5. The Elder Scrolls Online
Nos encanta el universo The Elder Scrolls. Hemos pasado incontables horas en sus distintos capítulos, y teniendo en cuenta lo que disfrutamos de Oblivion y Skyrim, y el potencial que tenía este proyecto TESO, estábamos loquitos por compartir ese universo en línea por las tierras de Tamriel. Cruzábamos los dedos porque fuera por un lado una buena adaptación al género MMORPG, y por otro un innovador y refrescante nuevo exponente del mismo.
Sin embargo, todas esas esperanzas quedaron rotas cuando el juego llegó al mercado... a medio terminar. La calidad es increíblemente irregular, la historia está muy mal llevada, existen zonas demasiado aburridas o pesadas y la experiencia no es para nada comparable con la de los juegos en solitario... ni se trata de un MMO con mayor atractivo que tantos otros. Tristemente, nos extraña que se les haya 'olvidado' completar y lanzar la versión para consolas.
4. Assassin's Creed: Unity
Ridículos 'bugs' gráficos de todo tipo y una adaptación a PC que dejaba a máquinas de ultimísima generación como si fueran mediocres. El pulido de Unity ha dejado mucho que desear y Ubisoft lleva intentando arreglarlo mediante diversos (enormes) parches post-lanzamiento, y eso que sólo ha salido para tres sistemas. Los micropagos de dudosa ética se suman a este despropósito.
Para más inri, aparte de convertirse en el máximo representante de los lanzamientos-fracaso este año junto a nuestro segundo clasificado, AC:U no sólo ha decepcionado por salir a medias. Su otro grave problema ha sido la falta de frescura e innovación, el arrastrar pesados lastres del pasado y la incapacidad de presentarse realmente como un Assassin's de nueva generación.
3. Castlevania: Lords of Shadow 2
Ya sea por culpa de la promoción exagerada, de las prisas ante la fecha de lanzamiento (increíbles tras varios retrasos) o del bajón respecto a las contadas secciones prometedoras mostradas en eventos pre-lanzamiento, la aventura final de Drácula no cubrió por desgracia las expectativas creadas.
A nuestro analista le gustó, y hubo fans acérrimos de la sub-serie de Mercury Steam que lo disfrutaron, pero lo cierto es que la esencia del primero se perdió, la enorme ambición del estudio en este proyecto se les fue de las manos y el batiburrillo de secciones irregulares supuso un cierre decepcionante, y no el final épico que todos deseábamos recordar a estas alturas del año.
2. DriveClub
Es otro caso Assassin's Creed: Unity. El paralelismo, pese a la diferencia de géneros, es sorprendente, si bien sorprende al tratarse de un proyecto destinado únicamente a una plataforma (PS4) y que llega prácticamente con un año de retraso.
Por lo tanto, hablamos no solo de un desastroso lanzamiento repleto de errores que directamente fastidió la experiencia o la dejó incompleta, sino también de un juego en sí incapaz de ser el innovador complemento de Gran Turismo para los jugadores de PlayStation. Su aspecto visual puede sorprender, pero su manejo es plano, sus posibilidades se quedan cortas, su modo principal no tiene gancho y su garaje también salió a medias. Otra pena que debe seguir mejorando en 2015.
1. Dungeon Keeper
Ya tenemos algunas canas los que disfrutamos del clásico de Bullfrog y Peter Molyneux en los 90, y ya las teníamos hace un año cuando esperábamos impacientes la llegada del Dungeon Keeper moderno a nuestras flamantes tablets, en el primer mes del año que ahora termina. Pues bien, esa llegada no sólo supuso una enorme decepción, sino también todo un insulto a las prácticas éticas en el sector.
La genial idea de convertirte en el malo malísimo para hacer la puñeta a los héroes en las mazmorras sigue ahí, pero todo lo demás está ideado para sacar dinero de la forma más ruin que hayamos visto en un juego modelo free-to-play: o esperas un montón de tiempo sin hacer nada o pagas para matar tu impaciencia. Y encima esta práctica boba no te lleva a ningún lado: todo lo que nos conquistó del original ha sido pisoteado y desterrado. El anti-juego del año.