Bajo la sombra de un sol poniente, miles de manifestantes se reunieron el martes, alzando sus voces al unísono contra una ley que amenaza con silenciar la expresión de la diversidad que ha florecido desde 1997, cuando las banderas arco iris iluminaron por primera vez las calles de la ciudad.
El miércoles se firmó la ley que prohíbe las marchas del Orgullo LGBTQ+. La ley, que pretende proteger a los niños de influencias nocivas, también otorga a la policía autoridad para utilizar tecnología de reconocimiento facial para identificar y multar a los participantes.
A pesar de la condena generalizada, el gobierno se ha reafirmado en su postura, tensando aún más su relación con las instituciones de la Unión Europea. Sin embargo, algunos organizadores del Orgullo siguen desafiantes y prometen seguir adelante con la marcha de este año, que se celebrará en junio.