de aviones de guerra Rafale del país.
Ante una flota de Rafales y Mirage 2000 fabricados por Dassault, Macron subrayó la necesidad de que Europa refuerce sus capacidades de defensa independientemente de la tecnología estadounidense.
La medida se produce cuando Francia intenta posicionar el Rafale, un caza polivalente y versátil, como una alternativa viable al F-35 de Lockheed Martin, que ha dominado las adquisiciones europeas de defensa en los últimos años.
El anuncio de Macron se alinea con su visión más amplia de la autonomía estratégica europea, especialmente a la luz de la cambiante dinámica transatlántica bajo la nueva administración estadounidense.
Dado que Francia tiene previsto encargar 42 Rafale más en 2025, la apuesta por los sistemas de defensa de fabricación europea, como el Rafale y el sistema de defensa antiaérea SAMP/T, está ganando terreno, alejándose de los sistemas de defensa de fabricación estadounidense.
Sin embargo, siguen existiendo desafíos, ya que muchos aliados de la OTAN siguen apostando por el hardware estadounidense por su avanzada tecnología e interoperabilidad. Por ahora, queda por ver cómo se desarrollará la situación.