La Marina Real del Reino Unido se vio inmersa en una búsqueda inútil, o más bien de ballenas, tras detectar misteriosos sonidos submarinos cerca de su base de submarinos nucleares. La alarma saltó cuando los oficiales sospecharon que submarinos teledirigidos rusos podrían estar colocando dispositivos para espiar a los buques más secretos de Gran Bretaña. Pero tras una investigación urgente, un oficial naval confirmó a The Sun que la amenaza era algo mucho menos siniestro: una ballena que se tiraba pedos. En un principio, los analistas confundieron el sonido con tecnología avanzada fabricada por el hombre, pero análisis posteriores revelaron al ruidoso culpable de la naturaleza. El incidente pone de relieve la sensibilidad con que la tecnología militar puede malinterpretar las peculiaridades del mundo submarino, demostrando que incluso las defensas mejor preparadas a veces se dejan engañar por las cosas más inesperadas.
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